¡°No es normal que los mexicanos no vivamos mejor de lo que vivimos¡±
EL PA?S ofrece un adelanto de ¡®No es normal¡¯, ensayo de Viri R¨ªos sobre la brecha social en M¨¦xico
M¨¦xico deber¨ªa ser un pa¨ªs rico. Tenemos todo para serlo. Somos la d¨¦cimo quinta econom¨ªa m¨¢s grande del mundo y el d¨¦cimo primer pa¨ªs con el mercado potencial m¨¢s extenso. Adem¨¢s, tenemos la fortuna de ser el primer socio comercial de la principal potencia econ¨®mica global, con una exportaci¨®n de 742 millones de d¨®lares diarios a Estados Unidos. Por si lo anterior fuera poco, el mexicano es muy trabajador. El 77% de nuestra gente est¨¢ en edad productiva y somos el pa¨ªs de la OCDE que m¨¢s horas labora, solo superados por Colombia.
Nuestro pa¨ªs es geogr¨¢fica, demogr¨¢fica y culturalmente ...
M¨¦xico deber¨ªa ser un pa¨ªs rico. Tenemos todo para serlo. Somos la d¨¦cimo quinta econom¨ªa m¨¢s grande del mundo y el d¨¦cimo primer pa¨ªs con el mercado potencial m¨¢s extenso. Adem¨¢s, tenemos la fortuna de ser el primer socio comercial de la principal potencia econ¨®mica global, con una exportaci¨®n de 742 millones de d¨®lares diarios a Estados Unidos. Por si lo anterior fuera poco, el mexicano es muy trabajador. El 77% de nuestra gente est¨¢ en edad productiva y somos el pa¨ªs de la OCDE que m¨¢s horas labora, solo superados por Colombia.
Nuestro pa¨ªs es geogr¨¢fica, demogr¨¢fica y culturalmente privilegiado. Sin embargo, los mexicanos vivimos menos bien de lo que deber¨ªamos. Y con ello no me refiero solo a que en el pa¨ªs haya mucha pobreza (la hay), sino a que incluso personas que trabajan tiempo completo, que tienen t¨ªtulos universitarios o que son due?os de un negocio viven en condiciones precarias con demasiada frecuencia.
As¨ª, en M¨¦xico dos de cada cinco personas que trabajan tiempo completo no tienen un sueldo que les permita satisfacer las necesidades b¨¢sicas de su familia, y el 21% de quienes tiene una licenciatura viven en pobreza. No s¨®lo eso. Cada a?o, nuestro pa¨ªs crea 29 mil ¡°empresarios precarios¡± nuevos, es decir, due?os de negocios que no ganan lo suficiente ni para terminar la quincena. El nivel de vida es bajo incluso entre las personas que t¨¦cnicamente no son consideradas pobres. De hecho, el 18% de ellas no tiene acceso a un hospital p¨²blico o a un seguro de gastos m¨¦dicos si se enferma e incre¨ªblemente el 10% reporta pasar hambre y comer menos de lo necesario.
No es normal que los mexicanos no vivamos mejor de lo que vivimos.
Acad¨¦micos, expertos y funcionarios de todo el mundo concuerdan en que M¨¦xico deber¨ªa ser un pa¨ªs de mejores resultados. Uno con un mejor nivel de vida para sus trabajadores, una mayor tasa de crecimiento para sus empresas y menos pobreza. El doctor Gordon Hanson, profesor de la Universidad de Harvard, escribi¨® un famoso ensayo titulado ¡°Por qu¨¦ M¨¦xico no es rico¡±, en el que cuestiona el gran enigma que supone que nuestro pa¨ªs no sea m¨¢s pr¨®spero, aun con sus excelentes indicadores macroecon¨®micos y comerciales. El presidente de la prestigiosa Asociaci¨®n Internacional de Economistas, el doctor Dani Rodrik, comparte el desconcierto, incluso ha llegado a declarar que ¡°pocas econom¨ªas plantean una paradoja tan grande como la mexicana¡±. Comentarios similares existen por parte de quien fuera el vicepresidente del Banco Interamericano de Desarrollo, el doctor Santiago Levy, quien identifica a M¨¦xico como un pa¨ªs de esfuerzos mal recompensados.
El poco desarrollo que ha alcanzado M¨¦xico es francamente ins¨®lito. En la ¨²ltima d¨¦cada, pa¨ªses del mismo nivel socioecon¨®mico que el nuestro han logrado crecer su econom¨ªa dos veces m¨¢s que nosotros. M¨¦xico no solo no ha crecido de manera sostenida, sino que ha creado 15 pobres por hora en el mismo periodo. Nuestro pa¨ªs es tan inusualmente precario que, desde antes de la pandemia, ¨¦ramos el ¨²nico del continente americano que hab¨ªa visto reducir su expectativa de vida en los ¨²ltimos 15 a?os. Solo Venezuela ¡ªun pa¨ªs que enfrenta una tragedia humanitaria sin precedente¡ª nos acompa?aba en esta situaci¨®n vergonzosa e inaudita.
