El cient¨ªfico que busca descifrar el misterio detr¨¢s del poder sanador de la m¨²sica
El neurobi¨®logo mexicano Eduardo Adri¨¢n Garza Villarreal ha estudiado durante m¨¢s de 10 a?os la capacidad de la m¨²sica para aliviar el dolor, un acertijo que persiste en la ciencia desde hace d¨¦cadas
Sana, sana, colita de rana, si no sana hoy, sanar¨¢ ma?ana. Desde hace siglos, la humanidad ha atribuido propiedades curativas, casi m¨¢gicas, a la m¨²sica: desde las antiguas civilizaciones de Grecia y Egipto hasta las canciones que cantaban nuestros padres y madres despu¨¦s de que nos ca¨ªamos o nos rasp¨¢bamos. ?Es real el poder que tienen ciertas canciones para aliviar el dolor? ?Puede convertirse en una alternati...
Sana, sana, colita de rana, si no sana hoy, sanar¨¢ ma?ana. Desde hace siglos, la humanidad ha atribuido propiedades curativas, casi m¨¢gicas, a la m¨²sica: desde las antiguas civilizaciones de Grecia y Egipto hasta las canciones que cantaban nuestros padres y madres despu¨¦s de que nos ca¨ªamos o nos rasp¨¢bamos. ?Es real el poder que tienen ciertas canciones para aliviar el dolor? ?Puede convertirse en una alternativa para administrar menos medicamentos a los pacientes cr¨®nicos o en un tratamiento formal? Y si funciona, ?c¨®mo lo hace y por qu¨¦? Esas son algunas de las preguntas que han dado vueltas por la cabeza del neurobi¨®logo mexicano Eduardo Adri¨¢n Garza Villarreal durante los ¨²ltimos diez a?os y un acertijo que la ciencia a¨²n busca descifrar, por lo menos desde la d¨¦cada de los sesenta. ¡°La m¨²sica es algo que siempre ha sido parte importante de mi vida¡±, dice el investigador. ¡°Y aqu¨ª hay una v¨ªa que podr¨ªamos atacar que nadie ha visto¡±, afirma.
El inter¨¦s moderno sobre las propiedades analg¨¦sicas de la m¨²sica empez¨®, entre otras disciplinas, en el ¨¢mbito de los dentistas, especialmente preocupados por la ansiedad y el dolor que experimentaban sus pacientes, cuenta Garza Villarreal. El primer tramo de las investigaciones estuvo dominado por la m¨²sica cl¨¢sica, en buena parte impulsado por lo que m¨¢s tarde fue llamado el efecto Mozart. A principios de los noventa, el investigador Alfred Tomatis asegur¨® que las piezas de Wolfgang Amadeus ten¨ªan la capacidad de influir en el comportamiento y el sistema nervioso e, incluso, curar casos de depresi¨®n.
La psic¨®loga Frances Rauscher public¨® un par de a?os m¨¢s tarde un estudio en la prestigiosa revista Nature, en el que suger¨ªa que escuchar a Mozart tuvo efectos positivos en el razonamiento espacial de 36 estudiantes. Los resultados llamaron la atenci¨®n de los medios y de los pol¨ªticos, pero cuando el inter¨¦s se volvi¨® masivo, el mensaje se simplific¨®: ¡°escuchar a Mozart te hace m¨¢s listo¡±. Otros art¨ªculos descartaron los hallazgos, dijeron que no hab¨ªa evidencia concluyente ni replicable y le pusieron la etiqueta de ¡°neuromito¡±. En el ¨ªnter, Mozart se convirti¨® en un ¨¦xito de ventas 200 a?os despu¨¦s de su muerte, las tiendas de m¨²sica crearon secciones exclusivas sobre el compositor y un par de gobernadores de Estados Unidos regalaron sus discos a cada mujer que diera a luz.
En lo que toca a las investigaciones cient¨ªficas, no hay pruebas de que Mozart tenga particularmente un efecto en la percepci¨®n del dolor, pero s¨ª hay decenas de art¨ªculos especializados que acreditan las facultades analg¨¦sicas de la m¨²sica. ¡°Nos dimos cuenta de que en realidad no importa el tipo de m¨²sica, sino que influye m¨¢s que te guste y que sea agradable para ti¡±, cuenta Garza Villarreal.
