Patios igualitarios frente al ¡®futbolcentrismo¡¯: as¨ª deber¨ªa ser el recreo escolar
En estos espacios de ocio y actividad f¨ªsica suele reinar el f¨²tbol. Esto implica que aquella parte del alumnado a la que se le da bien este deporte, se suele sentir m¨¢s due?a de dichas zonas que el resto
El recreo es el tiempo y espacio para el aspecto l¨²dico, que no por ser juego es excluyente al aspecto pedag¨®gico. En el recreo no solo se descansa, cuesti¨®n imprescindible para tener un proceso de ense?anza de calidad, sino tambi¨¦n, como considera uno de los grandes padres de la psicolog¨ªa del desarrollo, Jean Piaget, el juego permite directamente aprender: ¡°Los nin?os y nin?as no juegan para aprender, pero aprenden porque juegan¡±. En el patio los ni?os y las ni?as desarrollan tambi¨¦n sus habilidades sociales, como la empat¨ªa, el di¨¢logo y el afecto. El juego en el recreo es ideal para el imaginario y la creatividad: montan y desmontan las reglas, desempe?an personajes y roles, negocian y se ponen de acuerdo, surgen conflictos y sus formas de arreglo, y sobre todo, se acciona de manera colectiva.
Sandra Molines es profesora de Florida Universit¨¤ria y miembro de la Asociaci¨®n por la Coeducaci¨®n y considera que el patio tambi¨¦n es curr¨ªculum. ¡°Los aprendizajes y competencias que all¨ª se practican son muy importantes. Las interacciones y relaciones que se producen son muy valoradas por parte de las ni?as y los ni?os. La supuesta libertad del alumnado a la hora de elegir un juego puede constituir una falacia si en el patio existen unos usos de poder y sumisi¨®n que se practican diariamente¡±, afirma la profesora. El patio podr¨ªa ser la mejor de las aulas del cole, pero para ello se deber¨ªa educar en esos espacios. ¡°Es fundamental que el equipo directivo y el profesorado del centro tengan formaci¨®n en coeducaci¨®n. Cuando no se educa conscientemente en la igualdad, se educa inconscientemente en la desigualdad. La formaci¨®n es la herramienta necesaria para poder detectar el sexismo en las escuelas¡±, afirma Sandra Molines.
Pero ?c¨®mo son estos espacios?, ?qui¨¦n domina el terreno?, ?d¨®nde est¨¢n las ni?as?, ?qu¨¦ hacen los ni?os? Equel Saree es la asociaci¨®n de tres arquitectas expertas en g¨¦nero, que desde 2010 est¨¢n repensando los espacios y las ciudades desde el feminismo y la participaci¨®n comunitaria. Dafne Salda?a es una de ellas: ¡°Si observamos un patio durante el recreo generalmente encontramos una actividad protagonista, realizada por un grupo dominante y que ocupa el espacio privilegiado: los ni?os mayores que juegan al f¨²tbol. En general las ni?as, y tambi¨¦n los ni?os que prefieren otras modalidades de juego o que no encajan en el modelo hegem¨®nico, quedan relegadas a los espacios perif¨¦ricos, con menos opciones de juego. Una de las problem¨¢ticas identificadas mayoritariamente por el profesorado es la segregaci¨®n por g¨¦neros en los juegos (ni?os y ni?as no juegan juntos) y el sedentarismo de la mayor¨ªa de ni?as que charlan y pasean alrededor de la pista, con consecuencias negativas para su salud, su autoestima y su desarrollo f¨ªsico y cognitivo. Una gran parte del alumnado no encuentra alternativas de juego activo, ya que generalmente no existen propuestas m¨¢s all¨¢ de los deportes competitivos¡±.