La situaci¨®n de nuestro pa¨ªs no solo no refleja nuestro potencial, sino tampoco nuestros valores, porque M¨¦xico es un pa¨ªs cuya ciudadan¨ªa tiene el valor de ser ferozmente generosa. De la Revoluci¨®n mexicana al movimiento zapatista, del Tlatelolco del 68 a las marchas feministas del 2021, la historia de nuestro pa¨ªs es la historia de un clamor por darle oportunidad a los que no la tienen y una constante lucha por ella. Somos las hijas y los hijos de quienes sacaron a nuestros abuelos de los escombros en el sismo del 85 y somos quienes en el 2017 inundamos las calles, listos para hacerlo de nuevo. Somos el pa¨ªs de las mujeres que le avientan paquetes de comida a los migrantes que van arriba de La Bestia y comparten su sue?o de llegar a Estados Unidos, aun si no los conocen. M¨¦xico es su lucha y su resistencia.
De las comunidades ind¨ªgenas, de las madres buscadoras, del ¡°ni una m¨¢s¡±, del apoyo desbocado hacia quien sea y donde sea en cada hurac¨¢n.
M¨¦xico tiene un ferviente deseo de crecer para todos. Sin embargo, no tenemos el pa¨ªs que queremos. Tenemos un abismo entre los sue?os, deseos y valores del mexicano promedio y la forma cotidiana en la que vivimos. No es normal analiza qu¨¦ crea este abismo, y propone formas concretas para eliminarlo.
Este texto es el producto de a?os de investigaci¨®n, ense?anza y trabajo de campo. Tengo 15 a?os estudiando a M¨¦xico de tiempo completo como acad¨¦mica, especialista en pol¨ªtica p¨²blica y periodista.
Mi carrera me ha llevado desde las aulas de la Universidad de Harvard, donde imparto clases cada verano sobre pol¨ªtica p¨²blica, hasta recorrer el pa¨ªs completo como activista e investigadora escribiendo para El Pa¨ªs, The New York Times en Espa?ol y Expansi¨®n.
El camino ha sido largo. Mi trabajo me ha llevado a recorrer pueblo por pueblo la frontera norte durante sus a?os m¨¢s violentos y de Tijuana a Chetumal descubriendo los retos de m¨²ltiples econom¨ªas locales. Como acad¨¦mica he tenido el privilegio de observar a M¨¦xico en muchos frentes. Desde los ardientes debates de organizaciones ca?eras de San Luis Potos¨ª y las asambleas de usos y costumbres ind¨ªgenas de Oaxaca, hasta las reuniones a puerta cerrada de grupos empresariales de ¨¦lite en Monterrey y las de los asesores p¨²blicos del m¨¢s alto nivel. Por a?os he despertado todos los d¨ªas con la meta ¨²nica de entender m¨¢s y mejor a M¨¦xico y su gente, comprender sus retos y ampliar nuestras oportunidades. No he descansado.
A partir de las herramientas que regularmente utilizo para mi investigaci¨®n acad¨¦mica, es decir, an¨¢lisis cuantitativo de datos, inferencia estad¨ªstica y estudios de caso, este libro se levanta sobre los hombros de 194 art¨ªculos y 120 libros escritos por m¨¢s de 527 acad¨¦micos, expertos y estudiosos de M¨¦xico para entender por qu¨¦ no hemos logrado explotar el pleno potencial del pa¨ªs. Cada estudio ha sido citado en estas p¨¢ginas de manera formal.
En muchas ocasiones esta evidencia solo hab¨ªa sido presentada por medio de modelos econom¨¦tricos complejos o yac¨ªa oculta en bases de datos dif¨ªciles de acceder, analizar o interpretar. En este libro me di a la tarea de poner a tu disposici¨®n este conocimiento de una manera sencilla, incluyendo algunas historias que he compilado a lo
largo de mi trabajo de campo. As¨ª mismo, el libro cuenta con 14 bases de datos y siete c¨®digos, todos ellos disponibles de manera p¨²blica en mi repositorio de datos abiertos de GitHub. Profesores, estudiantes o entusiastas de los datos pueden hacer uso de ellos para construir por encima de este texto.
Lo que he encontrado me ha sorprendido por su consistencia. Una y otra vez a lo largo de mis estudios he encontrado que la principal raz¨®n por la que M¨¦xico no ha podido darle m¨¢s a su gente, a pesar de tener el potencial para hacerlo, es que est¨¢ construido sobre una gran cantidad de reglas, pol¨ªticas y regulaciones que benefician a quienes tienen m¨¢s dinero, a las empresas m¨¢s grandes y quienes han heredado el poder. Esto supone que el problema de M¨¦xico no solo es que haya corrupci¨®n o que las leyes no se apliquen, sino algo a¨²n m¨¢s grave y m¨¢s profundo: que las reglas del juego est¨¢n mal hechas. Y son tales que, con ellas, no se puede crear prosperidad para el mexicano promedio, sino simplemente mantener congelada la de los que ya est¨¢n arriba.
