El extremismo de derechas se infiltra en el Partido Conservador del Reino Unido
El Brexit, el endurecimiento de la pol¨ªtica migratoria o las guerras culturales endurecen el tono tradicionalmente moderado de los ¡®tories¡¯
¡°El mejor truco del diablo es convencerte de que no existe¡±, escribi¨® Baudelaire. El Partido Conservador del Reino Unido mira el auge de la ultraderecha en Europa como algo ajeno, propio del continente, mientras impulsa un discurso que roza la xenofobia y una agenda social de corte reaccionario. Hace apenas tres a?os, el diputado conservador brit¨¢nico Daniel Kawczynski fue obligado por su propio partido a pedir p¨²blicamente excusas por haber asistido en Roma a un congreso ultraderechista en el que fueron invitados estrella la ahora ...
¡°El mejor truco del diablo es convencerte de que no existe¡±, escribi¨® Baudelaire. El Partido Conservador del Reino Unido mira el auge de la ultraderecha en Europa como algo ajeno, propio del continente, mientras impulsa un discurso que roza la xenofobia y una agenda social de corte reaccionario. Hace apenas tres a?os, el diputado conservador brit¨¢nico Daniel Kawczynski fue obligado por su propio partido a pedir p¨²blicamente excusas por haber asistido en Roma a un congreso ultraderechista en el que fueron invitados estrella la ahora primera ministra italiana, Giorgia Meloni, y el jefe del Gobierno h¨²ngaro, Viktor Orb¨¢n. Bajo el nombre de National Conservatism (Conservadurismo Nacional), el grupo que organiz¨® el encuentro se muestra contrario a la globalizaci¨®n, defiende la Biblia como su principal gu¨ªa moral y la familia como pilar tradicional de la sociedad; rechaza cualquier otra orientaci¨®n que no sea la heterosexual y quiere imponer barreras estrictas a la inmigraci¨®n. Su principal financiador es la Fundaci¨®n Edmund Burke, estadounidense y muy cercana al trumpismo.
Hace mes y medio, National Conservatism celebr¨® su nuevo congreso en Londres. Al menos siete pol¨ªticos tories relevantes hicieron acto de presencia, y la invitada estrella fue Suella Braverman, la ministra del Interior del Gobierno de Rishi Sunak. El primer ministro no puso objeci¨®n alguna a su participaci¨®n. Braverman ha calificado de ¡°invasi¨®n¡± la llegada de inmigrantes irregulares al Reino Unido, a pesar de que las cifras palidezcan ante las que debe hacer frente la UE. Defiende con u?as y dientes una ley que pretende deportar a Ruanda a todos lo que intenten cruzar las aguas del canal de la Mancha para llegar a las costas inglesas; ha contratado ya tres gigantescas embarcaciones ¨D¡°prisiones flotantes¡±, las llaman las ONG cr¨ªticas¨D para alojar a los inmigrantes que logren entrar en el Reino Unido; y su nueva Ley de Inmigraci¨®n Ilegal, respaldada con entusiasmo por Sunak, proh¨ªbe solicitar asilo a cualquier persona que haya llegado a territorio brit¨¢nico por v¨ªas irregulares.
Ante el aplauso de los asistentes, Braverman se crec¨ªa con frases de las que hacen las delicias de los consumidores de GBNews o Talk Radio, los dos medios de comunicaci¨®n brit¨¢nicos donde prolifera el discurso xen¨®fobo o antiwoke. ¡°En algunos sectores se ha vuelto pol¨ªticamente incorrecto se?alar la procedencia ¨¦tnica de las bandas criminales que cometen abusos sexuales, del mismo modo que ya no se puede afirmar que el 100% de las mujeres no tienen pene. Es absurdo que hayamos llegado a una situaci¨®n en la que frases as¨ª lleguen a ser remotamente pol¨¦micas¡±, aseguraba la ministra entre aplausos. ¡°Las pol¨ªticas de la izquierda solo conducen al pesimismo, la culpabilidad, la divisi¨®n nacional, el resentimiento y la utop¨ªa¡±, proclamaba.
En un sistema electoral mayoritario en el que solo hay hueco para los dos grandes partidos, el conservador y el laborista, es muy f¨¢cil esconder bajo la alfombra el hecho de que una formaci¨®n ultranacionalista, xen¨®foba y reaccionaria como el UKIP de Nigel Farage lleg¨® a hacerse con 3,9 millones de votos en el Reino Unido, y que el Brexit no fue el ¨²nico legado t¨®xico que los tories asumieron para intentar conjurar la amenaza que hab¨ªa surgido a su derecha.
