Tampico, la dif¨ªcil relaci¨®n entre una ciudad y los cocodrilos salvajes
El sur de Tamaulipas es la zona en la que se concentran m¨¢s ataques de saurios de pantano a humanos
Conrado, pescador furtivo de 73 a?os, a¨²n recuerda el sonido que hizo que casi se le cayera del susto su red. ¡°Ah¨ª merito, en esa esquina se lo comi¨®¡±, dice mientras se?ala con el dedo ¨ªndice bajo un puente a cinco metros de ¨¦l. El hombre, ataviado con una camiseta turquesa y un pantal¨®n arremangado hasta las rodillas, se refiere a un animal con el que ha convivido en su actividad ilegal: un cocodrilo de pantano. Hace unos d¨ªas, escuch¨® c¨®mo el reptil devor¨® al perro de un ni?o. El muchacho, que no pasaba de los 10 a?os, intent¨® correr para salvar a su mascota pero su padre lo detuvo. C...
Conrado, pescador furtivo de 73 a?os, a¨²n recuerda el sonido que hizo que casi se le cayera del susto su red. ¡°Ah¨ª merito, en esa esquina se lo comi¨®¡±, dice mientras se?ala con el dedo ¨ªndice bajo un puente a cinco metros de ¨¦l. El hombre, ataviado con una camiseta turquesa y un pantal¨®n arremangado hasta las rodillas, se refiere a un animal con el que ha convivido en su actividad ilegal: un cocodrilo de pantano. Hace unos d¨ªas, escuch¨® c¨®mo el reptil devor¨® al perro de un ni?o. El muchacho, que no pasaba de los 10 a?os, intent¨® correr para salvar a su mascota pero su padre lo detuvo. Conrado y sus colegas han visto cosas peores.
El septuagenario, como muchos otros vecinos del ¨¢rea metropolitana de Tampico (Tamaulipas, 780.000 habitantes con Ciudad Madero y Altamira), se enter¨® de lo que pas¨® a varios metros de donde se encuentra. A la orilla de la laguna del Carpintero, un cuerpo de agua de 150 hect¨¢reas ¡ªm¨¢s de 200 campos de f¨²tbol¡ª, una mujer indigente fue atacada por un cocodrilo de 3 metros mientras lavaba su ropa. Cuando los equipos de rescate llegaron, ya estaba muerta. La gente se agolp¨® para grabar con los celulares. Los v¨ªdeos se hicieron virales. Fue la segunda muerte por ataque desde octubre.
El suceso pas¨® justo en una zona donde no hay una valla de seguridad. Otro pescador furtivo, que prefiere no dar su nombre y que carga un par de cubetas llenas de moluscos, la conoc¨ªa porque muchas veces cruzaron caminos cuando ¨¦l regresaba de trabajar: ¡°Vend¨ªa cosas en la calle. No es la ¨²nica persona que ven¨ªa a esta parte¡±, reclama.
En la laguna viven entre 80 y 90 saurios, seg¨²n el ¨²ltimo estudio oficial del Ayuntamiento de Tampico, realizado este a?o. Sin embargo, no son los ¨²nicos en la zona. Si se observa en el mapa a las tres ciudades, tan unidas que, en muchas calles dif¨ªcilmente se puede distinguir entre una y otra, se puede notar algo evidente: hay agua por todos lados. Los cocodrilos habitan en todo el sistema lagunario de la regi¨®n, que llega a las 42.000 hect¨¢reas. Eso sin contar los kil¨®metros de playa. El fen¨®meno incluso llam¨® la atenci¨®n del australiano Steve Irwin, el famoso cazador de cocodrilos, fallecido en 2006, que emiti¨® un programa desde la ciudad en 2004.
Seg¨²n los registros hist¨®ricos, estos animales habitan la zona desde inicios del siglo XIX. La expansi¨®n de la regi¨®n ¡ªimpulsada por el auge petrolero de Ciudad Madero¡ª termin¨® por comerse poco a poco el h¨¢bitat de los cocodrilos. La laguna del Carpintero, en el coraz¨®n de Tampico, se ha hecho 50% m¨¢s peque?a y los mangles que adornan el ecosistema han sido reducidos fuertemente. Susana Casta?eda, una vecina de 23 a?os, lanza una pregunta mientras pasea por el canal que desahoga a la laguna con el r¨ªo P¨¢nuco: ¡°Si te pones a pensar, nosotros somos los que invadimos su casa. Lo normal es que la defiendan. Es su naturaleza¡±.
Los avistamientos, un problema reciente
Las interacciones entre cocodrilos y vecinos son cosa de todos los d¨ªas. Dif¨ªcilmente se puede encontrar a un habitante que no haya visto o que conozca a alguien que haya tenido un encuentro de cerca. No hay verano lluvioso sin que las fotograf¨ªas de los animales campando a sus anchas en las calles circulen por las redes. Graciela S¨¢nchez, de 51 a?os, vive justo frente a la laguna y ya est¨¢ cansada de verlos pasear en la avenida frente a su hogar: ¡°Imag¨ªnate, yo tengo que amarrar muy bien a mis perros¡±, dice. Pero agrega: ¡°Esto es reciente. Llevo 31 a?os viviendo aqu¨ª y esto no pasaba antes¡±.
S¨¢nchez tiene raz¨®n. Los problemas de convivencia con los reptiles son recientes, seg¨²n cuenta el historiador local David Granados. Hasta los a?os setenta, la poblaci¨®n era relativamente escasa. Fue en esa d¨¦cada cuando entr¨® en vigor una norma federal que prohibi¨® la caza de los cocodrilos de pantano, una especie que vive en toda la franja del golfo de M¨¦xico y que llega hasta Centroam¨¦rica.
