En la protesta de Francia: ¡°Somos j¨®venes, nos duele sentirnos impotentes ante Gaza¡±
La polic¨ªa francesa desaloja Sciences Po y un grupo inicia una huelga de hambre, pero los estudiantes afrontan dificultades para ampliar la movilizaci¨®n
Son pocos en Par¨ªs, aunque concienciados. Algunos, nuevos en esto de manifestarse. Todos, esperanzados en que, como los estudiantes de Nueva York o California, su voz acabe por escucharse.
Son los estudiantes que en los ¨²ltimos d¨ªas han ocupado universidades francesas, que en varias ocasiones ya han sido desalojados. Un pu?ado ha iniciado una huelga de hambre. Y ahora piensa qu¨¦ hacer: c¨®mo evitar que el movimiento, bastante limitado de momento, se extinga antes de haber prendido realmente. Par¨ªs no es Columbia, ni Francia Estados Unidos. Por ahora.
¡°Somos j¨®venes, vemos las im¨¢genes [de Gaza] y duele ser impotentes¡±, resume este viernes Warda, de 22 a?os. ¡°No se nos escucha a los j¨®venes. Como somos estudiantes¡¡±, a?ade esta alumna de Historia en la Sorbona. Interviene Maeva, 18 a?os y tambi¨¦n estudiante de la misma asignatura en la misma universidad: ¡°S¨ª, somos j¨®venes, se nos dice que no conocemos la vida porque a¨²n no hemos vivido, que no sabemos nada y que no debemos dar nuestra opini¨®n, y cuando la damos nos dicen: ¡®Ya ver¨¢s cuando seas mayor¡¡±.
Como todos los j¨®venes que se manifiestan en Francia, Maeva observa con atenci¨®n, y seguramente un punto de envidia, las movilizaciones en Estados Unidos. ¡°Es importante¡±, afirma Maeva, ¡°que los estudiantes del mundo muestren que somos una generaci¨®n que no tiene ganas de tener sangre en las manos.¡± ?Y en Francia? ¡°Estar¨ªa bien que fu¨¦semos m¨¢s¡±, opina, ¡°pero a algunos no lograremos convencerlos de lo que est¨¢ ocurriendo. A medida que avance el mes de mayo, podremos sumar a m¨¢s personas¡±.
Warda, Maeva y Jade, otra compa?era de aulas en la Sorbona, acudieron este viernes a una concentraci¨®n en Par¨ªs bajo el lema: ¡°Por el pueblo palestino. No a la represi¨®n y al cierre de facultades¡±.
Eran unas 300 personas ante unas decenas de periodistas a la entrada del Pante¨®n, el templo laico de las glorias nacionales francesas, a menos de 500 metros de la Sorbona. Unas horas antes, los antidisturbios hab¨ªan desalojado, sin que hubiese confrontaciones ni escenas destacables de violencia, a un grupo de estudiantes en Sciences Po, el Instituto de Estudios Pol¨ªticos, donde estudian muchos de los gobernantes del futuro. Sciences Po no est¨¢ mucho m¨¢s lejos del Pante¨®n que la Sorbona: dos kil¨®metros. Todo queda en un barrio, el mismo que hace 56 a?os fue el escenario de la revuelta del 68.
Hicham, estudiante de m¨¢ster de 22 a?os, contaba, tras el desalojo de Sciences Po, que la polic¨ªa hab¨ªa arrastrado a algunos estudiantes por el suelo y hab¨ªa arrancado banderas. ?l es uno de los alumnos en huelga de hambre. Y promete: ¡°Continuar¨¦¡±.
¡°A nuestra peque?a escala, lo que podemos hacer es manifestarnos para hacer ruido y esto conlleva organizar bloqueos y cosas de este tipo¡±, dice Dante, un estudiante de Lengua y Literatura Inglesa en otro campus de la Sorbona. ¡°Los estudiantes no podemos hacer otra cosa que gritar y decir que no estamos de acuerdo. Debemos continuar¡±.
En realidad no las tienen todas consigo, los estudiantes, aunque han logrado un eco considerable con sucesivos bloqueos parciales en la Sorbona, en Sciences Po y en centros de otras ciudades francesas como Grenoble y Lille este jueves y viernes. Hay una reclamaci¨®n com¨²n: la interrupci¨®n de la cooperaci¨®n con universidades israel¨ªes. Tambi¨¦n una palabra que vuelve una y otra vez en todas conversaciones y esl¨®ganes: genocidio.
¡°No podemos limitarnos a cerrar los ojos¡±, dice Morgane, de 22 a?os y estudiante de Historia del Arte en la Sorbona. Olivia, de 21 a?os y estudiante en la misma universidad, a?ade: ¡°Pedimos que se deje de perseguir y criminalizar a quienes apoyan a Palestina, que se deje de asimilarlo al antisemitismo¡±.
A medio kil¨®metro de la manifestaci¨®n del Pante¨®n, frente a la Sorbona, la Uni¨®n de Estudiantes Jud¨ªos de Francia ha instalado una ¡°mesa de di¨¢logo¡±. La idea, seg¨²n J¨¦r¨¦my, estudiante de filosof¨ªa de 21 a?os y miembro de este sindicato estudiantil, es fomentar el entendimiento, romper el di¨¢logo de sordos. Se acercan propalestinos y han tenido conversaciones tensas con los estudiantes jud¨ªos, pero tambi¨¦n otras amables y razonadas.
¡°Vemos a ambos lados una voluntad de decir: estoy con unos y otros, como en un partido de f¨²tbol¡±, dice J¨¦r¨¦my. ¡°Pero se puede ser a la vez sionista y propalestino, considerar que hay una paz posible con dos Estados y que podemos reconocer tanto el sufrimiento del 7 de octubre como el hecho de que en Gaza se desarrolla una masacre y hay una crisis humanitaria¡±.
Sobre la concentraci¨®n propalestina vecina, J¨¦r¨¦my declara: ¡°No me plantea ning¨²n problema mientras no haya frases antisemitas¡±. Cuenta que estos d¨ªas, durante las movilizaciones, le ha molestado ver a estudiantes con las manos pintadas de rojo, ¡°porque es el s¨ªmbolo de una masacre¡±.
¡°?No estamos a favor de Ham¨¢s! ?Condenamos las acciones terroristas de Ham¨¢s!¡±, dice en la concentraci¨®n del Pante¨®n la estudiante Warda, de origen argelino. Y concluye su compa?era Jade: ¡°Tambi¨¦n siento pena por los muertos en Israel¡±.
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