El atentado contra Trump alivia temporalmente las presiones sobre la candidatura de Biden
El cambio de agenda informativa, la respuesta presidencial y las apelaciones a la unidad juegan a su favor
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, estaba en misa en Rehoboth Beach (Delaware), donde tiene una casa de descanso, el s¨¢bado por la tarde. A las 18.10 horas, unos disparos contra su antecesor, Donald Trump, en un mitin en Butler (Pensilvania), a unos 500 kil¨®metros de distancia, cambiaron el ciclo de las noticias. Al salir de la Iglesia, a Biden le preguntaron si le hab¨ªan informado del intento de asesinato de Trump. ¡°No¡±, dijo escuetamente. Pronto, esa ser¨ªa su prioridad y no las llamadas a congresistas para reafirmarse en su candidatura. Como una consecuencia indirecta, el atentado ha aliviado la presi¨®n sobre la candidatura de Biden a la reelecci¨®n, como m¨ªnimo temporalmente.
El intento de asesinato contra Trump es una de esas noticias que arrasan con todo. Desde el principio, cuando a¨²n no estaba claro lo ocurrido, toda la atenci¨®n medi¨¢tica se puso en esos sonidos que parec¨ªan un atentado con disparos, como luego se confirm¨®, y en c¨®mo el servicio secreto evacu¨® al expresidente con algo de sangre en la cara. Despu¨¦s, cuando se confirm¨® el intento de magnicidio, la muerte de un asistente al mitin y la del tirador, la noticia fue creciendo sin parar. Y, de paso, nadie sigui¨® hablando de si Biden es o no la persona adecuada para ser el candidato dem¨®crata en las elecciones del 5 de noviembre.
El presidente tuvo tres comparecencias en 24 horas con diferentes formatos, la primera, el s¨¢bado, en su casa de la playa, y las otras dos, el domingo, en la Casa Blanca. La ¨²ltima fue un discurso en horario de m¨¢xima audiencia, el formato elegido por los presidentes para momentos de especial gravedad. La guerra del Golfo, la ca¨ªda de Sadam Husein, los atentados del 11 de septiembre, el hurac¨¢n Katrina, la pandemia del coronavirus y la crisis financiera est¨¢n entre ellos. Desde el Despacho Oval, reiter¨® las llamadas a la unidad de las comparecencias anteriores y dijo que los estadounidenses deben resolver sus diferencias ¡°en las urnas, no con las balas¡± (aprovechando la semejanza fon¨¦tica en ingl¨¦s entre las papeletas, ballots, y las balas, bullets).
Biden reclam¨® tambi¨¦n ¡°bajar la temperatura¡± de la pol¨ªtica estadounidense, en referencia al enfrentamiento partidista, pero de alguna manera, esa necesidad de calmar los ¨¢nimos tambi¨¦n le favorece a ¨¦l. El ambiente no es propicio al desaf¨ªo y enfrentamiento que ha venido sufriendo desde su desastroso debate del 27 de junio en Atlanta contra Trump, en el que sus lapsus, titubeos, sus frases sin terminar, su tos y su ronquera cuestionaron su capacidad para ser el candidato dem¨®crata.
En los ¨²ltimos d¨ªas, ning¨²n congresista se ha sumado a la lista de los que piden al presidente que renuncie a presentarse a la reelecci¨®n. Biden aplaz¨® un viaje a Austin (Texas) que ten¨ªa previsto este lunes, de esos en los que los presidentes de Estados Unidos mezclan de alguna forma la agenda oficial con la campa?a electoral. Vuelve a la carga con dos actos en Las Vegas (en Nevada, uno de los Estados decisivos en las elecciones) este lunes y este martes, uno dirigido a captar el voto negro y otro para el voto latino.
El presidente tiene una doble carrera contra el tiempo. La de fondo es la que le se?ala como el primer presidente octogenario de la historia, que cumplir¨ªa los 86 a?os en caso de completar un hipot¨¦tico segundo mandato. La de corta distancia es la que le separa de las elecciones presidenciales del 5 de noviembre o, m¨¢s breve a¨²n, de la Convenci¨®n Nacional Dem¨®crata que proclamar¨¢ al candidato del partido y que se celebra del 19 al 22 de agosto en Chicago (Illinois). En esa corta carrera, el tiempo juega a su favor. Cuanto m¨¢s se acerque la convenci¨®n, m¨¢s dif¨ªcil ser¨¢ forzar una alternativa no traum¨¢tica a la reelecci¨®n del presidente.
Cada acto de Biden, mientras, seguir¨¢ escrut¨¢ndose cuidadosamente en busca de s¨ªntomas de deterioro cognitivo o fragilidad. El presidente es consciente de que si se repitiesen episodios como el del debate de Atlanta, su situaci¨®n ser¨ªa insostenible. Sin embargo, hasta ahora, ha salido relativamente bien parado de sus ¨²ltimas apariciones. Sobrevivi¨® a la cumbre de la OTAN, incluida la rueda de prensa de casi una hora en la que contest¨® a 19 preguntas y a pesar de los bailes de nombre (Putin-Zelenski y Trump-Harris). Luego dio un discurso improvisado ante votantes en un bar de carretera y un mitin en Detroit ante centenares de seguidores. Este lunes volv¨ªa a someterse a una prueba con una entrevista concedida a Lester Holt, presentador estrella de la NBC.
El temario, en todo caso, ha cambiado. Y del mismo modo que Biden ha respondido al atentado de Trump con llamadas a la unidad del conjunto del pa¨ªs, su petici¨®n de superar las divisiones dentro del propio partido gana fuerza.
En los mercados de predicci¨®n se concede cada vez menor probabilidad a la opci¨®n de que Biden se retire de la carrera. En Polymarket, las cotizaciones llegaron a se?alar una probabilidad del 75% de que abandonara el 3 de julio, el d¨ªa que The New York Times public¨® que sopesaba hacerlo. Con el desmentido de la Casa Blanca y las intervenciones del presidente en diferentes actos, esas probabilidades fueron bajando. Antes del atentado contra Trump, se situaban en torno al 50%, como una decisi¨®n a cara o cruz. Tras los disparos, bajaron al 33%, pero la situaci¨®n es cambiante.
Al tiempo que las probabilidades de que la candidatura de Biden se mantenga y concurra a las urnas el 5 de noviembre han salido reforzadas, las de que gane las elecciones ese d¨ªa han ca¨ªdo. Ese mismo mercado concede a Trump unas probabilidades de ser elegido del 71%, frente a solo el 17% de Biden. Quedan a¨²n 113 d¨ªas para las elecciones. Todo puede cambiar.
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