Sonia L¨®pez Iglesias, psicopedagoga: ¡°En la adolescencia los padres construyen la relaci¨®n que tendr¨¢n con sus hijos adultos¡±
La profesora y autora catalana acaba de publicar ¡®El privilegio de vivir con un adolescente¡¯, una gu¨ªa pr¨¢ctica para adultos que habla de esta etapa con realismo y pretende ofrecer una visi¨®n m¨¢s positiva de estos a?os
Los padres perciben y esperan la adolescencia con temor. Y esto se debe a que suelen llegar a esta etapa vital de sus hijos tras escuchar muchas cosas negativas sobre ella. Unos estereotipos que provocan incapacidad y miedo. ¡°Esto ocurre porque los progenitores no se han preparado lo suficiente para poder dar una respuesta adecuada a la adolescencia. Existe una falta de preparaci¨®n que provoca que no entiendan a sus hijos y no se d¨¦ una buena respuesta a las necesidades que estos demandan¡±, explica Sonia L¨®pez Iglesias (Igualada, Barcelona, 47 a?os), psicopedagoga, profesora de Secundaria y autora de El privilegio de vivir con un hijo adolescente (Destino).
Con el libro, publicado este mes de abril, Iglesias pretende ofrecer una gu¨ªa pr¨¢ctica para convivir, y bien, con los hijos adolescentes: ¡°El objetivo es animar a las familias desde el realismo, o sea, asumiendo que es dif¨ªcil acompa?arles desde la calma, a tener una visi¨®n mucho m¨¢s positiva de esta etapa. Si yo les miro a los ojos con af¨¢n de entenderlos va a ser mucho m¨¢s f¨¢cil que la relaci¨®n sea mejor y que esta se base en el respeto¡±.
PREGUNTA. ?Por qu¨¦ los padres y madres llegan a la adolescencia de sus hijos asustados? ?Se les olvida que ellos ya vivieron esa etapa?
RESPUESTA. Efectivamente, se nos olvida que no hace tanto fuimos adolescentes y que ped¨ªamos exactamente las mismas cosas que hoy nuestros hijos; que no es otra cosa que libertad, autonom¨ªa y confianza. Esto es una paradoja. En la adolescencia de mis hijos [de 15 y 18 a?os] siempre me acordaba de la enfermera que me acompa?¨® en el parto del primero. Yo no paraba de llorar y ella, toda seria, me dijo: ¡°Esto no es nada, ya ver¨¢s cuando llegue a la adolescencia¡±. Se me qued¨® grabado.
P. ?Entonces el miedo no es infundado? ?Les pasa a todos los padres y madres?
R. S¨ª, porque no nos hemos preparado. Tenemos la santa man¨ªa que cuando nos quedamos embarazadas devoramos libros de parto y gestaci¨®n y lo hacemos hasta los cuatro a?os de nuestro hijo. Nos informamos mucho y lo hacemos porque nos interesan muchas cosas, como saber cu¨¢ndo tienen que comer por trozos o pur¨¦s; cu¨¢ndo tienen que andar, cu¨¢ndo tienen que hablar... Y luego paramos. Nos olvidamos. Y entonces llegamos a la adolescencia y no hemos le¨ªdo nada sobre ella. Esto provoca que los padres no convivan con la adolescencia, sino que reaccionen ante ella, porque no tienen recursos para acompa?ar adecuadamente sus hijos.
P. Si se acompa?a adecuadamente a los hijos desde muy peque?os? favorecer¨¢ que se viva la adolescencia mejor?
R. Esto es algo que siempre digo en las charlas que doy. Para acompa?ar correctamente la adolescencia hemos tenido que acompa?ar correctamente la infancia. Si yo he creado un v¨ªnculo de confianza, un apego seguro, va a ser mucho m¨¢s f¨¢cil seguir acompa?ando a mi hijo a lo largo de su vida. De la misma forma que lo hac¨ªa cuando ten¨ªa dos a?os, cuatro, ocho¡. Pero tambi¨¦n es muy importante saber que si no se ha hecho correctamente hasta ahora, nunca es tarde para cambiar y empezar a hacerlo.
P. ?Qu¨¦ es acompa?ar correctamente?
R. Es hacer cosas fundamentales como entender por qu¨¦ mi hijo tiene dificultades para gestionar la frustraci¨®n o por qu¨¦ se muestra rebelde, o saber si tiene inter¨¦s o no por compartir lo que siente contigo. Si los padres comprenden estas cosas, todo se reconstruye r¨¢pido.
