El viejo orden de Michel Franco
El ¨²ltimo filme del cineasta mexicano, ¡®Nuevo Orden¡¯, refleja mejor las ansiedades de una ¨¦lite que los incentivos de un movimiento social
Dicen que hasta la mala publicidad es mejor que nada de publicidad, y el dicho aplica perfecto a la ¨²ltima pel¨ªcula del director mexicano Michel Franco, Nuevo Orden. Desde que Cin¨¦polis public¨® el trailer de la pel¨ªcula en twitter hace dos semanas, el filme ha recibido m¨¢s atenci¨®n en los medios y en las redes sociales que cualquier otro en las salas vac¨ªas por la pandemia. Con solo el trailer de dos minutos, la pel¨ªcula fue se?alada de racista, de clasista, de hacerle propaganda a la mirada del ¡®White Mexican¡¯ que t...
Dicen que hasta la mala publicidad es mejor que nada de publicidad, y el dicho aplica perfecto a la ¨²ltima pel¨ªcula del director mexicano Michel Franco, Nuevo Orden. Desde que Cin¨¦polis public¨® el trailer de la pel¨ªcula en twitter hace dos semanas, el filme ha recibido m¨¢s atenci¨®n en los medios y en las redes sociales que cualquier otro en las salas vac¨ªas por la pandemia. Con solo el trailer de dos minutos, la pel¨ªcula fue se?alada de racista, de clasista, de hacerle propaganda a la mirada del ¡®White Mexican¡¯ que teme al movimiento social. ¡°El trailer no refleja lo que es la pel¨ªcula,¡± dijo Franco en su defensa. "Lo que digo es que la vean y esto no se quede solamente en un chisme en redes''. La pel¨ªcula se estrena hoy en cines.
Franco tiene algo de raz¨®n, los dos minutos del trailer no reflejan la hora y media de su pel¨ªcula, pero su frase es bastante condescendiente. Producir un trailer es un arte ¨Cel trailer de 1964 para promocionar Dr. Strangelove de Stanley Kubrick es casi tan famoso como la pel¨ªcula entera. Hacer trailers es parecido a dise?ar la portada de una novela o escribir el t¨ªtulo perfecto para un art¨ªculo: no es un resumen, pero es la posibilidad de seducir al p¨²blico. Aunque Nuevo Orden sedujo al festival de cine de Venecia cuando gan¨® el Leoncino d¡¯Oro, Franco no parece estar listo para recibir la cr¨ªtica del p¨²blico en su pa¨ªs.
El trailer, en realidad, s¨ª refleja bastante bien la primera mitad de la pel¨ªcula. Arranca en una mansi¨®n de Ciudad de M¨¦xico en la que se va a celebrar la boda de Alan (Dar¨ªo Yazbek) y su novia Marian (Naian Gonz¨¢lez). Sus invitados ¡ªen su mayor¨ªa ricos y blancos¡ª llegan en camionetas enormes, toman alcohol, algunos consumen drogas, y les regalan sobres con dinero a la pareja. Marian le dice a su madre que seguro el regalo de uno de los invitados representa ¡°el 1% de las mordidas que le han dado a mi pap¨¢.¡± A¨²n as¨ª lo guarda en una caja fuerte, y la fiesta sigue. Son corruptos, pero son felices.
El giro sucede cuando llega a la puerta de la mansi¨®n Rolando (Eligio Mel¨¦ndez), un extrabajador que necesita urgentemente 200.000 pesos para llevar a su esposa a una cl¨ªnica privada porque unos activistas se han tomado el hospital p¨²blico. La familia lo ignora pero Marian, en cambio, se escapa de la boda para ayudarle. En su ausencia, los manifestantes toman la ciudad y, adem¨¢s, la mansi¨®n. Ac¨¢ est¨¢ realmente el pecado original del trailer y de la pel¨ªcula. Si los ricos blancos son complejos (corruptos como el pap¨¢, generosos como Marian) a los manifestantes ¨Cque en su mayor¨ªa son mestizos o ind¨ªgenas¨C Franco no les da la misma paleta de grises. Son violentos y no mucho m¨¢s.