En 2014, ¨¦l y su equipo reclutaron a 22 pacientes con fibromialgia, una afectaci¨®n cr¨®nica que provoca dolor en todo el cuerpo y fatiga, y evalu¨® cu¨¢nto tiempo les tomaba caminar sobre una l¨ªnea recta, dar la vuelta y sentarse, as¨ª como su propia percepci¨®n del dolor en una escala del 0 al 10 antes y despu¨¦s de escuchar la m¨²sica. El experimento deriv¨® en una playlist heterog¨¦nea que inclu¨ªa a Los Tigres del Norte, Luis Miguel, Jos¨¦ Jos¨¦, Vivaldi, Barry White, Pearl Jam, La Oreja de Van Gogh, Cat Stevens, Moby y Miguel Bos¨¦, entre otros. Si al investigador le hubieran dado a escoger, habr¨ªa elegido algo de metal mel¨®dico o quiz¨¢s alguna canci¨®n de Tool o de Everything but the girl. Pero lo m¨¢s importante es que los pacientes reportaron que baj¨® el dolor percibido y aument¨® la movilidad de los pacientes.
¡°En este punto, sabemos que es un efecto real, que la m¨²sica reduce el dolor¡±, afirma Garza Villarreal. El estudio de este efecto involucra varios obst¨¢culos. ¡°Todos sabemos qu¨¦ es el dolor, pero cuesta m¨¢s trabajo definirlo¡±, dice el cient¨ªfico. ¡°Es algo muy subjetivo, muy personal, pero sabemos que existe¡±, agrega.
Puede parecer una discusi¨®n digna de un coloquio de Filosof¨ªa, pero es necesaria para librar escollos bien concretos: implica sensaciones f¨ªsicas, estados emocionales y cognitivos, est¨ªmulos internos y externos. ¡°La dualidad del dolor, lo sensorial y lo emocional, hace que sea algo muy complejo de estudiar, especialmente porque no hay m¨¦todos objetivos para medirlo¡±, escribe en un art¨ªculo de 2016. Existen m¨²ltiples propuestas de escalas sobre el dolor, pero la respuesta m¨¢s efectiva sigue siendo la m¨¢s sencilla: hacer preguntas como ?cu¨¢nto te duele? o ?duele m¨¢s o menos?
Los otros obst¨¢culos caen en el terreno de la neurobiolog¨ªa y neuropsiquiatr¨ªa. Escuchar m¨²sica no solo requiere de los o¨ªdos. El cuerpo tiene varias funciones para reconocer los sonidos, pero tambi¨¦n varios procesos cerebrales y en el tronco encef¨¢lico que convierten esa informaci¨®n sensorial en nociones de tono, ubicaciones y volumen. La m¨²sica, adem¨¢s, evoca memorias, induce estados emocionales y libera endorfinas, una de las sustancias que produce el cuerpo para aliviar el dolor y transmitir la sensaci¨®n de bienestar. El dolor, desde su percepci¨®n hasta su modulaci¨®n, es tambi¨¦n sumamente complejo. ¡°Hay por lo menos 20 partes de nuestro cerebro que lo procesan¡±, asegura Garza Villarreal.
Dicho esto, Garza Villarreal enlista que hay m¨²ltiples hip¨®tesis de c¨®mo la m¨²sica puede aliviar el dolor. Se sugiere que la m¨²sica puede actuar como distractor, como algo que genera placer, que relaja y libera dopamina u opioides end¨®genos (neurotransmisores que disminuyen el dolor), incluso se habla de un efecto placebo: sirve porque los pacientes creen que tiene un efecto positivo. En otro experimento, un estudiante en el laboratorio de Garza Villarreal intent¨® bloquear los receptores de dopamina y de neurotransmisores, pero la m¨²sica de todas formas tuvo un efecto analg¨¦sico. ¡°Mi teor¨ªa es que tiene que ver con varios factores¡±, se?ala. Resolver problemas matem¨¢ticos mentalmente ha sido aplicado para el mismo fin, cuenta, pero la mayor¨ªa de los pacientes prefiere simplemente escuchar m¨²sica.
El debate gira en torno a c¨®mo y por qu¨¦ funciona este efecto. Todav¨ªa no se sabe con certeza qu¨¦ partes del cerebro intervienen en el proceso. Una investigaci¨®n, publicada este mes en la revista Science, analiza este fen¨®meno en ratones y cree tener respuestas de la conexi¨®n neurol¨®gica entre el dolor y la m¨²sica. Un grupo de cient¨ªficos de la Universidad de Ciencia y Tecnolog¨ªa de Hefei en China puso ruido blanco ¨Dque es como el sonido de la est¨¢tica de un radio¨D a ratones cada d¨ªa durante 20 minutos y les inyectaron una sustancia que les infring¨ªa dolor en las patas. Cuando el ruido blanco estaba puesto a cinco decibeles m¨¢s alto que el ruido de fondo, los roedores respondieron menos a los est¨ªmulos, pero eran mucho m¨¢s sensibles cuando sub¨ªan m¨¢s el volumen. Lo m¨¢s importante es que encontraron que la conexi¨®n entre la corteza auditiva y diferentes n¨²cleos del t¨¢lamo, una parte del enc¨¦falo que interviene en la regulaci¨®n de la actividad de los sentidos, inhib¨ªa el dolor a trav¨¦s del sonido.
