Cerco en Israel a quienes expresen su solidaridad con Gaza: es una ¡°cacer¨ªa¡± contra los palestinos
Activistas denuncian que publicaciones en redes sociales o manifestaciones en la calle desembocan en detenciones, expulsiones de centros de estudios y despidos del puesto de trabajo de ¨¢rabes-israel¨ªes
Israel trata de poner coto a los ciudadanos que expresan su solidaridad o su simpat¨ªa con Gaza al entender que supone un apoyo al terrorismo. Desde el pasado 7 de octubre, d¨ªa de la matanza de Ham¨¢s en territorio israel¨ª, se han producido cientos de detenidos en manifestaciones, expulsiones de puestos de trabajo o suspensi¨®n de estudiantes en sus centros educativos. La mayor¨ªa son palestinos con ciudadan¨ªa israel¨ª. El Parlamento aprob¨® este mi¨¦rcoles en primera instancia una enmienda a...
Israel trata de poner coto a los ciudadanos que expresan su solidaridad o su simpat¨ªa con Gaza al entender que supone un apoyo al terrorismo. Desde el pasado 7 de octubre, d¨ªa de la matanza de Ham¨¢s en territorio israel¨ª, se han producido cientos de detenidos en manifestaciones, expulsiones de puestos de trabajo o suspensi¨®n de estudiantes en sus centros educativos. La mayor¨ªa son palestinos con ciudadan¨ªa israel¨ª. El Parlamento aprob¨® este mi¨¦rcoles en primera instancia una enmienda a la ley antiterrorista para incluir un nuevo delito y castigar con hasta un a?o de c¨¢rcel el consumo de material relacionado con Ham¨¢s o Estado Isl¨¢mico (ISIS, seg¨²n sus siglas en ingl¨¦s).
¡°Tolerancia cero¡±, ha asegurado el jefe de la polic¨ªa de Israel, Yaacob Shabtai, y ha amenazado adem¨¢s con deportar a la Franja a los que no respeten la orden. Lo hizo la semana pasada a trav¨¦s de los perfiles en ¨¢rabe de redes sociales del cuerpo como TikTok o X (la antigua Twitter). Activistas, organizaciones de derechos humanos y abogados consultados sostienen que con medidas como estas, que ven ilegales, las autoridades de Israel tratan de frenar la libertad de expresi¨®n de los palestinos del pa¨ªs ¡ªy, en algunos casos, tambi¨¦n jud¨ªos¡ª e impedir la denuncia de posibles cr¨ªmenes de guerra en Gaza. Algunos, como la activista Fidaa Shehade denuncian una nueva ¡°cacer¨ªa¡± contra la poblaci¨®n ¨¢rabe-israel¨ª, que representa el 20% de los 9,2 millones de ciudadanos del pa¨ªs.
Las redes sociales se han convertido en el caladero perfecto para desatar esa persecuci¨®n. Basta un simple me gusta, un estado de WhatsApp con versos cor¨¢nicos o los colores de la bandera palestina para poner en marcha la maquinaria acusatoria, seg¨²n los testimonios recogidos. Una de las ¨²ltimas en ser arrestada ha sido la actriz Maisa Abd Elhadi, a la que la polic¨ªa acusa de ¡°elogiar una organizaci¨®n terrorista¡±, seg¨²n anunci¨® el cuerpo en X este martes.
Los casos est¨¢n siendo denunciados por organizaciones ¨¢rabe-israel¨ªes y algunos est¨¢n ya en los tribunales. EL PA?S ha podido hablar con tres afectadas por tel¨¦fono: Khetam, profesora de 22 a?os; Maha, estudiante de Derecho de 29, y Sirin, periodista de 27 (por seguridad, prefieren no dar apellidos y el de Maha es nombre supuesto). Las dos primeras han sido despedidas de sus lugares de trabajo; la tercera fue detenida durante una manifestaci¨®n. A veces, incluso, la celebraci¨®n de una boda el mismo 7 de octubre sirvi¨® de argumento para que los responsables de un colegio interpelaran a la hermana de la novia por sus publicaciones con fuegos artificiales.
