El auge de la nueva derecha radical en Chile
El voto por el partido republicano tiene diversas dimensiones: puede ser interpretado como un rechazo al modelo de sociedad que ofrece la izquierda, o como una reacci¨®n restauradora que busca devolver al pa¨ªs su grandeza
A pocos d¨ªas de una segunda vuelta que opondr¨¢ al candidato de la derecha radical, Jos¨¦ Antonio Kast, quien se impuso en primera vuelta (27,9%), y el de la izquierda, Gabriel Boric (25,8%), la polarizaci¨®n discursiva entre el deber moral de derrotar al ¡°fascismo¡± y el de ¡°salvar la patria del comunismo¡± o del ¡°terrorismo¡± lleg¨® a su paroxismo. ?C¨®mo interpretar el auge de una derecha ultraconservadora y libertaria despu¨¦s de un plebiscito en el que el 78% de los chilenos se pronunci¨® a favor de la construcci¨®n de un nuevo pacto social mediante un proceso constitucional? ?Cu¨¢les son las caracte...
A pocos d¨ªas de una segunda vuelta que opondr¨¢ al candidato de la derecha radical, Jos¨¦ Antonio Kast, quien se impuso en primera vuelta (27,9%), y el de la izquierda, Gabriel Boric (25,8%), la polarizaci¨®n discursiva entre el deber moral de derrotar al ¡°fascismo¡± y el de ¡°salvar la patria del comunismo¡± o del ¡°terrorismo¡± lleg¨® a su paroxismo. ?C¨®mo interpretar el auge de una derecha ultraconservadora y libertaria despu¨¦s de un plebiscito en el que el 78% de los chilenos se pronunci¨® a favor de la construcci¨®n de un nuevo pacto social mediante un proceso constitucional? ?Cu¨¢les son las caracter¨ªsticas y conexiones de esta nueva derecha radical?
El voto por el Partido Republicano tiene diversas dimensiones: puede ser interpretado como un rechazo al modelo de sociedad que ofrece el candidato de la izquierda (un voto ¡°anti¡±) o como una reacci¨®n restauradora que busca devolver a Chile su grandeza (al estilo del eslogan de Donald Trump ¡°Que Am¨¦rica vuelva a ser grande¡±). Aparece tambi¨¦n como una reacci¨®n anti-emancipadora frente a las importantes transformaciones culturales experimentadas por la sociedad chilena desde el regreso a la democracia. Estas tres dimensiones, por supuesto, no son excluyentes.
Durante los ¨²ltimos 30 a?os, las encuestas pusieron en evidencia una mayor valoraci¨®n de las libertades individuales por parte de los chilenos, particularmente en el ¨¢mbito moral, as¨ª como del rol del Estado para proveer derechos en pensiones, salud y educaci¨®n, lo que form¨® parte de las demandas del estallido social. En mayo de 2021, los malos resultados electorales del Partido Republicano en las elecciones municipales, de gobernadores y constituyentes (en las que la derecha se qued¨® sin opciones de veto en el articulado de la nueva Constituci¨®n) confirmaron la inadecuaci¨®n entre esa oferta pol¨ªtica y el sentir de la ciudadan¨ªa. Entre un 30 y un 50% de los electores de derecha votaron tambi¨¦n por la aprobaci¨®n en el plebiscito, mientras Jos¨¦ Antonio Kast hizo campa?a por el rechazo. ?C¨®mo explicar entonces el mayor peso de un proyecto de ultraderecha en una sociedad por lo dem¨¢s sin claras se?ales de polarizaci¨®n ideol¨®gica?
Este mayor peso se benefici¨® de una coyuntura cr¨ªtica muy fluida, que abri¨® una ventana de oportunidad para el ¨¦xito de este proyecto. La encuesta nacional de opini¨®n p¨²blica del CEP de agosto de 2021 muestra en efecto que la delincuencia pas¨® a ser el tema principal de preocupaci¨®n de los chilenos, que se instal¨® un mayor rechazo ciudadano hacia las manifestaciones que empezaron en octubre de 2019 y las violencias que desencadenaron. Disminuy¨® tambi¨¦n la confianza en la capacidad de la convenci¨®n constituyente de mejorar la situaci¨®n del pa¨ªs, lo que puede atribuirse a las disputas internas durante la adopci¨®n de su reglamento. Ese movimiento pendular de restauraci¨®n del orden despu¨¦s de movimientos sociales de car¨¢cter refundacional no es excepcional, como muestra el ejemplo de los eventos de mayo de 1968 en Francia, seguidos de una victoria de la derecha.