Sandra Molines afirma que los patios escolares suelen ser futbolcentristas. Esto implica que aquella parte del alumnado a la que le gusta practicar y se le da bien este deporte, se suele sentir m¨¢s due?a de dichas zonas que el resto. ¡°Las pistas de futbol y de b¨¢squet podr¨ªan ser pistas multideportivas, pero habitualmente se tiende a conceder el privilegio del juego a ese ¨²nico deporte, favoreciendo, de este modo, a un reducido n¨²mero de alumnado, por lo general a los chicos. Nunca he visto un patio que concediese la misma cantidad de espacios a las actividades estereotipadamente masculinas que a las estereotipadamente femeninas. Alrededor del 50% del alumnado son ni?as, pero pocas veces se tienen en cuenta sus intereses, gustos o preferencias. Nos confundimos pensando que la igualdad implica facilitar a las ni?as que puedan jugar a los juegos t¨ªpicos de ni?os; por ello, la propuesta a la inversa pocas veces se plantea. Pero no solo son ellas, tambi¨¦n hay muchos chicos a los que no les gustan este tipo de actividades y cuya socializaci¨®n se ve afectada negativamente al no participar de las mismas. Por todo esto, decimos que las din¨¢micas de los patios son, en muchas ocasiones, androcentristas y machistas¡±.
Sandra Molines considera, tras la realizaci¨®n de un diagn¨®stico riguroso del uso y ocupaci¨®n de los espacios, que es muy habitual encontrar a las ni?as, y a una parte de ni?os tambi¨¦n, ocupando los m¨¢rgenes del patio, sin dotaci¨®n alguna de recursos y jugando a todo aquello que no interfiere nunca en el desarrollo de las partidas centrales de los patios. ¡°Tampoco suelen reclamar nada distinto, puesto que han aceptado e interiorizado que esas son las normas existentes. Si preguntamos y problematizamos la situaci¨®n del patio con el alumnado, observaremos que tienen muchas cosas que decir y que el estatus de determinados juegos y actividades tampoco les satisface¡±.
Dafne Salda?a nos cuenta que los patios igualitarios ser¨ªan espacios con una distribuci¨®n no jer¨¢rquica y m¨¢s equitativa entre las diferentes actividades, ofreciendo espacios de relaci¨®n, de intimidad, de creatividad y varias modalidades de juego activo y de movimiento para dar respuesta a las preferencias de un alumnado plural y fomentar un juego m¨¢s compartido entre ni?os y ni?as, m¨¢s cooperativo y menos estereotipado. Patios que fomenten la relaci¨®n con la naturaleza y con el entorno, adaptados a la climatolog¨ªa local para poder ser utilizados confortablemente a lo largo del curso escolar. Para Sandra Molines podr¨ªan disponer de espacios para el juego tranquilo, como pintar, cantar, juego simb¨®lico e imaginativo, m¨²sica, lectura, juegos de mesa, etc. Tambi¨¦n podr¨ªa tener espacios para el juego activo, como correr, patinar, ir en bici, practicar colpbol, bailar, ping-pong, roc¨®dromos, b¨¢dminton, etc. Y, por supuesto, zonas en las que el alumnado pudiese disfrutar del contacto con la naturaleza. La propuesta de juegos podr¨ªa estar pensada para que fomentase la convivencia m¨¢s que la segregaci¨®n. Un patio en donde las diferencias y preferencias individuales fuesen m¨¢s importantes que las diferencias de g¨¦nero y en donde todo el mundo tuviese su lugar.
¡°La escuela no es el ¨²nico ¨¢mbito donde se transmiten los valores sociales, pero, dado la cantidad de tiempo que las criaturas pasan en este lugar, no podemos desperdiciar su gran potencial como activador de cambios. Una educaci¨®n que integre la dimensi¨®n espacial desde una perspectiva feminista es imprescindible para comprender c¨®mo se articulan las desigualdades de g¨¦nero y tener herramientas para prevenirlas y evitar que se sigan reproduciendo en los diferentes ¨¢mbitos de la vida¡±, concluye Dafne Salda?a.
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