El ¡®Tlatolophus galorum¡¯, la nueva especie de dinosaurio hallada en M¨¦xico
Tras ocho a?os de investigaci¨®n, un equipo de paleont¨®logos reconstruye la vida del esp¨¦cimen que era herb¨ªvoro y llevaba m¨¢s de 72 millones de a?os bajo tierra
Com¨ªa plantas, era bastante comunicativo y vivi¨® en lo que ahora es el norte de M¨¦xico hace m¨¢s de 72 millones de a?os. As¨ª era la nueva especie de dinosaurio descubierta esta semana por un equipo de paleont¨®logos de la Universidad Nacional Aut¨®noma de M¨¦xico y el Instituto Nacional de Antropolog¨ªa e Historia tras ocho a?os de investigaci¨®n. Se trata del Tlatolophus galorum, un esp¨¦cimen con una gran cresta de 1,3 metros de largo que fue hallado en General Cepeda, una comunidad de menos de 5.000 habitan...
Com¨ªa plantas, era bastante comunicativo y vivi¨® en lo que ahora es el norte de M¨¦xico hace m¨¢s de 72 millones de a?os. As¨ª era la nueva especie de dinosaurio descubierta esta semana por un equipo de paleont¨®logos de la Universidad Nacional Aut¨®noma de M¨¦xico y el Instituto Nacional de Antropolog¨ªa e Historia tras ocho a?os de investigaci¨®n. Se trata del Tlatolophus galorum, un esp¨¦cimen con una gran cresta de 1,3 metros de largo que fue hallado en General Cepeda, una comunidad de menos de 5.000 habitantes en el Estado de Coahuila.
El dinosaurio med¨ªa unos 12 metros de largo del hocico a la cola y ten¨ªa entre tres y cuatro metros de altura, explica Felisa Aguilar, investigadora del INAH. Era un animal robusto y la mayor parte del tiempo andaba sobre sus dos patas traseras, aunque se apoyaba en las delanteras para comer y descansar. Es probable que se alimentara de plantas parecidas a las aves del para¨ªso, alcatraces y versiones antiguas de pl¨¢tanos, aunque es algo que se deber¨¢ estudiar con mayor detalle.
Por los hallazgos que ya se han hecho en Coahuila, Aguilar cree que el Tlatolophus viv¨ªa en una zona muy diversa donde convivi¨® con otros dinosaurios como el Velafrons coahuilensis, otro tipo de hadrosaurio que ten¨ªa un pico similar al de un pato, y con el Coahuilaceratops magnacuerna, un cerat¨®psido llamado as¨ª por sus grandes cuernos. ¡°Fue una experiencia inolvidable, sobre todo por concretar todo el trabajo que se hizo¡±, cuenta en entrevista la investigadora.
El nombre cient¨ªfico es una combinaci¨®n del t¨¦rmino en n¨¢huatl para palabra, tlahtolli, y del vocablo griego para cresta, lophus. Los investigadores lo escogieron porque la forma de la cresta se asemeja a una v¨ªrgula, el s¨ªmbolo que utilizaron los pueblos mesoamericanos para representar el habla o la acci¨®n de comunicarse en los c¨®dices. Este dinosaurio ten¨ªa una serie de pasajes que conectaban la tr¨¢quea, la nariz y la cresta y que funcionaban como una especie de trompeta que le permit¨ªa comunicarse.
Esta peculiaridad lo hac¨ªa un dinosaurio parlanch¨ªn. ¡°Sabemos que ten¨ªan o¨ªdos con la capacidad de recibir sonidos de baja frecuencia, por lo que debieron ser dinosaurios pac¨ªficos pero platicadores¡±, explic¨® en un comunicado ?ngel Ram¨ªrez, uno de los investigadores. ¡°Algunos paleont¨®logos teorizan que emit¨ªan sonidos fuertes para espantar a los carn¨ªvoros o con fines de reproducci¨®n, lo que sugiere que las crestas luc¨ªan colores vistosos¡±, agreg¨® Ram¨ªrez.