Los activistas invaden la mansi¨®n como si fueran zombies, se roban joyas y el dinero de la caja fuerte, asesinan invitados y queman carros. Pero Franco nunca explica bien por qu¨¦ protestan. El director dijo que se inspir¨® en movimientos como los chalecos amarillos de Francia, en el movimiento Black Lives Matter de Estados Unidos, o en el ¡®estallido social¡¯ en Chile. Pero sus manifestantes se parecen m¨¢s a una banda de crimen organizado que a esos movimientos sociales. Franco parece querer enfocarse m¨¢s en el oportunista que rompi¨® un vidrio en medio del desmadre para robarse unos tenis en una tienda de Nike, que en los millones que se han organizado ¨Cen manifestaciones, en cabildos, en partidos¨C para exigir un cambio ante la insoportable desigualdad. Su mirada, en esta primera mitad de la pel¨ªcula, es m¨¢s parecida a la que tiene Fox News de Black Lives Matter que a la de un director que se sent¨® a entender la complejidad del racismo. Su an¨¢lisis social es pandito, pero su fascinaci¨®n por la violencia es inmensa.
En un par de tomas espectaculares desde el aire, Ciudad de M¨¦xico se ve destruida. Hay carros quemados alrededor del ?ngel de la Independencia, cad¨¢veres regados en las calles y algunos grafitis de color verde que nos dan unas peque?¨ªsimas pistas de la inconformidad. "Pinches ricos'', ¡°Somos 60 millones¡±, y la m¨¢s famosa ¡°Ni una Menos¡±. ?Ni una menos? Si la simb¨®lica pintura verde ¨Cque aparece sorpresivamente en varias partes de la pel¨ªcula¨C es una alusi¨®n a la marea verde feminista que est¨¢ protestando contra el machismo en toda Am¨¦rica Latina, a¨²n no hemos visto la primera protesta de mujeres que promueva una masacre como la de Nuevo Orden. En cambio, en M¨¦xico se asesinaron a m¨¢s de 1.000 mujeres el a?o pasado por violencia machista. Una verdadera masacre.
Hasta ah¨ª lo que se alcanza a percibir en el tr¨¢iler. La segunda mitad de la pel¨ªcula da un giro inesperado que trata menos con la desigualdad de clase que con el poder militar en un pa¨ªs como M¨¦xico. Para los que quieren evitar un spoiler, paren de leer ac¨¢. Para los que ya decidieron no ver la pel¨ªcula, adelante.
Los mestizos no son los que toman finalmente el poder. Rolando, su esposa enferma y sus vecinos viven en una zona pobre de la ciudad y se encuentran bajo un estado de sitio impuesto por un grupo armado cuyo jefe no es claro. Marian fue secuestrada por ese mismo grupo armado, pero no es claro qui¨¦n est¨¢ a cargo de su liberaci¨®n. Su familia, que busca la ayuda de un general para lograr su rescate, termina confundida cuando dos grupos distintos los contactan pidiendo dinero a cambio de la joven de 25 a?os. En las ¨²ltimas escenas, detr¨¢s de los secuestradores y extorsionadores, est¨¢ realmente el poder de los altos mandos militares. En Nuevo Orden finalmente no hay ning¨²n orden nuevo: los militares corruptos, incluso en la distop¨ªa de Franco, a¨²n guardan el monopolio de la fuerza. Es el mismo viejo orden.
Nuevo Orden no se acerca al fino an¨¢lisis de clase que hizo Parasite de Bong Joon-ho, porque no logra desarrollar de forma creciente la tensi¨®n insoportable entre ricos y pobres para explicar un asesinato. Sus escenas de caos son m¨¢s cercanas a las que se ven en Joker, de Todd Phillips, pero sin un actor como Joaquin Phoenix para entender la profundidad de la locura. Pero, aunque Nuevo Orden no es la mejor pel¨ªcula de Michel Franco, es el reflejo de unos miedos profundos en un grupo de la sociedad. El miedo en las clases altas de reconocerse como corruptos o c¨ªnicos frente a la desigualdad; el miedo que estos tienen a que los m¨¢s pobres intenten tomar el control de forma violenta; el miedo a que el descontento lleve a m¨¢s poder para la bota militar y no a m¨¢s justicia social.
La pel¨ªcula se estrena d¨ªas despu¨¦s de que Estados Unidos orden¨® la captura en Los ?ngeles del poderoso General Salvador Cienfuegos por su posible alianza con el narcotr¨¢fico. Para calmar los miedos en Nuevo Orden basta recordar que a¨²n no son las protestas justas y masivas (por la masacre de Tlatlaya, por los desaparecidos de Ayotzinapa) las que han podido frenar al brutal poder pol¨ªtico y militar que atemoriza a millones en M¨¦xico. Por ahora, solo lo ha logrado la DEA. Es a ellos, y no a los movimientos sociales, a quien el poder le tiene m¨¢s miedo.