El trumpismo se hace fuerte en las calles de Miami
Los m¨¢s f¨¦rreos seguidores del presidente inundan la ciudad en la b¨²squeda de un triunfo clave para la reelecci¨®n
Miami ya no es la Miami que uno se imagina. La crisis por el coronavirus ha acallado a cientos de bares y discotecas que abren de nuevo sus puertas t¨ªmidamente y con un horario restringido. Este domingo hacia las seis de la tarde, la emblem¨¢tica calle 8 en el coraz¨®n de la Peque?a Habana era un lugar tranquilo y silencioso. Hasta que llegaron ellos. Los motores de las poderosas camionetas tipo pick-up rug¨ªan desde el inicio como primer aviso. Una mujer de unos cuarenta a?os, con el nombre de Trump estampado en el pech...
Miami ya no es la Miami que uno se imagina. La crisis por el coronavirus ha acallado a cientos de bares y discotecas que abren de nuevo sus puertas t¨ªmidamente y con un horario restringido. Este domingo hacia las seis de la tarde, la emblem¨¢tica calle 8 en el coraz¨®n de la Peque?a Habana era un lugar tranquilo y silencioso. Hasta que llegaron ellos. Los motores de las poderosas camionetas tipo pick-up rug¨ªan desde el inicio como primer aviso. Una mujer de unos cuarenta a?os, con el nombre de Trump estampado en el pecho, sacaba m¨¢s de la mitad de su cuerpo por la ventanilla de un veh¨ªculo que arrancaba a toda velocidad mientras se desga?itaba contra la acera: ¡°?Cuatro a?os m¨¢s!¡±.
No fue la ¨²nica. Durante m¨¢s de una hora, por esta calle y otras importantes de la ciudad, como Biscayne Boulevard, los bocinazos de los seguidores m¨¢s f¨¦rreos del presidente retumbaban en las terrazas de restaurantes y entre el tr¨¢fico. Sus coches, convertidos en carrozas de un carnaval electoral, avanzaban decorados con banderas de Estados Unidos y de lemas como ¡°Trump 2020¡±, ¡°No al socialismo¡±, ¡°Construir el muro¡±. Los comensales del restaurante tailand¨¦s Yung Lai Thai trataban sin ¨¦xito de continuar con una m¨ªnima conversaci¨®n.
Si uno solo visitara r¨¢pido esta ciudad, pensar¨ªa f¨¢cilmente que el ¨²nico contendiente de las pr¨®ximas elecciones presidenciales de Estados Unidos es Donald Trump. Resulta casi imposible, fuera de un acto de campa?a, encontrar un cartel a favor del candidato dem¨®crata Joe Biden. En la capital del exilio cubano por excelencia, el aspirante dem¨®crata es para los que gritan, un heredero m¨¢s del r¨¦gimen castrista. Y especialmente en algunas zonas con mayor poblaci¨®n hispana de la ciudad, votar a Trump es mucho m¨¢s que elegir a un presidente. Es votar a Estados Unidos. ¡°Se trata de patriotismo¡±, resum¨ªa el presidente del Partido Republicano del condado de Miami, Nelson D¨ªaz. Y a ese sentimiento apelan para ganarse a un 20% de los electores con ra¨ªces de Cuba, Venezuela, Puerto Rico, Colombia y Rep¨²blica Dominicana.
Bajo esta premisa busca Trump ganar Florida. Un Estado clave para hacerse con la reelecci¨®n de Estados Unidos, que cuenta con 29 de los 270 votos electorales que cualquiera necesita para convertirse en presidente. Las encuestas, a dos semanas de las elecciones, apuntan a que no est¨¢ clara la victoria para ninguno de los dos candidatos. Aunque Biden se mantiene entre un punto y dos por encima, se considera una de las entidades que m¨¢s puede sorprender la noche electoral. Y eso ha hecho que la mayor¨ªa de los esfuerzos de campa?a de uno y otro se hayan concentrado estos d¨ªas en este rinc¨®n del sur del pa¨ªs: Trump ha viajado dos veces en la misma semana y Biden ha celebrado all¨ª actos hasta en tres ocasiones en el ¨²ltimo mes.
A unos 20 kil¨®metros en coche de La Peque?a Habana, en Hialeah, el n¨²cleo duro de los residentes de origen cubano de esta ciudad, decenas de electores esperaban en la cola para depositar su voto anticipado este lunes.
¡ª?Con el comunismo no hay barbiqui¨²!
Una mujer de unos sesenta a?os advert¨ªa insistentemente desde la calle a cada coche que avanzaba lento hacia el estacionamiento del centro de votaci¨®n. Junto a ella, dos familias discut¨ªan en espa?ol sin escucharse, aportando argumentos casi id¨¦nticos, todos en contra de la afrenta comunista que representa para ellos el avance del partido dem¨®crata. ¡°Yo s¨¦ bien que lo que trae el socialismo es hambre¡±, aportaba un hombre vestido con una camiseta blanca con el logo de Trump a la conversaci¨®n. ¡°El comunismo no trae m¨¢s que miseria¡±, le respond¨ªa otra mujer mientras devoraba un s¨¢ndwich que estaba repartiendo la cadena de comida del chef Jos¨¦ Andr¨¦s para los electores.
Entre unos coches, Jorge Puertas, de 28 a?os, escuchaba la conversaci¨®n. Su camiseta azul cielo rezaba ¡±Dem¨®cratas¡±, pero a diferencia del resto de los presentes en la entrada del recinto, no dialogaba con nadie ni se esforzaba por repartir las boletas con los nombres de los candidatos. ¡°Por cada 16 republicanos hay tres dem¨®cratas, no est¨¢ f¨¢cil encontrarlos por ac¨¢¡±, se?ala.
Hacia el oeste de la ciudad, en la acomodada Westchester, los gritos por Trump se aten¨²an. Un grupo de j¨®venes, el ¨²nico hacia las dos de la tarde de este primer d¨ªa de voto anticipado, explicaba por qu¨¦ no votar¨¢n a Trump y c¨®mo sus padres han cambiado por primera vez el voto hacia el partido dem¨®crata. ¡°No se trata de ser de izquierdas, se trata de ir a favor de los derechos humanos¡±, apunta en ingl¨¦s Stephanie Robaina, de 28 a?os. Sus padres emigraron de Cuba en los noventa y forman parte de ese grupo de votantes republicanos moderados a los que busca conquistar Biden, a favor del discurso ideol¨®gico del partido, pero en contra de la deriva desp¨®tica que representa su l¨ªder.
A sus espaldas, otro joven con una mascarilla a favor del presidente se queja con otra compa?era de la fila. ¡°Mira a toda la prensa buscando como locos a los de Biden. Y dicen sus encuestas que va a ganar¡±. A lo lejos, los altavoces de una camioneta irrumpen en este silencioso y ordenado centro de votaci¨®n con una salsa pegadiza: ¡°Yo voy a votar [suenan timbales] por Donald Trump¡±. El ruido de Miami pertenece estos d¨ªas de pandemia al desfile del trumpismo m¨¢s radical.
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