El movimiento c¨ªvico que planta cara a Lukashenko
La oposici¨®n bielorrusa defiende que las protestas por la democracia no son antirrusas ni a favor de la UE
Mientras el Parlamento Europeo anunciaba el premio S¨¢jarov para la oposici¨®n bielorrusa, el presidente Aleksandr Lukashenko recib¨ªa en Minsk con sonrisas y apretones de manos al jefe de la inteligencia exterior de Rusia, Sergu¨¦i Naryshkin. Ante el jefe de los esp¨ªas exteriores rusos, Lukashenko insisti¨® este jueves en que un complot de Occidente para desalojarle del poder alimenta las protestas sociales, que suman su 75? d¨ªa. ¡°Es obvio¡±, asinti¨® Naryshkin, ¡°vemos el deseo...
Mientras el Parlamento Europeo anunciaba el premio S¨¢jarov para la oposici¨®n bielorrusa, el presidente Aleksandr Lukashenko recib¨ªa en Minsk con sonrisas y apretones de manos al jefe de la inteligencia exterior de Rusia, Sergu¨¦i Naryshkin. Ante el jefe de los esp¨ªas exteriores rusos, Lukashenko insisti¨® este jueves en que un complot de Occidente para desalojarle del poder alimenta las protestas sociales, que suman su 75? d¨ªa. ¡°Es obvio¡±, asinti¨® Naryshkin, ¡°vemos el deseo de cambiar el sistema existente utilizando m¨¦todos inconstitucionales¡±.
El destacado galard¨®n de derechos humanos de la Euroc¨¢mara puede ser otro espaldarazo para el movimiento c¨ªvico por la democracia y contra el fraude electoral en la antigua rep¨²blica sovi¨¦tica. Sin embargo, el l¨ªder autoritario podr¨ªa utilizarlo tambi¨¦n como otro de sus puntos de apoyo en su discurso sobre la injerencia extranjera. La oposici¨®n bielorrusa ha mantenido desde el principio de las hist¨®ricas manifestaciones un estudiado equilibrio: las reclamaciones democr¨¢ticas no son antirrusas y las protestas no son proeuropeas; las movilizaciones sociales son un asunto bielorruso. Una forma de reclamar su propia voz, pero tambi¨¦n de evitar una posible intervenci¨®n de Mosc¨² en apoyo a su estrat¨¦gico aliado.
La l¨ªder opositora Svetlana Tijan¨®vskaya, que se ha reunido con el presidente franc¨¦s, Emmanuel Macron y con la canciller alemana, Angela Merkel, tambi¨¦n se ha mostrado dispuesta a hacerlo con las autoridades rusas, aunque el Kremlin, que apoya a Lukashenko, ha puesto a la antigua profesora de ingl¨¦s en sus listas de busca y captura.
¡°Las movilizaciones son para combatir la dictadura, para luchar por los derechos humanos. Es nuestra propia lucha por la libertad, contra la dictadura, por los derechos humanos¡±, se?ala por tel¨¦fono desde Minsk Tania Marinich, una de las 40 personas que forman el n¨²cleo Consejo de Coordinaci¨®n de la perseguida oposici¨®n, que se han organizado de tal forma que los puestos de los arrestados ¨Cexcepto la c¨²pula¡ª se suplen inmediatamente para que los trabajos para fomentar una transici¨®n pac¨ªfica no se vean interrumpidos por el acoso de las autoridades. ¡°El Premio S¨¢jarov es enorme para nosotros, para toda la sociedad bielorrusa, porque significa que se escucha nuestra voz internacionalmente, que nuestra lucha por la libertad va por el buen camino¡±, dice Marininich, emprendedora y presidenta de la comisi¨®n de tecnolog¨ªa y negocios del consejo opositor.
Las represalias de las autoridades bielorrusas contra los cr¨ªticos a Lukashenko son cada vez m¨¢s agudas. Pero tambi¨¦n son cada vez m¨¢s variadas las movilizaciones contra el l¨ªder autoritario en Bielorrusia (9,5 millones de habitantes). El mi¨¦rcoles, los antidisturbios utilizaron granadas aturdidoras y gas pimienta contra los participantes de una manifestaci¨®n de pensionistas contra Lukashenko y, este jueves, decenas de personas con discapacidad se han manifestado por las calles de la capital bielorrusa para exigir democracia y el fin de la violencia policial. Hace unos d¨ªas, una larga lista de destacados atletas bielorrusos se sum¨® a las movilizaciones. Pero Lukashenko mantiene por ahora el apoyo del Ej¨¦rcito y del aparato de seguridad sobre el que ha construido su r¨¦gimen y est¨¢ tratando de ganar tiempo dise?ando una reforma constitucional.
Hace unos d¨ªas, Tijan¨®vskaya le dio otro ultim¨¢tum: o dimite y se dispone a aceptar nuevas elecciones o convocar¨¢ una huelga general. El plazo se cumple el domingo, pero no parece que la amenaza de la opositora vaya a alterar al hombre que ha gobernado con pu?o de hierro Bielorrusia durante 26 a?os.