Un m¨²sico, la imagen de las detenciones en las protestas de Colombia
Un cacerolazo sinf¨®nico, un video autoincriminante, una captura declarada ilegal: la historia de un estudiante que fue a tocar el corno franc¨¦s y acab¨® se?alado de ser un v¨¢ndalo
¡°Alerta, nuestro compa?ero ?lvaro Herrera Melo, estudiante de la Universidad del Valle, est¨¢ herido y fue llevado por la polic¨ªa a la estaci¨®n La Mar¨ªa. Estaba en el cacerolazo sinf¨®nico¡±. Una denuncia corr¨ªa a la velocidad de las redes sociales la tarde del 28 de mayo mientras Cali, en el suroeste de Colombia, viv¨ªa un d¨ªa de terror que, se supo despu¨¦s, dej¨® ...
¡°Alerta, nuestro compa?ero ?lvaro Herrera Melo, estudiante de la Universidad del Valle, est¨¢ herido y fue llevado por la polic¨ªa a la estaci¨®n La Mar¨ªa. Estaba en el cacerolazo sinf¨®nico¡±. Una denuncia corr¨ªa a la velocidad de las redes sociales la tarde del 28 de mayo mientras Cali, en el suroeste de Colombia, viv¨ªa un d¨ªa de terror que, se supo despu¨¦s, dej¨® 14 muertos y ser¨¢ recordado por la presencia de civiles armados escoltados por la Polic¨ªa. M¨²sicos colombianos, escritores y organizaciones de derechos humanos buscaban a un estudiante que hab¨ªa estado tocando su corno franc¨¦s en un Cacerolazo Sinf¨®nico, como se conoce a la forma en que los m¨²sicos colombianos se han sumado a las protestas que ya completan m¨¢s de un mes.
Casi al mismo tiempo, un video circulaba en las redes de los pol¨ªticos del partido de Gobierno, Centro Democr¨¢tico. El mismo muchacho, ahora esposado y sin camisa, con sangre bajando por su rostro y visiblemente asustado aseguraba a una c¨¢mara que ¨¦l hab¨ªa estado tirando piedras y palos en el acaudalado barrio de Ciudad Jard¨ªn. No es claro c¨®mo lleg¨® hasta una concejal de ese partido, pero r¨¢pidamente se viraliz¨®.
¡°?Y por qu¨¦ estabas vandalizando el CAI de Ciudad Jard¨ªn?¡±, pregunta un polic¨ªa que lo graba con el celular. ?lvaro respira y no dice nada. ¡°?Qui¨¦n te mand¨®?¡±, insiste el agente que lo graba desde arriba. ¡°Un grupo de v¨¢ndalos que estamos organizados en un...¡±, dice el estudiante sin terminar la frase antes de que el polic¨ªa le increpe: ¡°?Y usted por qu¨¦ lo estaba haciendo?¡±. ¡°Pues porque estaba en el grupo, estaba con los v¨¢ndalos¡±, responde. ¡°?Y a usted qui¨¦n lo golpe¨®?¡±, insiste. ¡°Los manifestantes¡±, dice el muchacho.
El video, que fue presentado como un trofeo para quienes critican las protestas, se convirti¨®, al mismo tiempo, en prueba de denuncia de un acto prohibido por la ley. Nadie est¨¢ obligado a autoincriminarse. ¡°Le sacaron el testimonio a golpes. Una y otra vez apagaron y prendieron la c¨¢mara y lo golpeaban hasta que dijera lo que quer¨ªan. Eso constituye tratos inhumanos y degradantes, es tortura y no es propio de un Estado democr¨¢tico¡±, denunci¨® el abogado Sebasti¨¢n Caballero, de la Primera L¨ªnea Jur¨ªdica, un grupo de juristas que se uni¨® para defender a los manifestantes del paro.
En efecto, una jueza de garant¨ªas declar¨® que la captura hab¨ªa sido ilegal y un d¨ªa despu¨¦s, tanto ?lvaro como otros tres estudiantes detenidos en circunstancias similares, recuperaron su libertad. La suya se ha convertido en la imagen emblema de las detenciones. Y para las organizaciones que han documentado las violaciones de derechos humanos en las protestas revela que, en Cali, no solo hubo civiles disparando a manifestantes, sino que tambi¨¦n participaron en detenciones.