A esta agitaci¨®n social y coyuntura de incertidumbre institucional se agreg¨® la instalaci¨®n en el debate presidencial de dos temas cr¨ªticos: la crisis migratoria del norte grande de Chile, donde el n¨²mero de migrantes supera al de su poblaci¨®n, y la radicalizaci¨®n en la macrozona sur del conflicto mapuche ¨Dpoblaci¨®n ind¨ªgena que reclama la restituci¨®n de las tierras ancestrales¨D, en parte infiltrada por grupos armados. Jos¨¦ Antonio Kast triplic¨® la votaci¨®n de Gabriel Boric en la Araucan¨ªa. Un escenario econ¨®mico marcado por la inflaci¨®n y las bajas proyecciones de crecimiento contribuy¨® tambi¨¦n a infundir temor hacia ¡°quienes quieren destruir el pa¨ªs¡± ¨Den palabras de Kast¨D, con un programa que recibi¨® cr¨ªticas transversales por descuidar los equilibrios fiscales y ahuyentar a los inversionistas.
M¨¢s all¨¢ de quien gane la segunda vuelta, Jos¨¦ Antonio Kast logr¨® instalar una narrativa contra-hegem¨®nica sobre el estallido social y el proceso constituyente. En ella se oponen dos legitimidades: la representaci¨®n del estallido social como hito necesario para dar cauce a transformaciones sociales postergadas gracias a una nueva Constituci¨®n; y la percepci¨®n de que este fue el inicio de un itinerario pol¨ªtico ¡°claudicante¡± en el que el gobierno de Sebasti¨¢n Pi?era ¨Ccuya aprobaci¨®n cay¨® entonces al nivel m¨¢s bajo en treinta a?os para un mandatario¨C transigi¨® con la izquierda. Kast supo aprovechar esa ventana de oportunidad para impugnar a la centro-derecha en nombre de sus valores fundantes: la defensa del orden y del Estado de derecho que ya hab¨ªa sido un eje de su primera candidatura a la presidencia en 2017, en la que consigui¨® el 7,9% de los votos.
El Partido Republicano comparte un parecido de familia con las ultraderechas europeas: se potencia en un contexto de crisis ¨Csocial, pol¨ªtica, econ¨®mica y sanitaria¨C que refuerza el miedo y el pesimismo sobre el futuro. Este temor se expresa a trav¨¦s de un sentimiento de rechazo o de voto por ¡°el mal menor¡±, que opone anti-comunismo y anti-pinochetismo. Al igual que otros l¨ªderes de ultra-derecha, Kast apela tambi¨¦n al ¡°sentido com¨²n¡±, combinando cierto radicalismo discursivo con las herramientas del marketing contempor¨¢neo para difundir mensajes orientados a dar soluciones radicales a problemas concretos (por ejemplo, construir zanjas para luchar contra la inmigraci¨®n ilegal). Por ¨²ltimo, aquellas derechas no suelen considerarse ¡°extremas¡±. Kast ha insistido sobre su apego a los valores democr¨¢ticos y el orden constitucional, pero al mismo tiempo relativiz¨® la culpabilidad de uno de los militares con m¨¢s condenas por violaci¨®n de los derechos humanos, Miguel Krassnoff.
Fundamentalmente, el Partido Republicano pertenece a la familia de las ¡°derechas radicales¡± (Mudde, 2019) que aceptan la esencia de la democracia pero no comulgan con aspectos fundamentales de la democracia liberal como los derechos de las minor¨ªas. Expresan un nuevo tipo de ¡°reacci¨®n cultural¡± (Norris, Inglehart, 2019) con sus cr¨ªticas hacia la llamada ¡°ideolog¨ªa de g¨¦nero¡±, un discurso que enarbola Vox en Espa?a, pero tambi¨¦n Zemmour en Francia o Bolsonaro en Brasil. Se codean en la misma red ultraconservadora de partidos, asociaciones e Iglesias que buscan frenar la conquista de derechos para las diversidades sexuales. Si bien Kast anunci¨® que, de ser electo, en materia de asuntos morales se someter¨ªa a las decisiones del Congreso, su programa de 2017 planteaba derogar la actual ley de aborto que despenaliza la interrupci¨®n voluntaria del embarazo solo en caso de violaci¨®n, peligro para la vida de la mujer o inviabilidad fetal. Esta red busca tambi¨¦n, a trav¨¦s del Foro de Madrid, frenar el comunismo en el mundo, instal¨¢ndose como un contrapeso a c¨®nclaves progresistas como el Foro de S?o Paulo o el Grupo de Puebla.
M¨¢s all¨¢ de esa agenda global, y tal como fue se?alado por uno de sus asesores, ¡°Kast es mucho m¨¢s Ronald Reagan que Trump o Bolsonaro¡±, vale decir un libertario que quiere achicar el Estado actualizando la receta de los Chicago Boys. Gane quien gane el 19 de diciembre, con 14 diputados, el Partido Republicano ya se constituy¨® en la tercera mayor fuerza del Congreso, logr¨® movilizar a la centro-derecha en torno a su candidato y jugar¨¢ probablemente un rol clave en la reestructuraci¨®n del bloque. La pregunta de si esto es positivo o negativo para la salud de la democracia liberal queda abierta.
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