Un juez de Pensilvania califica el argumentario legal de Trump de ¡°el monstruo de Frankenstein¡±
Una nueva derrota judicial agota las opciones del presidente de revertir su derrota en las elecciones
La del s¨¢bado por la noche, en un juzgado federal de Pensilvania, fue algo m¨¢s que una nueva derrota de las que ya colecciona Donald Trump en su cruzada por revertir las elecciones que le convirtieron, el pasado 3 de noviembre, en un presidente de un solo mandato. El fracaso del argumentario que el juez compar¨® con ¡°el monstruo de Frankenstein¡± pr¨¢cticamente agota la v¨ªa judicial. Y ha hecho a algunos senadores republicanos romper su silencio e incluso hablar de ¡°ve...
La del s¨¢bado por la noche, en un juzgado federal de Pensilvania, fue algo m¨¢s que una nueva derrota de las que ya colecciona Donald Trump en su cruzada por revertir las elecciones que le convirtieron, el pasado 3 de noviembre, en un presidente de un solo mandato. El fracaso del argumentario que el juez compar¨® con ¡°el monstruo de Frankenstein¡± pr¨¢cticamente agota la v¨ªa judicial. Y ha hecho a algunos senadores republicanos romper su silencio e incluso hablar de ¡°verg¨¹enza nacional¡±. Pero el presidente, cada d¨ªa un poco m¨¢s solo, no ceja en su ins¨®lito empe?o.
Al menos por tres motivos, la derrota en Pensilvania tiene un regusto a definitiva. Primero, por el tono contundente, si no humillante, que emple¨® en la redacci¨®n de su escrito de 37 p¨¢ginas el juez federal Matthew Brann, registrado como republicano y ex miembro de la muy conservadora Sociedad Federalista. Para que pudiera siquiera plantearse privar del derecho al voto a casi siete millones de ciudadanos, como ven¨ªa a pedir la campa?a de Trump, deber¨ªan haber acudido ¡°armados con argumentos legales convincentes y pruebas factuales de corrupci¨®n rampante¡±. En lugar de eso, explica el juez, la campa?a aport¨® solo ¡°argumentos legales torcidos sin m¨¦rito y acusaciones especulativas¡±. Los abogados, a?ade Brann, han apa?ado un argumentario que es ¡°como el monstruo de Frankenstein¡±.
Segundo, por el hecho de que Pensilvania, donde Biden se impuso por 81.000 votos y que est¨¢ previsto que certifique sus resultados este mismo lunes, era algo as¨ª como el premio gordo de la ofensiva en los tribunales. La derrota en el Estado, sumada a las que ya ha sufrido la campa?a en Michigan, Georgia, Nevada, Arizona y Wisconsin, pr¨¢cticamente cierra la v¨ªa judicial para impugnar los resultados de una elecci¨®n que Trump perdi¨® por seis millones de votos. Y tercero, porque la derrota en Pensilvania ha llevado a algunos republicanos de peso a romper un silencio que ya estaba siendo ensordecedor.
Es el caso de Patrick Toomey, senador precisamente por Pensilvania, que dijo en un comunicado que el presidente Trump ¡°ha agotado todas las opciones legales plausibles¡± y que el resultado del desaf¨ªo ¡°confirma que Joe Biden gan¨® las elecciones de 2020¡±. Toomey felicit¨® al presidente electo Biden y pidi¨® a Trump que acepte el resultado y que ¡°ayude a unir el pa¨ªs¡±. M¨¢s lejos fue a¨²n el senador Chris Christie, tambi¨¦n aliado de Trump, que dijo que es hora de comenzar la transici¨®n y que el equipo de abogados de Trump, liderado por Rudy Giuliani, es ¡°una verg¨¹enza nacional¡±. ¡°Denuncian fraude cuando est¨¢n fuera del juzgado, pero cuando est¨¢n dentro no lo declaran ni lo argumentan¡±, explic¨®. ¡°No podemos seguir actuando como si hubiera pasado algo que no pas¨®¡±.
Pero eso es exactamente lo que est¨¢ haciendo Donald Trump. Dijo en Twitter que recurrir¨¢ la decisi¨®n del juez. Y pidi¨® a los legisladores estatales, de la manera m¨¢s expl¨ªcita en que lo ha formulado hasta la fecha, que tengan el ¡°coraje¡± para intervenir y, traicionando el sentido del voto de los ciudadanos, colocar partidarios de Trump en el colegio electoral que el pr¨®ximo 14 de diciembre debe elegir al pr¨®ximo presidente. Un ins¨®lito intento de subvertir directamente el resultado electoral que, seg¨²n los expertos, tiene tan pocas posibilidades de prosperar como la v¨ªa judicial que ya agoniza.
Hasta ahora, los legisladores republicanos de los Estados donde Trump centra su batalla han mostrado poca o nula disposici¨®n a cooperar en ese extraordinario asalto al poder. Ni en Arizona, ni en Georgia, ni en la propia Pensilvania, donde los m¨¢s altos legisladores estatales recordaron que su papel, seg¨²n la ley, no es decidir qui¨¦n obtiene los votos electorales del Estado, sino que ¡°es el voto popular el que los elige¡±.
Tampoco abandona el presidente la tercera v¨ªa, igualmente condenada al fracaso: la de impugnar los recuentos en Estados con resultados ajustados. El s¨¢bado pidieron un tercer recuento en Georgia, despu¨¦s de que un segundo escrutinio de cinco millones de votos, realizado a mano durante toda una semana, el mayor recuento manual en la historia de Estados Unidos, volviera a certificar el viernes la victoria de Biden por 12.000 votos. Pero como el margen sigue siendo inferior al 0,5%, el perdedor tiene derecho a solicitar un tercer recuento, y as¨ª lo ha hecho. Este se realizar¨¢ escaneando los votos que ya se contaron a mano. La ley de Georgia determina que el costo del recuento, en particular los honorarios de los funcionarios que llevan contando votos sin parar desde el 3 de noviembre, no lo asume la campa?a que lo solicita sino los contribuyentes.
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