En la zona de Siria fronteriza con Israel: ¡°Las tropas nos amenazaron con hacernos lo mismo que en Gaza¡±
Los habitantes de los pueblos sirios cercanos a los ocupados Altos del Gol¨¢n, en los que ahora ha avanzado el ej¨¦rcito israel¨ª, denuncian que los militares incluso disparan a la poblaci¨®n
Cuando el pasado mi¨¦rcoles las tropas israel¨ªes se presentaron en la aldea siria de Suesa, situada a los pies de los Altos del Gol¨¢n, los vecinos enseguida organizaron una manifestaci¨®n pac¨ªfica para exigirles que se retiraran. ¡°Durante 30 minutos, estuvimos frente a los soldados gritando esl¨®ganes como ¡®?Siria libre, fuera Israel!¡¯. Ellos nos lanzaron amenazas: ¡®Si no volv¨¦is a casa, os haremos lo mismo que a los de Gaza¡¯ ¡ Entonces, de repente, sin haberles ni tan siquiera lanzado una piedra, abrieron fuego¡±, recuerda Aymen al Awad. Este campesino de 46 a?os es uno de los siete heridos de bala de aquella jornada, un ejemplo de las tensiones en la zona despu¨¦s de que Israel aprovechara la ca¨ªda del r¨¦gimen de Bachar el Asad para ampliar en varios centenares de kil¨®metros cuadrados su ocupaci¨®n del Gol¨¢n, territorio sirio tomado en parte por Israel en 1967.
Al Awad, que cojea ostensiblemente, no se llev¨® la peor parte. En su pierna derecha impactaron una quincena de fragmentos de bala despu¨¦s de que el proyectil rebotara contra el suelo o una pared. Algo parecido sucedi¨® a otros tres manifestantes, todos ellos convalecientes en casa. En cambio, tres aldeanos recibieron el impacto directo de los disparos y todav¨ªa est¨¢n ingresados en un hospital de Damasco. El que se encuentra en un estado m¨¢s grave es un chaval de 15 a?os, cuyos pulmones perfor¨® una bala. ¡°El m¨¦dico opt¨® por esperar 10 d¨ªas para ver c¨®mo evolucionan las heridas antes de decidir si operar o no¡±, comenta el agricultor, sentado en el humilde comedor de su casa. La resistencia de los vecinos de Suesa sirvi¨® al menos para forzar la retirada de los 50 soldados y sus veh¨ªculos blindados.
Los habitantes de la provincia de Quneitra no pudieron sumarse a las celebraciones de otras regiones por el desmoronamiento de la dictadura el pasado 8 de diciembre. ¡°Al d¨ªa siguiente, se presentaron los soldados [israel¨ªes] preguntando si ten¨ªamos armas o si hab¨ªa milicianos de Hezbol¨¢. Les dijimos que no, y que ya se pod¨ªan ir¡±, explica Hail al Abdala, el mujtar ¡ªuna figura cuyas funciones est¨¢n entre las de un alcalde y las de un notable local¡ª del pueblo de Hamidie, que se cuenta entre las siete localidades recientemente ocupadas por Israel. Otras, como Suesa, se hallan en un conf¨ªn de trazado ambiguo, pues las tropas israel¨ªes lo han ampliado varias veces en los ¨²ltimos d¨ªas y adem¨¢s, realizan redadas en los pueblos bajo el control de Damasco en busca de armas.
Israel ocup¨® buena parte de los Altos del Gol¨¢n durante la Guerra de los Seis D¨ªas, en 1967, pero no fue hasta despu¨¦s de otra guerra, en 1974, cuando firm¨® un armisticio con Damasco que establec¨ªa un per¨ªmetro desmilitarizado del lado sirio, que es el territorio que ahora ha invadido. Desde entonces, una misi¨®n de la ONU formada por unos 1.200 cascos azules ha monitorizado el cumplimiento del acuerdo. Estos militares se retiraron tras la reciente ofensiva israel¨ª.
Abusos
El primer ministro israel¨ª, Benjam¨ªn Netanyahu, ha declarado que las tropas permanecer¨¢n en territorio sirio hasta que se selle un acuerdo de seguridad con el nuevo Gobierno. Adem¨¢s, la segunda semana de diciembre, el ej¨¦rcito israel¨ª ejecut¨® unos 500 bombardeos en Siria, la mayor¨ªa contra instalaciones militares. El ¨²ltimo ataque a¨¦reo tuvo lugar el s¨¢bado en las afueras de Damasco contra un dep¨®sito de armas, y provoc¨® la muerte de al menos dos personas. La ONU considera que tanto la ocupaci¨®n de 1967 como los actos hostiles de las ¨²ltimas semanas representan una violaci¨®n del derecho internacional.
