Un grupo de diputados conservadores se rebela frente al doble rasero ¨¦tico de Boris Johnson
El Gobierno brit¨¢nico forz¨® una votaci¨®n para anular la sanci¨®n por corrupci¨®n del parlamentario Owen Paterson, que ha acabado renunciando a su esca?o
Boris Johnson puso a prueba este mi¨¦rcoles las tragaderas de su grupo parlamentario con una votaci¨®n destinada a salvar el cuello de su amigo, el diputado conservador Owen Paterson. A pesar de disponer de 80 votos m¨¢s que la oposici¨®n, el Gobierno sac¨® por los pelos una enmienda (250 frente a 232) para suspender la condena de Paterson por pr¨¢cticas corruptas y cambiar las reglas de funcionamiento del Comit¨¦ de ?tica ...
Boris Johnson puso a prueba este mi¨¦rcoles las tragaderas de su grupo parlamentario con una votaci¨®n destinada a salvar el cuello de su amigo, el diputado conservador Owen Paterson. A pesar de disponer de 80 votos m¨¢s que la oposici¨®n, el Gobierno sac¨® por los pelos una enmienda (250 frente a 232) para suspender la condena de Paterson por pr¨¢cticas corruptas y cambiar las reglas de funcionamiento del Comit¨¦ de ?tica de la C¨¢mara de los Comunes. La presi¨®n de las ¨²ltimas horas de la opini¨®n p¨²blica y de los propios miembros del Partido Conservador, incapaces de defender ante los ciudadanos una decisi¨®n escandalosa, ha forzado que Downing Street haya vuelto a dar uno de sus ya cada vez m¨¢s habituales bandazos. El diputado de la discordia renunciaba a su esca?o durante la tarde del jueves para ¡°seguir trabajando como servidor p¨²blico, pero lejos del cruel mundo de la pol¨ªtica¡±.
El organismo de vigilancia del comportamiento de los parlamentarios hab¨ªa concluido que el pol¨ªtico conservador incurri¨® en un ¡°indignante caso de cobro por la defensa de intereses privados¡±, al prestar servicio de asesoramiento e impulsar ante el Gobierno y el Parlamento los negocios de dos empresas, los laboratorios Randox y Lynn¡¯s Country Foods. Lleg¨® a cobrar anualmente de ambas hasta 120.000 euros. ¡°Utiliz¨® su posici¨®n privilegiada como miembro de la C¨¢mara de los Comunes para asegurar beneficios a dos compa?¨ªas que le hab¨ªan contratado como asesor (...) Ha tra¨ªdo desprestigio a este Parlamento¡±, conclu¨ªa el comit¨¦ en su demoledor informe.
La propuesta de sanci¨®n supon¨ªa un mes de suspensi¨®n de empleo y sueldo y la posibilidad de abrir un proceso electoral local en la circunscripci¨®n de Paterson para que los votantes decidieran si deseaban reemplazarle. El contrataque del Gobierno de Johnson, que ha demostrado ya en m¨¢s de una ocasi¨®n que no tiene reparos en cambiar las reglas del juego cuando van en su contra, fue presentar una enmienda parlamentaria para reformar por completo las normas de funcionamiento del Comit¨¦ de ?tica y dejar en suspenso la condena de Paterson. Con un doble argumento, jur¨ªdico y compasivo. Aseguraba Downing Street que el comit¨¦ no hab¨ªa concedido al investigado la posibilidad de recurso que la justicia ordinaria s¨ª ofrece. Y recordaba adem¨¢s que la mujer de Paterson, Rose Paterson, de 63 a?os, se suicid¨® el pasado mes de junio, en medio de las pesquisas parlamentarias. ¡°Perd¨ª a mi adorada esposa, con la que llevaba casado 40 a?os, y esta investigaci¨®n fue un factor fundamental en ese desenlace¡±, ha dicho el diputado en su respuesta escrita al comit¨¦.
