El Senado rechaza el alegato de inconstitucionalidad de Trump y aprueba seguir adelante con el juicio
La C¨¢mara alta permite que prosiga el ¡®impeachment¡¯ por 56 a 44 votos. La votaci¨®n indica que dif¨ªcilmente el expresidente ser¨¢ condenado, ya que se requiere una mayor¨ªa de dos tercios
Estados Unidos ha abierto este martes otro periodo excepcional en su historia al comenzar en el Senado el segundo juicio por el impeachment de Donald Trump. Un a?o despu¨¦s de que fuera absuelto de los cargos de abuso de poder y obstrucci¨®n al Congreso, el Senado deber¨¢ decidir, por mayor¨ªa cualificada de dos tercios, si condena al ya expresidente por incitaci¨®n a la insurrecci¨®n, tras el asalto violento a este mismo Capitolio el pasado 6 de ener...
Estados Unidos ha abierto este martes otro periodo excepcional en su historia al comenzar en el Senado el segundo juicio por el impeachment de Donald Trump. Un a?o despu¨¦s de que fuera absuelto de los cargos de abuso de poder y obstrucci¨®n al Congreso, el Senado deber¨¢ decidir, por mayor¨ªa cualificada de dos tercios, si condena al ya expresidente por incitaci¨®n a la insurrecci¨®n, tras el asalto violento a este mismo Capitolio el pasado 6 de enero. Se trata, seg¨²n dijo al abrir la sesi¨®n el l¨ªder de la mayor¨ªa dem¨®crata, Chuck Schumer, de ¡°la acusaci¨®n m¨¢s grave presentada nunca contra un presidente en la historia de Estados Unidos¡±.
La primera jornada ha estado dedicada a decidir sobre la constitucionalidad de celebrar un juicio por el impeachment de un presidente cuando este ya ha abandonado el cargo. Tras cuatro horas de debate, el Senado ha decidido proceder con el juicio, rechazando el argumento de la defensa de que el proceso es inconstitucional. Pero la votaci¨®n, de 56 contra 44, en la que solo seis senadores republicanos han votado por proceder, anticipa lo dif¨ªcil que ser¨¢ para los dem¨®cratas conseguir, al final del juicio, los 17 votos republicanos que les dar¨ªan la mayor¨ªa cualificada para condenar a Trump.
Donald Trump juzgado por segunda vez. La historia se repite, pero las profundas diferencias respecto al a?o pasado eran evidentes desde antes incluso de que se abriera la sesi¨®n a primera hora de la tarde. El juicio arranca en un Congreso herido. Los senadores, muchos de ellos testigos del ataque y convertidos en miembros del jurado, llegaban al pleno por los mismos pasillos donde hace un mes se hicieron fuertes los extremistas sublevados. Los centenares de soldados, las vallas y alambradas que rodean el Capitolio son un doloroso recordatorio de la violencia extremista que est¨¢ en el origen de este segundo juicio y que se rememor¨® en un estremecedor v¨ªdeo al comienzo de la sesi¨®n.
El ambiente de absoluta excepcionalidad es la gran diferencia entre los dos juicios, pero no la ¨²nica. Ahora Mitch McConnell, quien fuera poderoso amo de una c¨¢mara cuya mayor¨ªa control¨® durante los ¨²ltimos seis a?os, entr¨® a la sala como l¨ªder de la minor¨ªa. Hoy son los dem¨®cratas los que marcan las reglas de juego. Pero, con 50 senadores y el voto de desempate de la vicepresidenta Harris, siguen teniendo tan dif¨ªcil como hace un a?o alcanzar la mayor¨ªa cualificada de dos tercios que necesitar¨ªan para condenar a Trump.
Las m¨¢scaras de los senadores, y el hecho de que estos pudieran ausentarse de sus pupitres al contrario que en el primer juicio, recordaban la terrible pandemia que sigue golpeando al pa¨ªs. Algo que los republicanos utilizar¨¢n para defender que es innecesario y revanchista, en medio de una crisis que reclama atenci¨®n urgente, enjuiciar a quien ya no puede ser destituido.
Ese era el primer tema que han tenido que valorar los senadores: si es o no constitucional someter a juicio en el Senado a una persona sobre la que pesa un impeachment, pero que ya no ostenta cargo p¨²blico alguno. La C¨¢mara de Representantes aprob¨® el 13 de enero el impeachment del entonces presidente Donald Trump por un ¨²nico cargo de ¡°incitaci¨®n a la insurrecci¨®n¡±, art¨ªculo que remiti¨® al Senado ocho d¨ªas despu¨¦s, activando la segunda parte del proceso, que arranc¨® este martes: el juicio por su destituci¨®n.
El problema es que ya no hay acusado a quien destituir porque Trump, desde el 20 de enero, ya no es presidente. Algo que convierte este juicio en excepcional y que ofrec¨ªa una v¨ªa a los republicanos para tratar de evitar que se celebrara. Al d¨ªa siguiente de recibir el impeachment, 45 de los 50 senadores republicanos votaron a favor de desestimar el juicio por inconstitucional. Una postura que ha sido desde entonces desafiada por influyentes figuras vinculadas al Partido Republicano. El domingo, en un art¨ªculo de opini¨®n en The Wall Street Journal citado reiteradamente en la sesi¨®n de este martes, el respetado abogado constitucionalista Charles Cooper, conservador, pidi¨® a los senadores republicanos que reconsideraran su postura, pues las alegaciones de inconstitucionalidad son infundadas. Considera Cooper que sugerir que el Senado no puede juzgar y condenar a expresidentes ¡°desaf¨ªa la l¨®gica¡±. La Constituci¨®n da a la C¨¢mara alta, defiende el abogado, el poder de impedir que los funcionarios condenados puedan volver a ocupar un cargo p¨²blico.
