Guadalupe Nettel: ¡°Estaba harta de la tradicional maternidad feliz¡±
La escritora mexicana trata en ¡®La hija ¨²nica¡¯ la soledad de las madres modernas a partir de la tr¨¢gica experiencia de una amiga suya
Guadalupe Nettel escribe un libro y los lectores leen otro, que no es el que ella ha parido, cada uno con su particular mirada sobre esas mismas letras. ?Este ¨²ltimo le ha quedado pesimista, verdad? ¡°Yo no lo veo terrible, hay muchas cosas luminosas, lazos de solidaridad, el apoyo entre personas cuando los tuyos est¨¢n lejos, distintas formas de convivencia que surgen, familias elegidas, nuevas y mejores paternidades; eso es optimista¡±, dice la escritora. La hija ¨²nica (Anagrama) es el relato de una maternidad real y tr¨¢gica, a oscuras, la misma por la que pas¨® una amiga ¨ªntima de Nettel...
Guadalupe Nettel escribe un libro y los lectores leen otro, que no es el que ella ha parido, cada uno con su particular mirada sobre esas mismas letras. ?Este ¨²ltimo le ha quedado pesimista, verdad? ¡°Yo no lo veo terrible, hay muchas cosas luminosas, lazos de solidaridad, el apoyo entre personas cuando los tuyos est¨¢n lejos, distintas formas de convivencia que surgen, familias elegidas, nuevas y mejores paternidades; eso es optimista¡±, dice la escritora. La hija ¨²nica (Anagrama) es el relato de una maternidad real y tr¨¢gica, a oscuras, la misma por la que pas¨® una amiga ¨ªntima de Nettel (Ciudad de M¨¦xico, 1973), cuya historia le ha prestado generosamente sin pedirle a cambio concesiones literarias de ninguna clase. Son las vidas cruzadas de mujeres y se lee a sorbitos cortos, con una cadencia de serie televisiva. Una terapia expiatoria para dos amigas que pasaron por un mal trago. La maternidad y la crianza est¨¢n experimentando en la literatura el desahogo que no siempre encuentran en la vida real. Las escritoras le est¨¢n dando una mirada bien diferente de la que impregnaba las novelas d¨¦cadas atr¨¢s.
Pregunta. Ligamento de trompas o maternidad por obligaci¨®n social. ?Debe haber un punto intermedio?
Respuesta. Estaba tan harta de la tradicional maternidad del mundo feliz, de la m¨¢xima plenitud femenina, de ese ser madre para ser completa que quer¨ªa mostrar eso de lo que no se habla tanto, lo que incomoda y la gente no quiere escuchar pero es la verdad. Aunque no era mi intenci¨®n hacer un libro sobre maternidad, a pesar de m¨ª acab¨® as¨ª. Quiz¨¢ es un tema que me explot¨®. No puedes decir, como mujer, que no quieres tener hijos, porque te miran mal o con sospechas. Y la forma en que se atribuye la maternidad a las mujeres es una carga muy pesada.
P. Antes las novelas sol¨ªan presentar a mujeres con trauma por no haber podido tener hijos. El estigma sobrevolaba las p¨¢ginas como una sombra. Ahora parece ser al rev¨¦s, se permiten fantasear sin verg¨¹enza con haber disfrutado una vida distinta lejos de pa?ales y colegios.
R. Esperar¨ªa que esta novela contribuyera a ese cambio que hay que dar para descargar a las mujeres, pero la sociedad est¨¢ mal configurada. Por eso en La hija ¨²nica planteo otras formas de convivencia en que varias mujeres se puedan ayudar a criar el hijo de una, por ejemplo. En todo caso, ?por qu¨¦ no nos dijeron nada? ?Por qu¨¦ no nos avisaron de lo que la crianza supon¨ªa? ?Por qu¨¦ no nos advirtieron de que llega un momento en que los hijos se van y misi¨®n cumplida, ya hiciste lo que ten¨ªas que hacer?
P. Esa forma de criar en comunidad a los hijos, con la ayuda de todos, ya ocurr¨ªa d¨¦cadas atr¨¢s.
R. En efecto, hay que retomar esas redes de nuevo, salirse de esquemas atosigantes, es urgente. En las familias modernas las madres estamos m¨¢s solas que nunca.
P. ?Lo dice por experiencia propia?
R. Por ejemplo. En todo caso creo que la historia que me plante¨¦ en un principio no era m¨¢s que la de mi amiga, que dio a luz a una ni?a con discapacidad y vio c¨®mo la sociedad la exclu¨ªa, los colegios, los m¨¦dicos, los amigos. Entonces tienen que buscar en otras partes, gentes que se reconocen en ese mismo aislamiento. Hoy se habla mucho de la discriminaci¨®n contra las mujeres, los trans, el racismo, pero no lo suficiente de la discapacidad, ni hay pol¨ªticas de inclusi¨®n fuertes.
P. Hay historias que se buscan y otras que salen al encuentro, en este caso lleg¨® el trance de su amiga.
R. En efecto, eso es lo que me puso a escribir, la necesidad de entender aquello, elaborarlo, convertirlo en otra cosa, analizarlo. Me estrujaba por dentro. Es la primera vez que he sentido la escritura como algo colaborativo, ella me contaba y yo escrib¨ªa. Hab¨ªa una traba, un margen m¨¢s estrecho, porque no pod¨ªa inventar e irme a lo fant¨¢stico.
P. Pero los libros tambi¨¦n son como un feto, sale lo que sale.
R. S¨ª, y finalmente, introduje tambi¨¦n alguna historia de ficci¨®n. A veces de un libro pueden salir mellizos o trillizos, r¨ªe.
P. Y su amiga se lo permiti¨®.
R. Claro, me dijo que la historia ya era m¨ªa, que me tomara la libertad de matarlos a todos si quer¨ªa.
P. La novela tiene un ritmo r¨¢pido, esos cap¨ªtulos cortos, casi m¨¢s im¨¢genes que cap¨ªtulos, que dejan el inter¨¦s de cada historia para la pr¨®xima entrega, apenas tres p¨¢ginas m¨¢s all¨¢.
R. Eso es porque al inicio pens¨¦ en hacer una obra cortita, de unas 100 p¨¢ginas, para contar lo que le pas¨® a mi amiga y que fuera vibrante y contundente, pero me fue creciendo¡ S¨ª, hay como un lenguaje cinematogr¨¢fico de crear tensi¨®n y expectativa, nos ha ido contagiando.
P. En Italia el libro est¨¢ yendo muy bien.
R. Est¨¢n a punto de reimprimir la tercera edici¨®n. Parece que all¨ª est¨¢ muy presente ese debate del hecho de ser madre y lo que conlleva, y parece que ha supuesto un cortocircuito. Una escritora diputada que se llama Michela Murgia hizo una historia en Instagram a partir de este libro en el que, dice, se ha reconocido. Empezaron a llegar mensajes de madres que contaban su historia de crianza, su dificultad para compartir lo que sufrieron. Ha habido muchas. En Espa?a tambi¨¦n va bien, pero ha coincidido con otros grandes t¨ªtulos de autoras, como el de Sara Mesa, Un amor, que lo presentar¨¦ en la FIL, nos presentamos mutuamente.
Guadalupe Nettel deja sobre la mesa esta nueva relaci¨®n entre dos mujeres y dos libros y sigue recogiendo con paciencia las migas del cruas¨¢n que se ha tomado con un par de caf¨¦s. Como har¨ªa una paloma en la calle. Las palomas tambi¨¦n vuelan sobre el nido de La hija ¨²nica.