¡°Desde que comenz¨® la guerra, el Gobierno racista de extrema derecha de Israel est¨¢ capitalizando la ira y la ansiedad de los israel¨ªes, en medio de la nebulosa de la guerra, para promover pol¨ªticas opresivas y afianzar la visi¨®n de que los ciudadanos palestinos de Israel son enemigos¡±, comenta Hassan Jabareen, director de Adalah, una ONG que defiende los derechos de la minor¨ªa ¨¢rabe de Israel. ¡°Cuando el primer ministro (Benjam¨ªn) Netanyahu menciona la necesidad de reforzar la llamada frontera interna en sus discursos, est¨¢ transmitiendo claramente este mensaje a la opini¨®n p¨²blica israel¨ª¡±, a?ade. La iniciativa de la Kneset (Parlamento) representa un ¡°atroz¡± intento de controlar la libertad de expresi¨®n y de pensamiento de los ciudadanos, denuncia Adalah.
La ONG feminista Kayan, que defiende a palestinos en Israel, ha recibido 270 llamadas alertando de abusos desde el pasado 7 de octubre, cuando, normalmente, el flujo es de 600 al a?o. Califican en un comunicado de ¡°racismo y discriminaci¨®n extremos¡± la situaci¨®n actual.
La abogada Sawsan Zaher, asesora en derechos humanos de la comunidad ¨¢rabe, lleva unos 60 casos. Entre ella y otros colegas, cientos. Se refiere a suspensiones o directamente expulsiones de la universidad de alumnos y profesores o personas despedidas de su trabajo. Muchos por publicaciones en Facebook u otras redes sociales. El s¨¢bado, Zaher afront¨® una sesi¨®n de apelaci¨®n por tres expulsiones de un centro universitario cercano a Nahariya, en el noroeste. En muchos casos, a?ade esta abogada, el proceso se abre sin posibilidad de reclamar por parte de los acusados ni ofrecer detalles acerca de qu¨¦ es lo que han publicado, como ocurre con varios estudiantes suspendidos en la Universidad de Ben Gurion, en el sur del pa¨ªs, con unos 60 integrantes de su comunidad v¨ªctimas ¡ªmuertos, desaparecidos o secuestrados¡ª en el ataque de Ham¨¢s.
La propuesta de deportaci¨®n efectuada por el jefe policial Yaacob Shabtai en medio de ¡°comentarios racistas e incendiarios¡± es ¡°ilegal¡±, denuncia en un comunicado la ONG Adalah. El texto considera que la iniciativa forma parte de un cerco a la libertad de expresi¨®n en el ambiente de represi¨®n creado bajo la actual guerra. Ese clima se viven tambi¨¦n en el Ayuntamiento de Rehovot, cerca de Lod, que pretende obligar a los constructores a que firmen que no emplear¨¢n en sus obras a trabajadores palestinos, algo que ha denunciado Adalah.
Maha, la estudiante de Derecho, que reside en Jaffa, puso en su estado de WhatsApp unos versos cor¨¢nicos. Poco despu¨¦s recibi¨® un correo en el que le anunciaban que hab¨ªa sido expulsada de su centro de estudios, explica. Su abogado trata de hacer frente a lo que consideran un acto ilegal. Sirin, la reportera, pas¨® la noche del mi¨¦rcoles al jueves de la semana pasada detenida en Haifa tras acudir a una manifestaci¨®n y ser acusada de levantar una pancarta a favor de Gaza, algo que ella niega.
Khetam, profesora de infantil, tambi¨¦n ha puesto en manos de un letrado su expulsi¨®n del centro en el que daba clases, al que le han reclamado su vuelta por carta. El motivo fue publicar en su estado de WhatsApp la fecha del 7 de octubre con un coraz¨®n con los colores de la bandera de Palestina. Tras presiones de sus superiores, que primero acudieron a la polic¨ªa, la joven lo borr¨®, pero eso no impidi¨® que le anunciaran el despido. Reconoce que todos sus alumnos son jud¨ªos, pero que algunos de los padres, asegura, la han apoyado mediante mensajes. No cree que sea el momento de regresar a clase, aunque su padre no est¨¢ de acuerdo con ella. ¡°Tienes que luchar por volver¡±, cuenta ella que le dice. ¡°Una vez lo consigas, renuncias de manera voluntaria y te vas con la cabeza bien alta¡±.