¡°Tem¨ª por mi vida¡±
El estudiante de m¨²sica se emociona cuando habla del cacerolazo sinf¨®nico. Lo hace por tel¨¦fono desde Cali y en su voz no siente rabia con la Polic¨ªa. Por el contrario, recuerda que tras varias horas de haber sido golpeado y grabado por agentes, ¡°por fin lleg¨® un polic¨ªa respetuoso¡± que les dio agua y comida. ¡°Se volvi¨® nuestro custodio. No todos los polic¨ªas son asesinos¡±, dice a EL PA?S el m¨²sico de 25 a?os, al que tambi¨¦n se le quiebra la voz cuando habla de su falta de empleo. Entre sus clases de guitarra y corno franc¨¦s ha trabajado como aseador en empresas y casas. Pero la pandemia ha acabado con esas opciones.
Aquel viernes, Herrera fue con su instrumento a la Universidad del Valle para participar del cacerolazo sinf¨®nico. Interpretaron El Aguante, de Calle 13; el himno nacional, Para la guerra nada y Duque Ciao, una variaci¨®n del Bella Ciao, como se constata en videos en los que aparece con su camisa azul, pantal¨®n negro y corno. ¡°Todo marchaba pac¨ªficamente. A lo lejos s¨ª se ve¨ªa una humareda y luego supe que era el CAI de Ciudad Jard¨ªn que intentaron quemar. Se o¨ªan disparos y los chicos de la Primera L¨ªnea (un grupo de j¨®venes con escudos que defiende a los manifestantes) vinieron a decirnos que mejor acab¨¢ramos el concierto porque hab¨ªa problemas de orden p¨²blico¡±.
Herrera dice que agarr¨® su instrumento y se fue caminando a su casa en direcci¨®n al sur. Pero se detuvo a grabar la presencia de civiles con chalecos antibalas que disparaban junto a la Polic¨ªa ¡ªpor lo cual ya son investigados 10 agentes y cinco civiles¡ª. ¡°Uno de ellos ve que grabo con el celular y se me viene encima. Yo agarr¨¦ una piedra, no iba a dejar que me quitaran mi instrumento¡±, dice. ¡°Pero me descuid¨¦ y por el lado izquierdo apareci¨® uno que intent¨® ahorcarme. Despu¨¦s de un rato de pegarme me llev¨® a Ciudad Jard¨ªn y me entreg¨® a la Polic¨ªa¡±.
Lo que se ve en un video da fe de ese relato. El m¨²sico, ya sin camisa y golpeado, es tomado de un brazo por un agente. Alguien le dice que se la ponga y ¨¦l grita que no: que eso ser¨¢ prueba para derechos humanos. Al fondo se observan un hombre con un fusil y otro vestido de blanco con la cara cubierta. ¡°Cuando estaba de camino a la patrulla, un civil dijo: ¡®met¨¢moslo a la camioneta blanca¡¯. Yo me negu¨¦. Ah¨ª fue cuando un oficial que me ten¨ªa del brazo izquierdo dijo: ¡®Y ?por qu¨¦ no lo desaparecemos?¡±, narra el joven.
De acuerdo con Sebasti¨¢n Caballero, su abogado, adem¨¢s de la violencia f¨ªsica tambi¨¦n hubo tortura psicol¨®gica y es por eso que el m¨²sico grab¨® el video. ¡°No me arrepiento [de haberse incriminado], lo hice en pro de mi vida, en ese momento tem¨ª que no viviera para contarlo. Pensaba en los casos de desaparecidos que ha habido en el paro. Era lo que ten¨ªa que hacer en ese momento¡±, dice Herrera que se enter¨® de que su caso era viral cuando, despu¨¦s de varias horas detenido, lo llevaron al hospital para documentar sus heridas.
El m¨²sico dice que contin¨²a apoyando el paro. ¡°Estoy en un lugar seguro y seguir¨¦ participando con actos simb¨®licos, no tengo nada que perder, no tengo trabajo y el miedo ya nos lo quitaron hace tiempo¡±, dice.
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