El cambio legal hizo que el n¨²mero de criaturas explotara. Jaime Salinas, bi¨®logo de la Universidad del Noreste, critica con aspereza la normativa: ¡°Hay mucho animalover [animalista] que no entiende nada. Debe haber una cineg¨¦tica controlada. Antes t¨² ve¨ªas a uno y lo matabas. No pasaba nada. Lo primordial es la vida humana¡±. Pero no todo es atribuible a la regulaci¨®n, que seg¨²n fuentes de la Secretar¨ªa de Medio Ambiente (SEMARNAT) no est¨¢ contemplado que cambie. La laguna del Carpintero pas¨® de ser la cloaca de la regi¨®n a un atractivo tur¨ªstico en las ¨²ltimas d¨¦cadas despu¨¦s de su saneamiento.
Hoy, los cocodrilos de Tampico, que los vecinos apodan cari?osamente como Juanchos, en honor a un dibujo animado estadounidense de los sesenta, son parte de las campa?as tur¨ªsticas de la ciudad. En el canal donde Conrado pesca ilegalmente, salen a cada cierta hora unas embarcaciones que dan un paseo por la laguna y que se detienen cuando el capit¨¢n ve que hay uno cerca, para que los visitantes aprovechen para hacer la foto.
Justo frente a la estaci¨®n de los bomberos hay un mirador donde un ni?o le lanza un pedazo de lechuga al animal a trav¨¦s de la reja de cerca de 1,10 metros. Ricardo Haro, de la Asociaci¨®n de Abogados Ambientalistas de Tamaulipas, critica que los saurios sean promocionados de esa forma: ¡°Esa normalizaci¨®n es peligrosa¡±, remacha por tel¨¦fono. Salinas es m¨¢s cauto en su juicio. ¡°Quiz¨¢s no es el enfoque m¨¢s ¨®ptimo. Pero si el turismo te genera dinero, y con eso financias campa?as de concientizaci¨®n y una segunda valla de seguridad, est¨¢ bien¡±, sentencia. Todos los expertos consultados coinciden en algo: darle de comer a los cocodrilos es un error garrafal porque hace que los depredadores asocien a las personas con alimento.
Barreras f¨ªsicas y concientizaci¨®n
En el Ayuntamiento arguyen que todos los ataques han sucedido porque la persona agredida se pas¨® al h¨¢bitat del animal. Pero en el caso de la mujer muerta recientemente, no hab¨ªa una barrera f¨ªsica que le impidiera lavar en la laguna. Por otro lado, las autoridades insisten en que los se?alamientos est¨¢n en pr¨¢cticamente toda la zona. Graciela S¨¢nchez no compra ese argumento: ¡°Se pudo evitar. Deber¨ªa haber una doble protecci¨®n. ?T¨² crees que con una valla de un metro es suficiente? No, hijo...¡±
El Gobierno municipal insiste en la responsabilidad individual, pero asegura que se incrementar¨¢n las campa?as de concientizaci¨®n. ¡°Hay personas que no hacen caso¡±, lamenta Elvia Holguera, secretaria de Turismo de la ciudad. De acuerdo con las cifras oficiales, desde 2008 en Tamaulipas ha habido 39 contactos entre cocodrilos de pantano y personas, nueve de ellos han sido mortales. La zona metropolitana de Tampico es la m¨¢s peligrosa.
Por muchos a?os, C¨¦sar Cedillo, un veterinario con especializaci¨®n en los saurios, se sinti¨® ignorado. Ahora encabeza el grupo SOS Cocodrilo, un equipo que impuls¨® el Ayuntamiento de Tampico para coordinar a distintas autoridades con Bomberos y Protecci¨®n Civil. Es de las personas que m¨¢s sabe del tema en la ciudad. No fue hasta 2019 que le hicieron caso y le dejaron la responsabilidad de encabezar el proyecto m¨¢s ambicioso en a?os. Aun as¨ª, es consciente de que hay cosas pendientes: ¡°Falta mucha pedagog¨ªa, y que sea algo constante¡±, declara mientras pasa unas diapositivas de Power Point sobre su trabajo en la oficina local de Turismo.
Cedillo admite que lo mejor ser¨ªa que las tres ciudades ¡ªTampico est¨¢ gobernada por el conservador PAN y Ciudad Madero y Altamira por el oficialista Morena¡ª se coordinasen con el mismo proyecto, aunque a¨²n no existe una propuesta formal para hacerlo.
Otro de los flecos que ha quedado en los ¨²ltimos a?os es el de la participaci¨®n del Gobierno federal. En 2014, la SEMARNAT instal¨® una unidad para conservar a los cocodrilos que se saliesen a la calle, en vez de capturarlos y regresarlos en caliente, como se hace actualmente. El edificio tuvo un coste de 2.000.000 de pesos (99.000 d¨®lares). Nunca entr¨® en operaciones.
En una de los barquitos que recorren la laguna, una familia de Monterrey se asoma hacia los manglares. ¡°?Ah¨ª hay uno!¡±, grita con ¨ªmpetu un ni?o. El bote se detiene por un instante. Un par de ojos saltan a la vista desde el agua. Por megafon¨ªa, la gu¨ªa tur¨ªstica celebra el avistamiento: ¡°Este ejemplar se est¨¢ portando bien¡±. Es el sexto de la jornada y apenas son las 14.00. Es un d¨ªa normal en una ciudad que todav¨ªa aprende a convivir con estos dinosaurios del presente.
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