Garza Villarreal fue uno de los encargados de revisar el estudio y considera que puede ser un buen acercamiento para conocer d¨®nde sucede exactamente el efecto de la modulaci¨®n del dolor, una de las principales inc¨®gnitas. Pero es pronto para cantar victoria. Hay que tomar en cuenta las diferencias de c¨®mo los ratones y los humanos procesan la m¨²sica y los sonidos, por ejemplo, y hacer m¨¢s estudios que refuercen esa hip¨®tesis.
La relaci¨®n entre el dolor y la m¨²sica, sin embargo, ya no es la principal l¨ªnea de investigaci¨®n del neurobi¨®logo. Tras graduarse como m¨¦dico cirujano por la Universidad Aut¨®noma de Nuevo Le¨®n (UANL) y obtener el doctorado en Neurociencias por la Universidad de Aarhus en Dinamarca, se encontr¨® con que hab¨ªa poco inter¨¦s por desarrollar el tema en el pa¨ªs. Obtuvo un trabajo en el Hospital Universitario de la UANL para estudiar infartos cerebrales. ¡°Este tipo de estudios tiene poca salida en M¨¦xico, no conozco realmente a otras personas que se dedican a esto directamente en el pa¨ªs¡±, cuenta Garza Villarreal.
¡°Cuando llegu¨¦ y les dije que me quer¨ªa dedicar a esto me ve¨ªan raro¡±, admite el investigador. ¡°A algunos m¨¦dicos se les hac¨ªa chafa o lo ve¨ªan como magia negra¡±, comenta entre risas. En alguna ocasi¨®n, un cient¨ªfico m¨¢s veterano le dio un consejo: separar lo que realmente le gusta y lo que le da de comer. Garza Villarreal actualmente trabaja como investigador asociado en el Instituto de Neurobiolog¨ªa de la Universidad Nacional Aut¨®noma de M¨¦xico campus Quer¨¦taro estudiando adicciones. A¨²n colabora con un centro de investigaci¨®n de Dinamarca en proyectos sobre m¨²sica y dolor, y est¨¢ por publicar un estudio sobre una mujer en Estados Unidos con dolor cr¨®nico que ha superado gradualmente su adicci¨®n a los opioides a trav¨¦s de la m¨²sica. La crisis de los opioides se cobr¨® cerca de 50.000 vidas en ese pa¨ªs en 2019, cinco veces m¨¢s que 20 a?os antes, seg¨²n el Instituto Nacional sobre Abuso de Drogas.
M¨¢s all¨¢ de Mozart o Jos¨¦ Jos¨¦, Garza Villarreal aspira a que este campo de estudio marque una diferencia sustancial en la calidad de vida de los pacientes a partir de evidencia cient¨ªfica s¨®lida. ¡°Para m¨ª, ese es el punto: el dolor cr¨®nico es horrible y puede llevar a varios pacientes al punto del suicidio¡±, apunta. Se podr¨ªan tambi¨¦n disminuir los efectos secundarios de ciertos medicamentos a cambio de ¡°una dosis de m¨²sica¡±, agrega. Las publicaciones sobre m¨²sica y medicina son cada vez m¨¢s comunes, desde los tratamientos postoperatorios hasta la aplicaci¨®n para enfermedades mentales y la musicoterapia, que a¨²n busca su lugar entre las disciplinas con bases sistem¨¢ticas de conocimiento.
¡°La m¨²sica es primordial, est¨¢ en todos lados, sobre todo en Latinoam¨¦rica¡±, comenta Garza Villarreal. Tras decenas de miles de a?os de historia, la m¨²sica se ha consagrado como la m¨¢s enigm¨¢tica de las artes y a¨²n guarda secretos cient¨ªficos ligados a mecanismos evolutivos y de supervivencia, nociones de placer, la capacidad de creaci¨®n y el desarrollo del cerebro. Un investigador y guitarrista aficionado espera poder contribuir a descifrar este misterio.
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