¡°El ala m¨¢s extrema del Partido Conservador, liderada por Boris Johnson, adopt¨® el discurso contra la inmigraci¨®n del UKIP para ganar el refer¨¦ndum [del Brexit, en 2016], y despu¨¦s de esa victoria se han ido haciendo m¨¢s nacionalistas y autoritarios, con un constante desprecio a las normas constitucionales o al derecho internacional. Los conservadores se convirtieron en un partido de extrema derecha, y sus miembros m¨¢s liberales, o bien acabaron expulsados, o bien se vieron obligados a reacomodarse en una agenda mucho m¨¢s reaccionaria¡±, explica a este peri¨®dico Martin Shaw, profesor em¨¦rito de Relaciones Internacionales y Pol¨ªtica de la Universidad de Sussex y profesor invitado en el Institut Barcelona d¡¯Estudis Internacionals.
La agenda social de Sunak
La conquista de Rishi Sunak del liderazgo del Partido Conservador, y su llegada a Downing Street, alivi¨® a un electorado conservador moderado escarmentado con los esc¨¢ndalos de la era de Boris Johnson y aterrado ante el desastre econ¨®mico que provoc¨® Liz Truss con una irresponsable bajada masiva de impuestos. Sunak era la ortodoxia fiscal, el rigor, la seriedad y un tono templado y amable. Para quienes hab¨ªan seguido su trayectoria, sin embargo, el joven tecn¨®crata que hab¨ªa importado de California un impulso moderno e innovador tambi¨¦n participaba, como la mayor¨ªa de los nuevos diputados tories que se incorporaron al Parlamento en la victoria electoral de 2019, de un conservadurismo social y pol¨ªtico reaccionario. Su eslogan Stop The Boats (Paremos los Botes), para defender su estrategia migratoria, sugiere que el problema tiene m¨¢s de invasi¨®n b¨¢rbara que de crisis humanitaria.
Pero no es lo ¨²nico. Si incorpor¨® en su Gobierno a Braverman, una de las favoritas del ala derecha del partido en la carrera por el liderazgo, tambi¨¦n hizo lo propio con Kemi Badenoch, la musa de todos los conservadores que se consideran acosados por el feminismo, el movimiento trans o la lucha contra el racismo. Junto a Badenoch ha emprendido una lucha sin cuartel contra el acceso de las mujeres trans a espacios o eventos de ¨¢mbito femenino, quiere incluir una protecci¨®n expresa al ¡°sexo biol¨®gico¡± en la Ley de Igualdad y persigue una revisi¨®n en profundidad de la educaci¨®n sexual en los colegios.
¡°Es cierto que el Partido Conservador ha absorbido la amenaza que supone la extrema derecha en la pol¨ªtica brit¨¢nica. Nuestro sistema electoral no beneficia a los partidos peque?os, por lo que tiene sentido que busquen m¨¢s influir en las pol¨ªticas, tanto de los conservadores como de los laboristas, en vez de luchar por una victoria electoral propia¡±, explica Philip Collins, analista pol¨ªtico, asesor financiero y el hombre que escribi¨® para Tony Blair algunos de sus discursos m¨¢s brillantes. ¡°Y ahora el Partido Conservador empieza a comprobar los l¨ªmites de esta influencia. Podr¨¢ pensar que, por ejemplo, sus propuestas de inmigraci¨®n son populares, pero llevan ya mucho tiempo perdiendo apoyo en las encuestas electorales. No creo que la absorci¨®n completa de toda la panoplia de visiones de la extrema derecha sea una estrategia inteligente a largo plazo¡±, concluye Collins.
De hecho, el monstruo siempre tiene m¨¢s hambre. Un grupo de diputados conservadores de los que el partido arrebat¨® a la izquierda en sus territorios tradicionales en las elecciones de 2019 ¨Dla llamada ¡°muralla roja¡±, donde el Brexit impregn¨® el debate pol¨ªtico¨D, que se llaman a s¨ª mismos los Nuevos Conservadores, ha reclamado a Sunak que vaya m¨¢s lejos en su lucha contra la inmigraci¨®n, si aspira a ser reelegido en 2024. Reclaman l¨ªmites m¨¢s estrictos a la contrataci¨®n de extranjeros en el Servicio Nacional de Salud, a pesar de que solo gracias a ellos se mantiene en pie; quieren frenar la llegada de estudiantes de otros pa¨ªses a las universidades brit¨¢nicas, a pesar de ser una de las mejores fuentes de ingresos del Reino Unido; y exigen una reducci¨®n dr¨¢stica de programas de asistencia y acogida humanitaria como los que se ofrecieron a los que hu¨ªan de Ucrania, Afganist¨¢n u Hong Kong.
De momento, Sunak ha ignorado la presi¨®n de este grupo, pero sus peticiones no son m¨¢s que la apuesta doblada del programa con el que el primer ministro pens¨® que pod¨ªa seducir a un electorado conservador desencantado.
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