Huida masiva en el b¨¦isbol cubano
La mitad de la selecci¨®n cubana de b¨¦isbol sub-23 deserta durante el Campeonato Mundial en M¨¦xico
La fuga de deportistas de primer nivel se convirti¨® en Cuba en un cl¨¢sico desde principios de los a?os noventa, cuando tras la desaparici¨®n del campo socialista comenz¨® la llamada crisis del Periodo Especial y los huidos aprovechaban la participaci¨®n en competencias internacionales. En esa ¨¦poca, cuando los apagones en la isla eran de 10 y 12 horas diarias y la escasez galopante sacud¨ªa todos los hogares cubanos, cada salida al exterior de un equipo era una inc¨®gnita, una loter¨ªa. Hab¨ªa hasta apue...
La fuga de deportistas de primer nivel se convirti¨® en Cuba en un cl¨¢sico desde principios de los a?os noventa, cuando tras la desaparici¨®n del campo socialista comenz¨® la llamada crisis del Periodo Especial y los huidos aprovechaban la participaci¨®n en competencias internacionales. En esa ¨¦poca, cuando los apagones en la isla eran de 10 y 12 horas diarias y la escasez galopante sacud¨ªa todos los hogares cubanos, cada salida al exterior de un equipo era una inc¨®gnita, una loter¨ªa. Hab¨ªa hasta apuestas de cu¨¢ntos se quedar¨ªan en cada viaje.
En las ¨²ltimas tres d¨¦cadas muchos futbolistas, jugadores de baloncesto y voleibol, boxeadores, atletas y sobre todo beisbolistas abandonaron sus selecciones, a veces protagonizando deserciones masivas. Pero nunca hasta ahora un equipo nacional de pelota hab¨ªa quedado mermado a la mitad, como acaba de suceder en M¨¦xico durante el Campeonato Mundial de B¨¦isbol sub-23. Nada menos que 12 de los 24 jugadores de la selecci¨®n cubana se marcharon, antes, durante o despu¨¦s de la competencia. Las deserciones de los beisbolistas fueron en goteo.
Cuba pudo terminar el campeonato a duras penas, pese a lo cual qued¨® en cuarto lugar, algo que la prensa oficial ha considerado un ¨¦xito, dadas las circunstancias. ¡°El resultado, por m¨¢s que nos deje inconformes, merece total reconocimiento, pues la preparaci¨®n no pudo ser la ideal y en la sede se enfrent¨® mucho m¨¢s que rivales de calidad. Los mercaderes de peloteros fueron a la b¨²squeda de atletas prometedores y lograron su cometido. Aprovecharon las disposiciones del Gobierno de Estados Unidos hacia Cuba y sus deportistas y tambi¨¦n las flaquezas morales y ¨¦ticas de quienes dejaron al equipo¡±, escribi¨® la revista Jit, publicaci¨®n del Instituto Nacional de Deportes, Educaci¨®n F¨ªsica y Recreaci¨®n (INDER), principal instituci¨®n oficial del deporte cubano.
Para Jit, las bajas en la n¨®mina fueron ¡°viles abandonos¡± cercanos a la traici¨®n. ¡°?Acaso es tan dif¨ªcil aprender, desde la cuna, que no se va tras los sue?os o proyectos personales dejando a un lado valores universales como el compromiso, la responsabilidad y el patriotismo? ?Acaso es aceptable colaborar con la triste imagen de un banco casi vac¨ªo en la escena internacional?¡±, coment¨® la revista, mientras la Federaci¨®n Cubana de B¨¦isbol se refiri¨® a lo sucedido poniendo ¨¦nfasis tambi¨¦n en lo pol¨ªtico: ¡°Cuba pele¨® a la altura de su estirpe, sobrepuesta a las limitaciones enfrentadas por los abandonos de quienes renunciaron al compromiso contra¨ªdo como equipo. Un cuarto lugar que sabe a medalla para quienes se mantuvieron fieles¡±.
El culebr¨®n comenz¨® el 23 de septiembre, cuando la selecci¨®n cubana deb¨ªa jugar su primer partido del Mundial contra Rep¨²blica Dominicana. Se suspendi¨® por la lluvia, y la escuadra de Santo Domingo respir¨® aliviada, pues solo iba a contar con 14 jugadores para ese encuentro, ya que el resto de sus peloteros no hab¨ªan llegado a tiempo por problemas con los visados. Cuando finalmente se celebr¨® el partido, una semana despu¨¦s, la situaci¨®n era inversa: los dominicanos, ya con su elenco completo, se midieron a un esquilmado equipo cubano de solo 17 beisbolistas (10 jugadores de posici¨®n y siete lanzadores), pues ya entonces siete hab¨ªan abandonado el hotel donde estaban concentrados (Luis Danny Morales, Ubert Luis Mej¨ªas, Loidel Rodr¨ªguez, Dariel Fern¨¢ndez, Reinaldo Lazaga, Dismany Palacios y Yeniel Zayas).
En los d¨ªas siguientes la escabechina continu¨® hasta llegar a 12 bajas. Nunca antes hab¨ªan desaparecido tantos jugadores de una selecci¨®n nacional de b¨¦isbol en un mismo torneo. En la Copa de Clubes Campeones de 1996, celebrada tambi¨¦n en M¨¦xico, cinco deportistas se fugaron. Uno de los primeros en abandonar el equipo la semana pasada, el santiaguero Lu¨ªa Mej¨ªas, ya entr¨® en EE UU, seg¨²n informaciones de prensa.
El trasfondo de la historia es pol¨ªtico y viejo, y se inscribe en las interminables y enconadas diferencias entre Washington y La Habana. Cuba acusa a EE UU de alentar la estampida con su pol¨ªtica de embargo econ¨®mico, que impide a sus mejores peloteros jugar en las Grandes Ligas de Estados Unidos, donde las estrellas pueden ganar millones de d¨®lares por temporada. Para EE UU, las deserciones de los deportistas cubanos son un s¨ªmbolo del fracaso del sistema. Eso es todo. Y de esa dial¨¦ctica no se sale.
Solo durante la administraci¨®n Obama hubo un peque?o atisbo de normalidad. Se avanz¨® en esa direcci¨®n cuando la MLB (la organizaci¨®n de las Grandes Ligas de EE UU) y el INDER llegaron a un acuerdo para que los peloteros cubanos pudieran jugar en territorio norteamericano sin tener que ¡°desertar¡± y convertirse en ¡°traidores¡± a los ojos del Gobierno cubano.
En 2019 la Administraci¨®n Trump acab¨® de un plumazo con el convenio deportivo (como hizo con otros muchos acuerdos), y otra vez se volvi¨® a la casilla de salida. Sin embargo, son cada vez m¨¢s las voces cr¨ªticas dentro de Cuba que se?alan que, aparte de la pol¨ªtica de EE UU, que pone a los jugadores cubanos en situaci¨®n de desventaja y favorece la emigraci¨®n, hay numerosos factores internos que estimulan huidas masivas como la de M¨¦xico, incluido el excesivo proteccionismo oficial -cualquier acuerdo para jugar en una liga extranjera lo negocia la instituci¨®n, no el deportista- y la falta de est¨ªmulo y de perspectivas de crecimiento profesional en la isla. Si a eso se le suma de nuevo el horizonte de una crisis a la que no se ve fin, pues apaga y v¨¢monos.
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