Las tres partidas de Joe Biden con el voto latino
La capacidad de los hispanos de decantar la balanza en unas elecciones hiperpolarizadas se centra en algunos Estados clave: Arizona, Florida y Pensilvania, pero tambi¨¦n Nevada y Ohio
¡°Si ganamos Florida, esto est¨¢ resuelto¡±. As¨ª lo dijo Joe Biden este martes en su ¨²ltima visita al que tal vez sea el Estado m¨¢s decisivo en estas elecciones, ese que le dio la victoria tanto a Trump como a Bush en el 2000 a pesar de que ambos perdieron el voto popular en el conjunto del pa¨ªs. En Florida, uno de cada cinco votantes es de origen hispano. Junto a Texas, California, Ar...
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¡°Si ganamos Florida, esto est¨¢ resuelto¡±. As¨ª lo dijo Joe Biden este martes en su ¨²ltima visita al que tal vez sea el Estado m¨¢s decisivo en estas elecciones, ese que le dio la victoria tanto a Trump como a Bush en el 2000 a pesar de que ambos perdieron el voto popular en el conjunto del pa¨ªs. En Florida, uno de cada cinco votantes es de origen hispano. Junto a Texas, California, Arizona, Nevada y sobre todo, Nuevo M¨¦xico, conforman el rosario sure?o de Estados en los que el voto latino pesa m¨¢s de una quinta parte.
Pero no debemos confundir peso con poder. Biden est¨¢ en Florida y no en California porque el segundo lo tiene ganado. Trump lanza mensajes dedicados a los hispanos del Estado oriental porque en el occidental no tiene nada que hacer, mientras la carrera en el primero sigue muy ajustada.
Esta es una parte de la ecuaci¨®n para dilucidar d¨®nde pueden decidir los latinos una elecci¨®n: d¨®nde sigue abierta. La otra es si los cambios que hay dentro del propio voto hispano es suficiente para decantar la balanza. Para eso es necesario que dichos cambios existan. En California, Virginia o Wisconsin, por ejemplo, las ¨²ltimas cuatro elecciones han producido resultados similares entre los latinos. En Arizona, el rango es mucho mayor. En Florida, Bush gan¨® entre los hispanos en 2004.
All¨¢ donde esta horquilla de posibilidades entre los latinos (una vez relativizada por su peso en el electorado total) sea lo suficientemente grande como para volcar los resultados agregados, donde sea similar o mayor a la diferencia esperada entre ambos partidos: es ah¨ª donde el voto latino tiene verdadero poder.
Esta estimaci¨®n incluye a Estados con mucho voto latino (Arizona, Florida, Nevada); otros con escasa presencia agregada, pero suficiente como para darle la vuelta al resultado, normalmente muy ajustado: en ellos, las diferencias de elecci¨®n a elecci¨®n observadas entre los relativamente pocos latinos con derecho a voto son a¨²n as¨ª superiores a la brecha entre republicanos y dem¨®cratas en 2016 (Pensilvania) o en las encuestas de este a?o (Ohio).
Resulta casi imposible pronosticar en cu¨¢les de ellos efectivamente el segmento hispano le puede dar un vuelco al resultado final. M¨¢s sencillo es dibujar escenarios en los cuales puede ser decisivo. As¨ª lo ha hecho la encuestadora Equis Research, especializada en este grupo de votantes y orientada hacia el lado dem¨®crata del espectro (sus fundadores trabajaron con Barack Obama). Con sus escenarios, sumados a los datos estructurales definidos por las encuestas postelectorales de a?os anteriores, se puede dibujar tres rutas posibles para la victoria de Biden en tres Estados que fueron republicanos en 2016, y que pasar¨ªan por la decisi¨®n de esos votantes latinos pivotales.
? Arizona, el vuelco plausible
Un escenario. Uno de los Estados que se espera caigan del lado azul por la ola de cambio demogr¨¢fica es tambi¨¦n uno de los que comparte m¨¢s frontera con M¨¦xico. En Arizona, consistentemente rojo hasta ahora, Trump gan¨® por apenas 90.000 votos. Equis Research realiza varias simulaciones aqu¨ª, bajo distintos supuestos de voto por parte de la poblaci¨®n blanca. Uno que muestra particularmente bien la capacidad de influencia del voto latino es el que reproduce la ¨²ltima gran elecci¨®n en el lugar: la que puso a la dem¨®crata Kyrsten Sinema en el Senado hace apenas dos a?os. Si se repitiese ese grado de apoyo por el segmento de origen europeo, los latinos son decisivos a partir de una participaci¨®n similar a la de 2016, y con el apoyo que las encuestas indican que tiene Biden entre ellos. Si llegase a los niveles de Obama en 2012, podr¨ªa permitirse incluso un descenso de la participaci¨®n hispana. Pero con los de Clinton contra Trump, el voto latino solo le da la victoria a Biden si su peso crece hasta un in¨¦dito 18%.
