Rusia refuerza el frente de Lugansk y endurece la ofensiva para cercar Donb¨¢s
Las tropas rusas y ucranias luchan calle a calle en el norte de Severodonetsk, una importante localidad industrial de la zona
El soldado tiene una gran herida abierta en el cuello. En la ambulancia le han arrancado el chaleco antibalas y el equipo para poder atenderle. Su compa?ero sujeta ahora los objetos con cuidado. Y como si fueran alg¨²n tipo de amuleto, los deposita al lado de la camilla del hospital de campa?a en el que el doctor Andrii Borisenko y su equipo trabajan de forma sincronizada para estabilizar al paciente. El soldado, de unos 50 a?os y cabello casta?o, es solo el primero de la tarde. La brigada m¨¦dica n¨²mero 24, una de las m¨¢s c¨¦lebres entre unidades sanitarias del Ej¨¦rcito ucranio, refuerza con ¨¦l ...
El soldado tiene una gran herida abierta en el cuello. En la ambulancia le han arrancado el chaleco antibalas y el equipo para poder atenderle. Su compa?ero sujeta ahora los objetos con cuidado. Y como si fueran alg¨²n tipo de amuleto, los deposita al lado de la camilla del hospital de campa?a en el que el doctor Andrii Borisenko y su equipo trabajan de forma sincronizada para estabilizar al paciente. El soldado, de unos 50 a?os y cabello casta?o, es solo el primero de la tarde. La brigada m¨¦dica n¨²mero 24, una de las m¨¢s c¨¦lebres entre unidades sanitarias del Ej¨¦rcito ucranio, refuerza con ¨¦l su alerta. Llegar¨¢n m¨¢s heridos.
El peque?o centro de emergencias, bien camuflado y sin ning¨²n tipo de se?alizaci¨®n en los mapas, est¨¢ en un punto estrat¨¦gico entre los frentes de Donetsk y Lugansk, en una de las zonas m¨¢s calientes del frente de la zona de Donb¨¢s, en el este de Ucrania, donde las fuerzas rusas est¨¢n endureciendo sus ataques. Tras replegarse del frente de J¨¢rkov, en el que el Ej¨¦rcito ucranio ha logrado recuperar una buena franja en torno a la segunda ciudad del pa¨ªs, el Kremlin est¨¢ redirigiendo esas fuerzas hacia la zona de Donb¨¢s, seg¨²n fuentes del Gobierno ucranio. Con ataques a¨¦reos, avanzadillas de infanter¨ªa y la construcci¨®n de puentes de pontones en puntos estrat¨¦gicos del caudaloso r¨ªo de Siverski Donets, Rusia empuja sobre todo en el frente de Lugansk, donde ha logrado avances importantes.
Las tropas de Vlad¨ªmir Putin se han hecho ya con parte del cintur¨®n que envuelve el norte de la ciudad de Severodonetsk ¡ªla m¨¢s importante de la provincia de Lugansk¡ª. Luchan all¨ª contra el Ej¨¦rcito ucranio calle a calle, entre las colmenas de pisos y las casas bajas, seg¨²n una portavoz del gobernador, Serhii Haidai. El Kremlin ans¨ªa la conquista de Severodonetsk, enmarcada en un claro, y los ataques contra la localidad industrial son constantes y cada vez m¨¢s feroces. El suelo tiembla y las columnas de humo negro en el cielo son ahora parte casi permanente del paisaje para los escasos 15.000 ciudadanos que permanecen agazapados en la urbe, en la que antes de la guerra viv¨ªan 106.000 personas. Eso, cuando pueden salir de sus refugios.
Las des¨¦rticas calles de Severodonetsk, una vez vivas, ofrecen ahora una imagen postapocal¨ªptica: edificios vac¨ªos, cicatrices de ataques, cristales rotos, cr¨¢teres causados por bombardeos, cascotes, escombros, tejas desprendidas. No hay agua, ni electricidad, ni gas. Apenas hay un par de tiendas abiertas en toda la ciudad, dice Natalia Fedorenko. O eso ha o¨ªdo. Lleva m¨¢s de dos meses viviendo con su familia en el refugio de un colegio de la ciudad. Como muchas otras personas, depende de las provisiones que llevan hasta all¨ª de vez en cuando grupos de voluntarios. Aun as¨ª, no quiere irse. Dice que no sabe a d¨®nde.
Como Fedorenko, otros muchos reh¨²san dejar sus casas; lo ¨²nico que poseen. Tambi¨¦n personas con problemas de salud han decidido quedarse bajo las bombas. Y los hay que, como Tania ¡ªque ha salido del refugio a ver qu¨¦ se cuece fuera¡ª, su esposo y su hijo, creen que si los rusos llegan y ocupan la ciudad ¡°tampoco cambiar¨¢ gran cosa¡±. Tania es originaria de Rubizhne, ahora bajo control ruso, y dice que ha escuchado que all¨ª hay suministros y que se reparte ¡°ayuda humanitaria¡±. ¡°Incluso pagan las pensiones¡±, esgrime. Sin l¨ªnea telef¨®nica, ni internet, ni televisi¨®n, Tania, que prefiere no dar su apellido, ha escuchado esos rumores. Y conf¨ªa en ellos.