Las reglas deben cambiar, pero con frecuencia no podemos modificarlas porque las hemos normalizado. Nos hemos acostumbrado a jugar y a convivir con ellas en nuestra vida cotidiana, en el d¨ªa a d¨ªa de c¨®mo hacemos negocios, trabajamos, pagamos impuestos, lidiamos con nuestros gobiernos y cuidamos a nuestras familias.
Estas reglas dan pie a situaciones absurdas. Como que en M¨¦xico los ricos paguen proporcionalmente menos impuestos que las clases medias, o que los consumidores perdamos el 11% de nuestros ingresos debido a sobreprecios por falta de competencia de mercado. Algunas reglas han creado abusos legales que solo pueden superarse si se tiene suficiente dinero, como el pago de servicios notariales para la regularizaci¨®n de la vivienda o el pago de cuotas inusualmente altas para usar tarjetas de cr¨¦dito. Otras simplemente han permitido la normalizaci¨®n de abusos ilegales como son el hecho de que la mayor parte de la corrupci¨®n suceda en municipios pobres o que los m¨¢s ricos de M¨¦xico evadan ocho veces m¨¢s impuestos que el 50% de la poblaci¨®n m¨¢s pobre de M¨¦xico.
Los efectos de estas reglas son evidentes en cada esfera de la vida econ¨®mica de M¨¦xico. Desde el hecho de que los trabajadores se queden con una proporci¨®n anormalmente peque?a del valor que generan para sus empresas y la clase media sea 37% inferior de lo que debiera ser, hasta el que el capitalismo mexicano sea anormalmente inm¨®vil, con las ganancias concentradas en pr¨¢cticamente las mismas empresas desde el a?o 2000.
As¨ª, M¨¦xico es un pa¨ªs donde la mesa est¨¢ puesta para que sea dif¨ªcil salir de pobre y casi imposible salir de rico. Es decir, un pa¨ªs donde las personas de m¨¢s dinero y las grandes empresas caen parados, mientras que el resto no puede darse el lujo ni de tropezar. Mientras el M¨¦xico de los billonarios crece de maravilla, el M¨¦xico del resto se estanca o retrocede. En los ¨²ltimos dos a?os, la fortuna de las 13 personas m¨¢s ricas del pa¨ªs aument¨® en 33.1 mil millones de d¨®lares, al tiempo en que 5.4 millones de personas cayeron en pobreza laboral.
Todo en nuestro pa¨ªs es distinto cuando se es rico, incluso la calidad de los servicios p¨²blicos a los que se accede. Por ejemplo, al tiempo en el que Carlos Slim, el hombre m¨¢s rico de M¨¦xico, se atendi¨® por covid-19 en un hospital p¨²blico, sin contrariedad para encontrar cama, el 46% de los pacientes de ese mismo hospital murieron por falta de acceso a equipo m¨¦dico b¨¢sico.
Esto no es normal, no deber¨ªa serlo.
Este libro es una invitaci¨®n para acompa?ar a quien est¨¦ determinado a transformar a M¨¦xico en un pa¨ªs m¨¢s justo. A emprender una cruzada que tenga por meta eliminar las diferencias que existen entre el pa¨ªs que queremos y el que tenemos.
Aspiro a que leer este libro sea como ir analizando juntos, pieza a pieza, el entramado de engranes que hacen que en M¨¦xico sea inusualmente dif¨ªcil desarrollar un negocio, tener un buen sueldo, comprar una casa, pagar nuestros impuestos o cuidar a nuestras familias.
Es decir, un encuentro cr¨ªtico con la multiplicidad de procesos, reglas, leyes, costumbres y pol¨ªticas formales e informales que sustentan nuestras injusticias para que, tambi¨¦n juntos, pensemos en c¨®mo cambiarlas.
A lo largo del libro dar¨¦ mi punto de vista sobre propuestas de cambio, sin pretender argumentar que estas sean las ¨²nicas formas para lograrlo. Mi trabajo ser¨¢ presentarte la evidencia que conocemos sobre por qu¨¦ M¨¦xico es un pa¨ªs tan desigual, sin partidismos o ideas preconcebidas, sino con base en datos, argumentos e informaci¨®n. Deseo que vayamos armando este libro como un rompecabezas que trastoca las m¨¢s importantes fuentes del poder econ¨®mico, pol¨ªtico e intelectual de nuestro pa¨ªs para cuestionarlas, desafiarlas y cambiarlas.
No tengo duda de que esto es posible. En el ¨²ltimo siglo varios pa¨ªses han logrado atemperar significativamente sus desigualdades. No hay raz¨®n por la que M¨¦xico no pueda lograrlo tambi¨¦n.
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