P. ?Los padres pueden vivir la adolescencia como un duelo, como la p¨¦rdida de ese peque?o que ahora no les hace caso?
R. Lo que pasa es que tanto el adolescente como los padres pasan por un duelo. Todos pensamos que los chicos y chicas est¨¢n encantados de serlo. Es cierto por una parte, pero ellos tambi¨¦n pasan el duelo de dejar la infancia, pierden los privilegios de cuando eran ni?os. Adem¨¢s, este duelo es duro porque genera muchos cambios f¨ªsicos y de personalidad. Los padres tambi¨¦n notan ese vac¨ªo, ya que sus hijos empiezan a alzar el vuelo. Si estos duelos no se enfrentan se enquista la relaci¨®n. Los progenitores tienen que ser conscientes de ello. Hay padres y madres que no dejan crecer a sus hijos, que no les dan la libertad y la autonom¨ªa que necesitan. Y hay adolescentes que tienen miedo a crecer, que no se sienten preparados para enfrentar todos los cambios que est¨¢n experimentando.
P. ?Cu¨¢l ser¨ªa el camino a seguir?
R. Hay que aceptar que en la adolescencia nuestros hijos nos siguen necesitando much¨ªsimo, pero de forma diferente. Necesitan distancia y su grupo de iguales se convierte en su pilar porque es en ¨¦l donde ellos construyen su nueva identidad, donde se sienten bien y comprendidos. Con sus semejantes, buscan sentirse aceptados y compartir y entender lo que est¨¢n viviendo. Hay que dejarles un espacio adecuado, aceptar que es una fase y que hay una parcela de intimidad que se tiene que respetar.
P. ?La adolescencia siempre ha estado rodeada de mitos? ?Podr¨ªa citar alguno?
R. Todo el mundo dice que es una etapa convulsa, muy complicada, y existe la creencia de que hay que pasarla r¨¢pido, lo antes posible. Y esto es un error. Es justo en la adolescencia donde estoy creando los motivos para que cuando mis hijos vuelen del nido quieran volver. Es en esta etapa donde estoy construyendo la relaci¨®n que vamos a tener con ellos de adultos. Si ellos han sentido que yo he dado respuesta a sus necesidades, cuando se vayan de casa, que a m¨ª me parece algo maravilloso, querr¨¢n volver.
P. ?La sociedad trata bien a la adolescencia?
R. He reflexionado mucho sobre esto. Si t¨², por ejemplo, publicases en EL PA?S un art¨ªculo ma?ana criticando a los octogenarios, seguro que se l¨ªa parda, pero en todo el pa¨ªs. Pero se publican muchos art¨ªculos hablando mal sobre los adolescentes sin ning¨²n filtro y no pasa nada porque hemos normalizado que los podemos criticar. ?Que los adolescentes hacen muchas cosas malas? Por supuesto. Pero tambi¨¦n hacen cosas muy buenas. Al final, son el futuro de nuestra sociedad. Entonces hay que cuidarles y hacer que se sientan entendidos para que tengan ganas de tener iniciativa, de trabajar, de esforzarse. Porque un adolescente que solo oye que es un desastre, que lo hace todo mal, no va a tener ning¨²n motivo para ser perseverante y trabajar por lo que quiere. Siendo docente o con mis hijos me doy cuenta de que hay barra libre para hablar mal de ellos.
P. ?Entienden los padres la adolescencia actual?
R. No del todo, y tienen que conocer c¨®mo funciona la sociedad actual, porque la sociedad en la que fuimos adolescentes ya no existe. Ahora, la sociedad es superexigente, va demasiado deprisa y est¨¢ ultraconectada. Y, adem¨¢s, muchas veces no entendemos las necesidades de los adolescentes, lo que hace que est¨¦n siempre rebotados porque sienten que nadie les comprende.
P. Siempre que se habla del uso del m¨®vil y adolescencia se abre la caja de pandora, con opiniones muy dispares, ?cu¨¢l es su visi¨®n al respecto?
R. Nosotros en casa tenemos unas normas claras sobre la utilizaci¨®n del m¨®vil. No se usa en las comidas o cuando estamos los cuatro. Luego se ha establecido una hora para apagarlo [en su caso, las 22.00] o se ha dejado claro que cuando se estudia se deja fuera. Si t¨² has trabajado y has establecido unas normas con ellos, va a ser mucho m¨¢s f¨¢cil que empleen bien el tel¨¦fono. Adem¨¢s, hay que explicarles todos los peligros que hay en internet, hablar sobre la importancia de no dar datos o de no meterse con nadie a trav¨¦s de las redes sociales, entre otras cosas. Al final se basa en la educaci¨®n. Demonizarlo es absurdo porque la realidad es que el m¨®vil es el cord¨®n umbilical que tienen los adolescentes con su grupo de iguales; bueno, casi con el mundo, me atrever¨ªa a decir.
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