La enmienda impulsada por el Gobierno de Johnson hab¨ªa escandalizado a los partidos de la oposici¨®n, pero lo que es m¨¢s importante, hab¨ªa colocado en una situaci¨®n muy embarazosa a decenas de diputados de su partido. Al torcer la ley para salvar a uno de los suyos, muchos han recordado el infame esc¨¢ndalo de mediados de los noventa, el llamado cash for questions (dinero a cambio de preguntas). El diario The Guardian revel¨® entonces c¨®mo varios diputados conservadores introduc¨ªan preguntas en la sesi¨®n de control parlamentaria, a 2.000 libras esterlinas (unos 2.350 euros) la pregunta, para impulsar los intereses del empresario egipcio Mohamed Al-Fayed, propietario de los grandes almacenes Harrods. ¡°Ayer [por la votaci¨®n del mi¨¦rcoles] nos olvidamos de a qui¨¦n servimos, que no son otros que los ciudadanos. El modo en que hemos cerrado este asunto transmite la sensaci¨®n de que solo nos preocupamos por proteger a los nuestros¡±, ha denunciado el diputado conservador Tobias Ellwood, uno m¨¢s de las decenas de tories que se abstuvo o vot¨® en contra de la enmienda del Ejecutivo. ¡°Fue sin duda un mal d¨ªa para el Gobierno conservador y para el Parlamento¡±, ha concluido Ellwood.
La oposici¨®n laborista ya ha anunciado su intenci¨®n de boicotear la comisi¨®n parlamentaria que debe reescribir las reglas de control ¨¦tico de los diputados. ¡°Estoy harto de que la gente d¨¦ rodeos y no llame a todo esto con su nombre correcto: corrupci¨®n¡±, ha denunciado el l¨ªder de la oposici¨®n, Keir Starmer. ¡°Paterson estaba recibiendo dinero de una compa?¨ªa privada para introducir cuestiones parlamentarias en su nombre. Debe irse, no merece ser diputado¡±. Randox es, entre otras actividades, una de las empresas que m¨¢s dinero est¨¢ ganando con los test obligatorios que deben hacerse los viajeros que entran en el Reino Unido al segundo d¨ªa de su llegada, a pesar de que dispongan de la pauta completa de vacunaci¨®n.
Paterson se resist¨ªa a mostrar la menor se?al de arrepentimiento por su conducta. Hab¨ªa dicho que volver¨ªa a hacerlo sin ning¨²n reparo y hab¨ªa dado p¨²blicamente las gracias a Johnson por su apoyo.
El Gobierno conservador ha intentado incluso rematar su tarea con la exigencia de dimisi¨®n de Kathryn Stone, la comisionada independiente del Parlamento para la investigaci¨®n de los comportamientos ¨¦ticos de los diputados. Es un puesto que se prolonga durante cinco a?os, creado precisamente a ra¨ªz del esc¨¢ndalo de mediados de los noventa. Los conservadores acusan a Stone de llevar a cabo investigaciones ¡°poco profesionales¡±. Pero a nadie se le escapa que su siguiente investigaci¨®n pendiente es la de la costosa decoraci¨®n del apartamento privado de Downing Street que encargaron Johnson y su esposa, Carrie, y que se financi¨® con decenas de miles de euros procedentes de donaciones privadas al Partido Conservador.
En las ¨²ltimas horas, el equipo de Johnson ha intentado recomponer un asunto que ha provocado entre las propias filas conservadoras un incendio mayor del previsto. El euroesc¨¦ptico Jacob Rees-Mogg, a qui¨¦n el primer ministro premi¨® su apoyo con el puesto de L¨ªder de la C¨¢mara de los Comunes (un puesto similar al espa?ol de Secretario General de Relaciones con las Cortes, pero con rango de ministro), justificaba el mi¨¦rcoles la enmienda con su cinismo habitual: ¡°A veces, para hacer el bien, es necesario aguantar un poco de deshonra¡±. Horas despu¨¦s, sin embargo, ha constatado que la deshonra era m¨¢s profunda y duradera de lo previsto, y ha comenzado a lanzar se?ales de conciliaci¨®n, para que se desvincule el caso de Paterson de la revisi¨®n de las reglas de ¨¦tica, y Gobierno y oposici¨®n puedan trabajar en un esfuerzo bipartidista que otorgue legitimidad a esa revisi¨®n. La conclusi¨®n de sus palabras es que Downing Street se retractaba de su maniobra y manten¨ªa la sanci¨®n impuesta a Paterson. Le dejaba solo, a cambio de salvar la vapuleada imagen del primer ministro.
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