Ruidos y silencios
Hay que entregar las armas prometidas a Ucrania para que 2024 sea el a?o de un trabajo coordinado a fin de acordar al menos un alto el fuego desde posiciones de fuerza, si as¨ª lo desea Kiev

¡°Uno sabe que llega la guerra por el silencio, no por el estruendo de las bombas¡±. As¨ª comienza el impresionante documental 20 d¨ªas en Mariupol, realizado por el equipo de corresponsales de TV de la agencia AP, que inform¨® al mundo entero del asedio de las tropas rusas contra esta estrat¨¦gica ciudad, un importante enclave portuario. El sitio comenz¨® el 24 de febrero de 2022, el primer d¨ªa de la invasi¨®n rusa, y culmin¨® tres meses despu¨¦s, el 20 de mayo. El equipo de reporteros, liderado por Mstyslav Chernov, relata el silencio y las bombas; las muertes y las vidas que se salvan en el hospital; la esperanza y el desespero. El pr¨®ximo domingo sabremos si un Oscar se a?ade a la larga lista de premios meritoriamente ya logrados.
Mariupol es un ejemplo, como tantos, de resistencia imposible, que no in¨²til. Miles murieron, pero muchos salvaron la vida gracias a las heroicidades de m¨¦dicos, conciudadanos, de los por entonces poco preparados soldados ucranianos¡ Pero Mariupol no se pudo salvar.
Desde ese momento, las cifras describen un panorama aterrador. Un quinto del territorio ucraniano ocupado, 70.000 soldados rusos muertos, 250.000 heridos; 30.000 soldados ucranianos sin vida, m¨¢s de 10.000 civiles muertos y varios cientos de miles heridos. Y millones de refugiados y desplazados internos. El vigor de la poblaci¨®n ucraniana, alentada por un valiente presidente y con un apoyo decisivo de Occidente, aunque de arranque lento, hizo de 2022 un a?o no solo de eficaz resistencia, sino de plantar cara a un anticuado y mal comandado ej¨¦rcito ruso.
El segundo a?o de la guerra, 2023, no ha seguido la misma pauta. Contrariamente a lo que se plane¨® en Kiev, el frente terrestre se estanc¨®. Cada vez es m¨¢s dif¨ªcil moverlo. Carentes de adecuado armamento, desde artiller¨ªa hasta misiles, para mantener sus posiciones, las tropas ucranianas dependen m¨¢s que nunca de arriesgados sabotajes o incursiones detr¨¢s de las l¨ªneas enemigas. La ¨²nica excepci¨®n est¨¢ en el mar Negro, donde Ucrania ha logrado diezmar la flota rusa y mantener un flujo exportador mar¨ªtimo de sus preciados cereales, con una remarcable seguridad.
Este es el contexto donde aparecen dos indeseados y ruidosos contratiempos. Primero, la an¨®mala pol¨ªtica estadounidense, contagiada de una precampa?a electoral cuyo resultado, en noviembre, puede llegar a decidir el ganador de una guerra que se libra a miles de kil¨®metros de Washington. Actuar r¨¢pidamente es imprescindible, por lo que resulta incomprensible y totalmente contraproducente la retenci¨®n por parte del Congreso de Estados Unidos de la ayuda militar comprometida. Una ayuda determinante para fortalecer las d¨¦biles defensas y poder recuperar, quiz¨¢s, territorio ocupado.
El segundo sonoro contratiempo surge de Europa, esta misma semana. No descartar la presencia de tropas occidentales sobre el terreno en Ucrania no puede ser ni una improvisaci¨®n ni un desliz de un presidente, Macron, quien, aunque dado a pretender acaparar los focos, tiene inteligencia y experiencia probadas. Y ninguna de ellas avala sus palabras. Entonces, ?por qu¨¦ se arriesga a que todos los l¨ªderes europeos, empezando por el canciller alem¨¢n, se apresuren a desmentirle, debilitando la unidad europea? Sin duda, enviar soldados occidentales a Ucrania es una l¨ªnea roja que Europa no se puede ni debe plantear.
Ninguno de los dos errores, el que proviene del esperp¨¦ntico Congreso de EE UU y el que surge del El¨ªseo, conduce a lo imprescindible: una profunda reflexi¨®n, silenciosa y discreta, sobre los pr¨®ximos pasos. Hay que entregar las armas prometidas, afianzar las defensas, arrebatar algo de territorio a Rusia (muy dif¨ªcil, ya que cada palmo est¨¢ minado) para que 2024, tercer a?o de la guerra, sea el de un trabajo coordinado y serio para acordar, al menos, un alto el fuego, desde posiciones de fuerza. Ello, si as¨ª desean los ucranianos y creen que es la mejor manera de acabar con el silencio de la guerra.
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