El viaje para seguir la pista del Tlatolophus comenz¨® en 2013, cuando se encontr¨® su cola. Los paleont¨®logos desenterraron uno a uno m¨¢s de 34 fragmentos ¨®seos: desde el f¨¦mur hasta el neurocr¨¢neo, donde ten¨ªa el cerebro. La clave del descubrimiento est¨¢ en el cr¨¢neo, que logr¨® conservarse en un 80%. Eso permiti¨® compararlo con otros f¨®siles hallados en esa regi¨®n y dar cuenta de que se trataba de una especie que antes no se conoc¨ªa.
La forma de la nariz, la cresta y la cabeza hicieron que los investigadores concluyeran que el dinosaurio era un hadrosaurio de la tribu de los parasaurolofinos. Los hadrosaurios son una familia conocida tambi¨¦n como dinosaurios ¡°pico de pato¡±, que caminaban en dos patas cuando eran j¨®venes y en cuatro cuando llegaban a ser adultos. Los parasaurolofinos son una de las cuatro tribus de esa familia, que tambi¨¦n destaca por sus crestas. Lo que llama la atenci¨®n es que anteriormente se hab¨ªan encontrado restos en Utah, Nuevo M¨¦xico y en la provincia canadiense de Alberta. Son relativamente conocidos en la cultura popular porque han sido representados en la saga de Parque Jur¨¢sico. El Tlatolophus es, sin embargo, el primer parasaurolofino encontrado en M¨¦xico. ¡°Ojal¨¢ lo veamos corriendo pr¨®ximamente en nuevas pel¨ªculas¡±, bromea Aguilar.
El mundo que habitaba este dinosaurio se ve¨ªa muy diferente al actual. Hace 70 millones de a?os, en la era geol¨®gica del cret¨¢cico, Norteam¨¦rica estaba partida en dos enormes islas, delimitadas por las monta?as Rocosas al poniente y por los montes Apalaches, al oriente. En medio hab¨ªa un inmenso mar interior que iba desde el actual territorio de Canad¨¢ hasta el golfo de M¨¦xico. Coahuila, ahora una zona predominantemente des¨¦rtica, ten¨ªa un clima tropical y era una planicie costera. Una parte del Estado estaba sumergida bajo el agua y otra estaba adherida a la parte continental, formando lo que se conoce como la paleopen¨ªnsula de Coahuila.
La hip¨®tesis de los investigadores es que el dinosaurio muri¨® en una zona con mucha agua y que despu¨¦s qued¨® sepultado por la tierra, lo que ayud¨® a que se preservara. ¡°Este f¨®sil es un caso excepcional en la paleontolog¨ªa mexicana¡±, se?ala Aguilar porque los cr¨¢neos suelen encontrarse en fragmentos y no en piezas pr¨¢cticamente completas. Es un hallazgo poco com¨²n por estar conservado en estas condiciones.
Los resultados de la investigaci¨®n se publicaron en la revista especializada Cretaceous Research. Este mismo a?o se dio a conocer otro hallazgo de una nueva especie del cret¨¢cico: el Aquilolamna milarcae, un tibur¨®n con dos enormes aletas temporales que surc¨® las antiguas aguas del norte de M¨¦xico hace 90 millones de a?os. Ese hallazgo se produjo en Vallecillo, en el Estado de Nuevo Le¨®n, a unos 250 kil¨®metros de General Cepeda. ¡°Somos privilegiados¡±, comenta Aguilar sobre la calidad de los yacimientos en el pa¨ªs, ¡°es una oportunidad de viajar al pasado y cada localidad nos habla de diferentes momentos¡±. Mientras los cient¨ªficos siguen el rastro del pr¨®ximo descubrimiento, los restos del Tlatolophus son exhibidos en la cabecera municipal de la peque?a comunidad coahuilense para disfrute de habitantes, visitantes y curiosos.
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