Un polvor¨ªn llamado Colombia
Los altos ¨ªndices de violencia, el choque por la independencia judicial, la falta de avances en la implementaci¨®n del proceso de paz se topan este a?o con un proceso electoral que marca ya la vida pol¨ªtica y p¨²blica del pa¨ªs
Decir que en los ¨²ltimos a?os ha habido algo parecido a una calma chicha en Colombia puede resultar equ¨ªvoco. Los altos ¨ªndices de violencia, el choque por la independencia judicial, la falta de avances en la implementaci¨®n del proceso de paz dar¨ªan al traste con cualquier razonamiento sobre una hipot¨¦tica tranquilidad. El problema es que a todo ello, a d¨ªa de hoy, se le ha a?adido m¨¢s incertidumbre si cabe: la sanitaria, derivada de la pandemia, desde luego; pero tambi¨¦n econ¨®mica, con un incremento de la miseria alarmante y un problema de caja tenaz. Todo ello, amplificado por las elecciones...
Decir que en los ¨²ltimos a?os ha habido algo parecido a una calma chicha en Colombia puede resultar equ¨ªvoco. Los altos ¨ªndices de violencia, el choque por la independencia judicial, la falta de avances en la implementaci¨®n del proceso de paz dar¨ªan al traste con cualquier razonamiento sobre una hipot¨¦tica tranquilidad. El problema es que a todo ello, a d¨ªa de hoy, se le ha a?adido m¨¢s incertidumbre si cabe: la sanitaria, derivada de la pandemia, desde luego; pero tambi¨¦n econ¨®mica, con un incremento de la miseria alarmante y un problema de caja tenaz. Todo ello, amplificado por las elecciones de 2022, vuelve a situar a Colombia en un momento que suele ser recurrente en su historia, cuando todo parece estar a punto de saltar por los aires¡ y termina por apaciguarse. La tensi¨®n se palpa en el ambiente, tambi¨¦n en las conversaciones, como las mantenidas recientemente con una serie de altos dirigentes pol¨ªticos y analistas que dan pie a una serie de claves para vislumbrar el incierto pr¨®ximo a?o.
(Casi) todos contra Petro. Las elecciones del pr¨®ximo a?o permean ya cualquier aspecto y decisi¨®n de la vida p¨²blica colombiana. Si en cualquier otro lugar del mundo el dibujo de los posibles candidatos estar¨ªa definido a estas alturas, elaborar un diagrama en Colombia resulta quim¨¦rico, toda vez que el enrevesado proceso de consultas en los partidos puede elevar a cerca de una veintena los aspirantes, que terminar¨¢ por reducirse a no m¨¢s de cinco con posibilidades en la primera vuelta, prevista para mayo de 2022, dos meses despu¨¦s de las elecciones al Congreso. Lo ¨²nico claro, se hable de derecha a izquierda, es que Gustavo Petro es el rival a batir. El exalcalde de Bogot¨¢, exguerillero del M19, ha emprendido un viraje al pragmatismo semejante al que aup¨® a Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador al poder en M¨¦xico en 2018, atrayendo pol¨ªticos de todos los colores pero, ante todo, con poderosas redes clientelares y tratando de espantar el miedo que para muchos sectores, principalmente econ¨®micos, supondr¨ªa el primer presidente de izquierda de la historia de Colombia.
En el centro progresista, la apuesta del exalcalde de Medell¨ªn Sergio Fajardo, en un nuevo intento por lograr la presidencia, se revela tan certera como la cantidad de peros que afloran cada vez asoma su nombre. Las expectativas que genera que el exministro de Salud Alejandro Gaviria se lance a la contienda son tantas como los desaf¨ªos que tiene por delante: convencerse de su decisi¨®n; despu¨¦s, sumar la estructura de partidos como Liberal o el Verde, a costa de un alto precio en su campa?a. Del lado conservador, se antoja una gran alianza sin que est¨¦ claro el peso que pueda tener el candidato del Centro Democr¨¢tico, el partido en el poder, la formaci¨®n que lidera con mano de hierro el expresidente ?lvaro Uribe.
Lentitud en el plan de vacunaci¨®n. Como la mayor¨ªa de pa¨ªses latinoamericanos, con la excepci¨®n de Chile, Colombia sufre un rezago considerable tanto en la llegada como en la aplicaci¨®n de vacunas contra la covid. Lejos de clamar contra los pa¨ªses m¨¢s desarrollados o la industria farmac¨¦utica, el presidente Iv¨¢n Duque muestra un mensaje optimista que choca con los datos. Esta semana super¨® la simb¨®lica barrera del mill¨®n de vacunados, unas 2 dosis por cada 100 habitantes, la mitad aproximadamente que M¨¦xico, por ejemplo, aunque con un ritmo m¨¢s r¨¢pido ya que comenz¨® m¨¢s tarde a aplicar las dosis. Para vacunar al 70% de la poblaci¨®n antes de final de a?o, objetivo que las autoridades se marcaron, deber¨¢ aplicar unas 200.000 vacunas diarias: hasta ahora, el d¨ªa que m¨¢s se han inyectado han sido 109.000 y esta ¨²ltima semana las dosis diarias han sido de, aproximadamente, 50.000.