¡°La actual represi¨®n ha dado lugar a un n¨²mero sin precedentes de detenciones basadas ¨²nicamente en publicaciones en las redes sociales, alegando apoyo al terrorismo o simpat¨ªa con organizaciones terroristas. Sin embargo, la gran mayor¨ªa de estas publicaciones eran expresiones de solidaridad con el pueblo palestino en Gaza y, en algunos casos, simplemente compart¨ªan vers¨ªculos del sagrado Cor¨¢n¡±, sostiene Hassan Jabareen.
El n¨²mero de detenidos desde el d¨ªa de la matanza cometida por miembros de la milicia fundamentalista isl¨¢mica superaba el centenar la semana pasada y, desde entonces, se han producido decenas de casos m¨¢s, seg¨²n detallan fuentes de su organizaci¨®n. La unidad para combatir los ciberdelitos establecida por el ministro de Seguridad Nacional, el ultraderechista Itamar Ben Gvir, ha abierto 180 casos por supuesto apoyo a Ham¨¢s o defender el terrorismo, a?aden desde la ONG. En 93 casos se abri¨® una investigaci¨®n y en 63 se mantuvo bajo custodia a los acusados. Conocen, adem¨¢s, los casos de 83 estudiantes a los que se les ha abierto un procedimiento disciplinario y cuentan con m¨¢s de 40 informes de personas que han sido despedidas o suspendidas de empleo.
¡°Es una cacer¨ªa¡±, opina Fidaa Shehade, activista ¨¢rabe-israel¨ª de 40 a?os, durante una entrevista en su casa de la ciudad de Lod, donde fue concejal durante la pasada legislatura. Lamenta que en los medios israel¨ªes falten voces de su comunidad y no puedan expresar en redes sociales sus condolencias por lo que ocurre en Gaza. ¡°No nos dejan explicar qu¨¦ pensamos o sentimos¡±, se queja ahondando en la idea de que ese muro de silencio es otra forma de discriminaci¨®n. El Gobierno que lidera Netanhayu ¡°busca la segregaci¨®n¡± y para sus integrantes ¡°en Gaza todos son Ham¨¢s¡±, afirma la activista.
Lod se ubica cerca del aeropuerto de Tel Aviv, que Ham¨¢s trata de alcanzar con sus cohetes estos d¨ªas. En casa de Shehade se escuchan algunas explosiones sobre el cielo procedentes de los sistemas de defensa antia¨¦reos israel¨ªes. La vivienda est¨¢ rodeada de c¨¢maras, ocho en total, conectadas de manera permanente a la gran pantalla de la televisi¨®n ante la que conversa con EL PA?S. Estas medidas de seguridad son recuerdo de los d¨ªas de m¨¢xima violencia vividos en Lod y otras ciudades en 2021 con graves disturbios protagonizados por personas de las dos comunidades. La casa fue atacada entonces varias veces ¡ªacusan a colonos israel¨ªes¡ª y el padre de la activista decidi¨® poner las c¨¢maras. ¡°No impiden que nos puedan atacar de nuevo, pero, al menos, podremos denunciar con pruebas¡±, comenta ella con una media sonrisa. En 2018, la comunidad ¨¢rabe no pudo impedir que se aprobara la pol¨¦mica ley del Estado naci¨®n jud¨ªo que reserva solo al pueblo jud¨ªo el derecho de autodeterminaci¨®n y deja el hebreo como ¨²nica lengua oficial en detrimento del ¨¢rabe.
Fidaa Shehade recuerda su infancia entre Israel y Gaza, desde donde lleg¨® en 1980 su madre, Hanan Shehada, de 62 a?os. ¡°Adem¨¢s de las vacaciones, los jueves, al salir del colegio, nos ¨ªbamos a Gaza, de donde es mi madre. Era una hora de coche. El domingo por la ma?ana [el fin de semana all¨ª es el viernes y s¨¢bado] volv¨ªamos directamente para ir de nuevo a clase¡±, explica mientras hace el gesto de llevar la mochila escolar sobre los hombros. Hoy en d¨ªa, eso es impensable. Los muros, el bloqueo, la violencia¡ mantienen ese enclave palestino aislado y cerrado. Shehade hace 16 a?os que no pasa por all¨ª, desde 2007. La activista prepara estos d¨ªas su boda, que tendr¨¢ lugar en diciembre, pero afirma que no tiene pensado ser madre. ¡°No quiero tener ni?os en este ambiente¡±, comenta torciendo el rostro en un gesto triste.
Sigue toda la informaci¨®n internacional en Facebook y X, o en nuestra newsletter semanal.