De las conversaciones con una veintena de habitantes de diferentes pueblos de la comarca, emerge una retah¨ªla de quejas por los abusos de los soldados israel¨ªes. En la aldea de Hurriye, los uniformados dieron a los habitantes una sola hora para abandonar sus viviendas. En Kodana, destruyeron un par de casas, una canalizaci¨®n de agua, y dispararon en la pierna a un empleado que reparaba el tendido el¨¦ctrico.
¡°En Hamidie, destrozaron varios edificios p¨²blicos y confiscaron todo tipo de material, incluidos los ordenadores¡ Ahora, la mayor¨ªa de los desplazados ya han vuelto a sus casas. Pero los soldados solo nos dejan entrar y salir del pueblo de 10 a 15 horas, un serio problema para los estudiantes y los que trabajan fuera¡±, espeta Al Abdala, un elegante anciano de penetrantes ojos azules. ¡°Los ni?os son los que m¨¢s sufren la situaci¨®n, por el estr¨¦s que genera la presencia de los soldados y los tanques¡±, desliza Abir Rueli, una joven pediatra.
La invasi¨®n israel¨ª ha conllevado una alteraci¨®n o interrupci¨®n de algunos servicios b¨¢sicos, como la cobertura de los tel¨¦fonos m¨®viles, la distribuci¨®n de pan, y sobre todo, el flujo de electricidad y de agua corriente. ¡°Hace 20 d¨ªas que no tenemos agua. Los israel¨ªes han ocupado los dos pozos que serv¨ªan para abastecer a nuestros siete pueblos¡±, se queja Shaher, un jubilado de Kodana que el pasado s¨¢bado asisti¨® junto a otras m¨¢s de 200 personas de la regi¨®n a la primera reuni¨®n p¨²blica con la ciudadan¨ªa organizada en Quneitra por el Gobierno interino de Damasco.
La m¨¢xima autoridad que se desplaz¨® al Centro Cultural de Quneitra, a solo 300 metros de un amenazante tanque israel¨ª, fue el barbudo Abu Bar¨¢, responsable militar de la regi¨®n sur del pa¨ªs. En el turno de preguntas, una buena parte de las intervenciones giraron alrededor de la hostil presencia israel¨ª. ¡°Estamos en contacto con Damasco y esperamos, paso a paso, poder solucionar los problemas con el vecino¡±, se limit¨® a decir Abu Bar¨¢.
El hecho de que se refiriera a Israel como el ¡°vecino¡±, mientras que en todas las otras intervenciones se utiliz¨® el t¨¦rmino ¡°enemigo¡±, suscit¨® algunas suspicacias en la sala. La misma reacci¨®n provocaron unas declaraciones dos d¨ªas antes del nuevo gobernador de Damasco en las que asegur¨® que el nuevo Ejecutivo no ten¨ªa ¡°ning¨²n problema con Israel¡± y no quer¨ªa ¡°hacer nada que amenazara¡± su seguridad.
En las redes sociales, algunos detractores de la milicia islamista gobernante, Hayat Tahrir al-Sham (HTS), cuestionan su patriotismo, sugiriendo que su tono moderado frente a la ocupaci¨®n israel¨ª se debe a acuerdos secretos con el Gobierno israel¨ª o con Washington. No obstante, el analista de tendencia laica Ammar Abdulhamid defiende el enfoque del Gobierno: ¡°Dado que la guerra con Israel no es una opci¨®n, ?qu¨¦ alternativa tenemos a la diplomacia?¡±.
Curiosamente, el apodo de Ahmed al Shara, el l¨ªder de HTS, es Al Julani ¡ªo Al Golani¡ªdebido a que su familia es originaria de los Altos del Gol¨¢n y se cuenta entre las que tuvieron que abandonar sus hogares por la invasi¨®n de 1967. ¡°Conozco a su familia. Son buena gente. Pero hasta ahora, no hemos logrado una reuni¨®n con ¨¦l¡±, comenta con un punto de amargura el mujtar Al Abdala.
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