Cocinar en hogueras
En Severodonetsk se cocina fuera, en los patios de vecinos. En fogatas en la calle, prendidas con le?a. Y se come lo que se puede, remarca Liudmila Volodimirovna. Para hoy, se lamenta ense?ando el interior de un par de cacerolas, hay ¡°agua con agua¡±. La mujer, economista jubilada, habla con amargura de una ciudad que am¨® durante a?os, en la que fue feliz con su esposo, Yuri, y su hija, que huy¨® a Polonia al principio de esta guerra, y que se ha resistido a abandonar desde la invasi¨®n.
Volodimirovna culpa al mundo, al Kremlin, al Gobierno ucranio, a la OTAN, de que tenga que lavarse como los gatos, de que ni ella ni los pocos que quedan en su bloque tengan casi para comer, de que lo haya perdido todo. ¡°Queremos paz. [Vlad¨ªmir] Putin y [Volod¨ªmir] Zelenski deber¨ªan haberse sentado a negociar hace mucho tiempo. Si vivieran como nosotros unos d¨ªas, las cosas ser¨ªan distintas¡±, afirma.
Las conversaciones que tanto ans¨ªa Volodimirovna est¨¢n, sin embargo, estancadas. La guerra, que ya ha cumplido 78 d¨ªas, va por la v¨ªa de ser un conflicto largo, sangriento y sin previsi¨®n a la vista. Rusia est¨¢ desplegando fuerzas en el sureste, hacia orillas del r¨ªo Siverski Donets para proteger la concentraci¨®n de la fuerza principal y las rutas de suministro en las posiciones que ha anclado en torno a la ciudad de Izium, capturada en abril, que se ha convertido en una importante base de operaciones y donde se concentra ahora el frente m¨¢s caliente de la provincia de Donetsk.
La guerra de Rusia contra Ucrania se est¨¢ decidiendo en Donb¨¢s, seg¨²n los analistas militares. Desde 2014, la zona ya era escenario del conflicto entre el Ej¨¦rcito de Kiev y los separatistas prorrusos alimentados por el Kremlin y a trav¨¦s de los que Rusia logr¨® controlar un tercio de las provincias de Lugansk y Donetsk. Ahora, ante el empuje del Ej¨¦rcito de Putin, Ucrania est¨¢ enviando a la zona m¨¢s armamento ¡ªy m¨¢s sofisticado, como el material de defensa proporcionado por los aliados occidentales¡ª y m¨¢s tropas. Tambi¨¦n se han desplegado en el frente de Lugansk, el m¨¢s caliente, varias unidades de las fuerzas especiales. Como la de Evgeni. Su equipo lucha en Bilohorivka, donde un ataque ruso contra una escuela mat¨® el s¨¢bado a 60 personas que se escond¨ªan en el refugio del edificio. Los soldados de Mosc¨² lograron construir varios puentes de pontones y avanzaron hacia la peque?a localidad, donde lograron desplegarse.
El grupo de Evgeni han destruido los puentes, pero unos 80 soldados y varios blindados lograron penetrar. Ahora, las tropas de Mosc¨² tambi¨¦n cuentan con ellos y apoyan sus ataques de artiller¨ªa con bombardeos a¨¦reos en la zona.
Con una estrategia de pinza, Rusia ha conseguido cercar pr¨¢cticamente Severodonetsk y su localidad contigua, Lisichansk. La ¨²nica carretera que enlaza las dos ciudades con territorios controlados por Ucrania est¨¢ ahora rodeada de pueblos como Bilohorivka, en los que tropas ucranias y rusas luchan a sangre y fuego. La propia carretera, cuajada de socavones, metralla y cicatrices de los bombardeos, est¨¢ bajo ataque permanente. Casi no quedan ya puntos de control militares para transitarla. Y solo puede hacerse a toda velocidad para tratar de evadir los ataques a¨¦reos de las fuerzas rusas.
Las evacuaciones se han vuelto complicadas desde Severodonetsk y Lisichansk, pero aunque no lo fueran, Tatiana Martinova ha decidido quedarse. Menuda y fr¨¢gil, la mujer tiene un ojo amoratado. Se cay¨® por las escaleras del refugio hace unos d¨ªas, cuando tuvo que ponerse a salvo r¨¢pido por un ataque. Est¨¢ m¨¢s preocupada por su perro pequin¨¦s, Fenia, que por ella misma. El animal est¨¢ estresado, no come. Ni siquiera leche o comida especial que le han conseguido los voluntarios. ¡°Al final terminaremos muri¨¦ndonos los dos¡±, dice Martinova bajando la cabeza.
Hay tristeza en las ciudades bajo asedio de Lugansk. En el frente, hay tensi¨®n. En el hospital de campa?a de la brigada 24 atienden a un grupo de soldados con contusiones graves, tras un bombardeo ruso. El centro sanitario acaba de recuperar la electricidad. Llevan sin agua corriente desde hace semanas. Trabajan sin descanso. Y a¨²n temen que alg¨²n vecino revele su posici¨®n y lo bombardeen, reconoce el doctor Borisenko. Han tenido que cambiar la ubicaci¨®n varias veces. El sanitario se uni¨® al Ej¨¦rcito cuando empez¨® la guerra de Donb¨¢s. Es un hombre sonriente, aunque se le nota algo nervioso. Dice, convencido, que cree en la victoria de Ucrania: ¡°Tampoco tenemos elecci¨®n, solo ganar. Y eso Putin, que dice est¨²pidamente que rusos y ucranios somos un mismo pueblo, no lo entiende. Esta es una guerra por la libertad, por la capacidad de decidir, por nuestro futuro¡±.
Sigue toda la informaci¨®n internacional en Facebook y Twitter, o en nuestra newsletter semanal.