¡°Nuestro caso est¨¢ basado en hechos fr¨ªos y claros. Quieren evitar que el Senado escuche siquiera esos hechos¡±, lament¨® en su primera intervenci¨®n Jamie Raskin, congresista por Maryland al frente de los gestores del impeachment, el equipo de legisladores enviado por la C¨¢mara baja para ejercer de acusaci¨®n. Lo que cuestiona la constitucionalidad, defendi¨® Raskin, es que ¡°si un presidente comete un delito en los ¨²ltimos d¨ªas de su mandato lo hace con impunidad constitucional¡±.
Raskin alert¨® contra lo que constituir¨ªa ¡°la excepci¨®n de enero a la Constituci¨®n de Estados Unidos¡±, en referencia al mes en que se producen los relevos en la Casa Blanca. ¡°Ser¨ªa una invitaci¨®n al presidente a hacer lo que quiera cuando se debe marchar, lo que incluye cerrar la puerta por la que debe salir. La excepci¨®n de enero es una invitaci¨®n a las peores pesadillas de los padres fundadores¡±, argument¨®.
El congresista concluy¨® con una emocionante exposici¨®n sobre su propia experiencia el d¨ªa del asalto, oculto y aterrado en el interior del Capitolio, adonde hab¨ªa acudido con su familia, un d¨ªa despu¨¦s de enterrar a uno de sus hijos. ¡°Este juicio debe recordar a Estados Unidos cu¨¢n personal es la democracia para cada uno de nosotros¡±, dijo.
El debate sobre la constitucionalidad del juicio permit¨ªa a los senadores republicanos tratar de desviar la atenci¨®n hacia los aspectos procedimentales, evitando as¨ª la m¨¢s delicada decisi¨®n de convalidar o repudiar el comportamiento de Trump. Constituyan o no sus acciones los ¡°delitos o faltas graves¡± que la Constituci¨®n establece que merecen la destituci¨®n, defend¨ªan los senadores republicanos, el Senado no puede juzgarlo porque la misma Constituci¨®n no permite juzgar a un expresidente por impeachment. Se trataba de una postura m¨¢s pol¨ªtica que legal. Una opini¨®n basada, m¨¢s que en un estudio a fondo de los argumentos legales, en la b¨²squeda de una v¨ªa de escape para eludir lo que llevan eludiendo desde el cambio en la Casa Blanca: pronunciarse p¨²blicamente sobre el extremismo que rodea a Trump y que, todav¨ªa hoy, constituye una parte significativa de las bases republicanas a las que, por su propio inter¨¦s electoral, no les conviene enfrentarse.
Por eso los dem¨®cratas han querido dedicar la primera jornada al debate de la constitucionalidad. Dejar zanjado desde el primer d¨ªa el tema procedimental, para que los senadores republicanos no tengan m¨¢s remedio que centrarse, a partir de este mi¨¦rcoles, en el fondo de las acusaciones hacia el expresidente. En determinar si Trump incit¨® el mortal asalto al Capitolio el pasado 6 de enero para revertir el resultado electoral, en lo que la acusaci¨®n considera ¡°el m¨¢s grave delito constitucional¡±.
¡°Los presidentes no pueden inflamar la insurrecci¨®n en su ¨²ltima semana de mandato y despu¨¦s irse tranquilamente. Tienen ustedes que permitir que le juzguemos¡±, pidi¨® a los republicanos el congresista Joe Neguse, otro de los gestores del impeachment.
¡°El Senado carece de jurisdicci¨®n sobre el 45? presidente porque este no ostenta cargo p¨²blico alguno del que pueda ser destituido, lo cual convierte el impeachment en irrelevante¡±, defienden, por su parte, los abogados de Trump, Bruce Castor Jr. y David Schoen, en un escrito remitido a los gestores de la C¨¢mara de Representantes que desempe?an el papel de acusaci¨®n en el Senado.
¡°Esto no va de Trump, sino de la Constituci¨®n¡±, ha dicho Schoen, en nombre de la defensa, en su primer turno de exposici¨®n. ¡°Esto trata sobre el abuso del impeachment para obtener un beneficio pol¨ªtico¡±, ha a?adido.
Castor ha querido alertar sobre el peligro de convertir en casi cotidiano un proceso pensado para ser excepcional. ¡°La mayor¨ªa de nosotros hemos vivido tres impeachments¡±, ha recordado, sumando el de Bill Clinton (1999) y el primero a Trump (2020) al que ahora les ocupa. ¡°El p¨¦ndulo pol¨ªtico cambiar¨¢ alg¨²n d¨ªa¡±, ha advertido a los dem¨®cratas, sugiriendo que los republicanos podr¨ªan buscar venganza cuando regresen al poder. El letrado ha dedicado buena parte de su intervenci¨®n a argumentar por qu¨¦ los senadores deber¨ªan votar por exonerar a Trump, lo que en realidad es el tema que ocupar¨¢ a la C¨¢mara a partir del mi¨¦rcoles.
La supuesta inconstitucionalidad del juicio, que qued¨® descartada este martes, era el primer argumento de la defensa, seg¨²n los documentos que ha hecho p¨²blicos. El segundo es que el discurso que Trump dirigi¨® a sus seguidores el 6 de enero, invit¨¢ndoles a marchar hacia el Capitolio y urgi¨¦ndoles a ¡°pelear como el demonio¡± est¨¢ amparado por la primera enmienda, que protege la libertad de expresi¨®n. El tercer argumento de la defensa es que lo que persiguen los dem¨®cratas es orquestar un ¡°teatro pol¨ªtico¡±. Una funci¨®n, en todo caso, que se prev¨¦ corta, rodeada de excepcionalidad, y cuyo primer acto acaba de comenzar.