Una reforma tributaria, camuflada de social. Colombia ser¨¢ el primer pa¨ªs de la regi¨®n -a buen seguro le seguir¨¢n muchos m¨¢s- que implemente una reforma tributaria, tan necesaria como tard¨ªa para muchos; un dique de contenci¨®n con los mercados de cara a mantener el grado de inversi¨®n y otra mecha para el hartazgo ciudadano, de ah¨ª que el concepto de tributaria espante al Ejecutivo, que se esfuerza en denominar de ¡°social¡±. Lo cierto es que para que las ayudas que prev¨¦ el Gobierno lleguen a los ciudadanos se requiere de dinero y ahora hay un 40% de productos que est¨¢n exentos de IVA. El presidente, Iv¨¢n Duque, insiste en que no se gravar¨¢n los alimentos del consumo diario, pero no termina de dar una explicaci¨®n fehaciente a las dudas que genera la reforma que, a todas luces, chocar¨¢ con un Congreso sumergido en el proceso electoral.
Tensi¨®n en las calles. Una de las frases m¨¢s recurrentes en cualquier conversaci¨®n es que ¡°aqu¨ª va a haber calle¡±. La pandemia ha devuelto al umbral de la pobreza a tres millones de personas; la mecha que prendi¨® a finales de 2019 no se ha apagado -se prendi¨® de nuevo con la brutalidad policial del pasado septiembre- y la xenofobia creciente con cientos de miles de venezolanos son material pirot¨¦cnico en medio de un contexto electoral. En el plano pol¨ªtico, no son pocas los voces que alertan, dentro y fuera del partido de gobierno, de que el retroceso econ¨®mico y social, unido a un plan de vacunaci¨®n que no termina de despegar, puede resultar un lastre para el Centro Democr¨¢tico y minar sus aspiraciones en las presidenciales.
La cr¨®nica inseguridad. El narcotr¨¢fico sigue siendo uno de los grandes problemas que afronta Colombia. Los enfrentamientos entre disidencias de las FARC y ELN con otras bandas criminales o en un todos contra todos en algunos departamentos, no hace si no perpetuar un problema cr¨®nico. Colombia ya no registra las grandes masacres que pudo haber padecido anta?o, de decenas de personas, pero las matanzas son constantes. Hasta el 17 de marzo se han producido 17, con 65 v¨ªctimas, la mayor¨ªa de ellos l¨ªderes sociales -Colombia es el pa¨ªs con m¨¢s ambientalistas asesinados del planeta-, una sangr¨ªa a la que el Gobierno es incapaz de poner remedio. La percepci¨®n de inseguridad tambi¨¦n se ha disparado en las grandes ciudades, como Bogot¨¢. Una reciente encuesta apuntaba que el 76% de los capitalinos se sienten m¨¢s inseguros, 16 puntos m¨¢s que 2019, especialmente ante los incrementos de robos.
Un informe para reconciliar al pa¨ªs. Colombia ver¨¢ c¨®mo la Comisi¨®n de la Verdad surgida de los acuerdos de paz de La Habana entre el Gobierno y las FARC entregue al pa¨ªs, despu¨¦s de tres a?os, su informe. Lo que se presumi¨® como un parteaguas en la reconciliaci¨®n del pa¨ªs, puede exacerbar la ya creciente polarizaci¨®n, en tanto desde el Ejecutivo, el partido de gobierno y los cr¨ªticos con el pacto no han concedido un mil¨ªmetro de paz este tiempo. Mientras, desde las filas de los excombatientes se hacen continuos llamados a acelerar la implementaci¨®n de los acuerdos que ponga fin a la matanza de l¨ªderes y se facilite la incorporaci¨®n a la vida civil en las zonas rurales, las m¨¢s golpeadas, a su vez, por la violencia. El demoledor informe de la Jurisdicci¨®n Especial para la Paz (JEP), que eleva a m¨¢s de 6.400 los conocidos como falsos positivos, ha vuelto a poner en la mira al principal opositor de la paz de La Habana, el expresidente ?lvaro Uribe.
Uribe y la justicia. No hay figura que abarque tantas miradas en la historia pol¨ªtica colombiana como la de ?lvaro Uribe V¨¦lez, al que a¨²n muchos se refieren con los dos apellidos. 20 a?os despu¨¦s de su llegada al poder, el pa¨ªs otea el posuribismo, aunque a¨²n no lo alcanza a sentir. El desgaste es tal que el legado del expresidente se enfrenta a la paradoja de que, despu¨¦s de ocho a?os en el poder y haber designado a los dos mandatarios que le han sucedido -Santos opt¨® por romper con ¨¦l una vez en el poder, algo que Uribe ni ha digerido ni perdonado-, termine por dejar a un presidente de izquierda en el poder. Entre tanto, el pr¨®ximo a?o seguir¨¢ marcado por el proceso judicial que encara y que ha producido una colisi¨®n total entre una de las instituciones sobre las que se cimienta el Estado, la Corte Suprema, y la Fiscal¨ªa, proclive a absolver a Uribe. En el entorno del expresidente asumen que el proceso ser¨¢ inevitable. Un juicio que llegar¨ªa en plena campa?a electoral. M¨¢s material pirot¨¦cnico para el polvor¨ªn colombiano.
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