D¨®nde buscarlos. En Arizona, el voto hispano se concentra en la frontera sur, por razones no solo de v¨ªnculos con M¨¦xico sino tambi¨¦n de densidad demogr¨¢fica y entramado urbano.
Entre ellos, las mujeres j¨®venes son las m¨¢s interesadas en Joe Biden, y tambi¨¦n las que presentan un potencial de ampliaci¨®n del voto dem¨®crata mayor: est¨¢n m¨¢s convencidas y son m¨¢s susceptibles al mismo tiempo. Sus contrapartes masculinas se encuentran al otro extremo, en un fen¨®meno cada vez m¨¢s com¨²n entre ciertas porciones de las nuevas generaciones de latinos, que a medida que se alejan de su origen (y las preocupaciones de discriminaci¨®n y pol¨ªticas migratorias que con ello se asocia) se ven m¨¢s atra¨ªdos por las posiciones conservadoras. En realidad, simplemente, se van acercando a las visiones del resto de sus compatriotas hombres (no afroamericanos).
? Florida, el Estado dividido en dos
Un escenario. Florida es la moneda al aire en cada elecci¨®n. En esta no cambia: a¨²n hoy, con Biden subiendo en las encuestas, lo que all¨ª pasar¨¢ el 3 de noviembre es incierto. Cuenta adem¨¢s con una de las comunidades latinas m¨¢s divididas. El peso de estadounidenses de origen cubano y venezolano, renuentes a opciones progresistas por los recuerdos pol¨ªticos que traen de sus respectivos pa¨ªses, lo convierte en un electorado particularmente complejo. As¨ª, Biden necesitar¨ªa altos niveles de participaci¨®n (como los de 2016: 18%) y tambi¨¦n un apoyo en el rango alto (idealmente, m¨¢s de seis de cada diez latinos) si el voto blanco dem¨®crata se mantiene en el 40% habitual de la d¨¦cada pasada.
D¨®nde buscarlos. Cualquiera que conozca Florida y quiera explic¨¢rtela comenzar¨¢ por la divisi¨®n norte (m¨¢s blanca, conservadora, interior) y sur (costera, metropolitana y diversa). Esta divergencia se reproduce casi tal cual en la presencia de votantes latinos, de manera que el foco Dem¨®crata suele estar en la parte austral del Estado, as¨ª como en sus ciudades (Miami, pero no solo: tambi¨¦n la c¨¦ntrica Tampa).
En el crisol de la sociodemograf¨ªa latina en Florida, la edad, el sexo y sobre todo el origen nacional definen la susceptibilidad al voto dem¨®crata. Si lo medimos por aquellos segmentos poblacionales que seg¨²n la ¨²ltima encuesta de Equis Research presentan una incidencia mayor de votantes poco convencidos pero a¨²n no totalmente alejados de Biden, o aquellos que todav¨ªa tienen inclinaciones no del todo definidas hacia ¨¦l o hacia Trump, el crisol nos queda representado. Es por ello que los micromensajes, aparentemente dirigidos a poblaciones muy concretas (como los del propio Trump a la comunidad de origen colombiano en la ¨²ltima semana, elogiando al expresidente ?lvaro Uribe), cobran particular sentido en un Estado acostumbrado a decidir el futuro de la naci¨®n por unos pocos miles de votos.
? Pensilvania, diversidad creciente
Un escenario. En Pensilvania, a diferencia de Arizona y Florida, el peso latino apenas roza el 6%. Pero los m¨¢rgenes en ¨¦l son tan apretados desde que la poblaci¨®n blanca de las zonas en declive econ¨®mico se volcaron hacia Trump, mientras la poblaci¨®n afroamericana hac¨ªa bailar su fidelidad dem¨®crata (consolidada con Obama, dubitativa con Clinton), que cualquier segmento puede acabar decidiendo el resultado final. Sobre todo en niveles intermedios, no abrumadores de apoyo blanco y afroamericano. Con una alta participaci¨®n latina, en el rango de 2016, y un arrastre de Biden en el rango alto habitual para un Estado de tradici¨®n azul al fin y al cabo, la simulaci¨®n de Equis Research anticipa un posible rol pivotal de los hispanos.
D¨®nde encontrarlos. Tendemos a olvidarnos de que Pennsylvania es un Estado que va desde casi abrazar la l¨ªnea que dividi¨® norte y sur en el conflicto civil del siglo XIX hasta la frontera con Canad¨¢, desde el interior otrora industrial hasta el que fue un n¨²cleo pol¨ªtico de EE UU en su origen (Filadelfia). La comunidad latina es a¨²n reducida en ¨¦l, pero ha crecido lo suficiente en las partes m¨¢s urbanas como para empezar a ser decisiva. Un poder que, como en el resto del pa¨ªs, solo ir¨¢ a m¨¢s.
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