Los 53 de San Antonio: las vidas perdidas en Texas
A un mes de la mayor tragedia migratoria en suelo estadounidense, EL PA?S reconstruye el mosaico de historias de pobreza, violencia y desesperanza de las personas que fallecieron en el tr¨¢iler: el rostro de una crisis incontenible
Dos ni?os de la etnia quich¨¦ de Guatemala que dejaron atr¨¢s la escuela y la miseria. Una economista y un publicista de Honduras que no encontraban oportunidades. Un joven alba?il de M¨¦xico que iba a ser padre por primera vez y que lo intent¨® todo para llegar a Estados Unidos. Fueron 53 vidas las que se apagaron, literalmente, en el interior de un tr¨¢iler abandonado a las afueras de San Antonio, Texas, el pasado 27 de junio: 26 mexicanos, 21 guatemaltecos y seis hondure?os que murieron por golpes de calor, deshidrataci¨®n y asfixia.
Detr¨¢s de la frialdad de las cifras y de los saldos oficiales, las historias de vida de los 53 fallecidos ¡ªal igual que las de los 14 que sobrevivieron¡ª, cuando se las mira de cerca, en conjunto, componen un mosaico de marginaci¨®n, callejones sin salida y la p¨¦rdida de casi toda esperanza, salvo una: escapar. A un mes de la mayor tragedia migratoria en la historia de Estados Unidos, EL PA?S re¨²ne las piezas de un rompecabezas que revela un fen¨®meno incontenible, entre los detonantes de siempre ¡ªla pobreza, la violencia, las crisis clim¨¢ticas¡ª y los que han llevado la desesperaci¨®n de quienes migran a niveles que no se hab¨ªan visto: la pandemia, el colapso de las v¨ªas legales y la persecuci¨®n de las autoridades, que han disparado las redes clandestinas del tr¨¢fico de personas.
EL PA?S ha reconstruido las vidas de los 53 migrantes fallecidos a partir de entrevistas a sus familiares, informaci¨®n corroborada por las autoridades, el seguimiento que han hecho otros medios y publicaciones en redes sociales. Pulse en las fotograf¨ªas para conocer sus historias.
Julio L¨®pez L¨®pez
Miriam Elizabeth Ramirez Garc¨ªa
Jozu¨¦ D¨ªaz Gallardo
Marco Antonio Velasco
Javier Flores L¨®pez
Mariano Santiago Hip¨®lito
Yair Valencia Olivares
Yovani Valencia Olivares
Misael Olivares Monterde
Pablo Ortega ?lvarez
Jes¨²s ?lvarez Ortega
Marcial Trejo
Jos¨¦ Guadalupe Narciso L¨®pez Mu?iz
Omar Rico Almanza
Mar¨ªa Guadalupe Montero Serrato
Pedro Daniel T¨¦llez Gonz¨¢lez
?lvaro Enrique Ojeda Salazar
Efra¨ªn Ferrel Garc¨ªa
?scar Aguado Romero
Jos¨¦ Antonio P¨¦rez Ram¨ªrez
Mayra Beltr¨¢n Fraustro
Fernando Gallegos Garc¨ªa
Francisco Javier Delgado Rodr¨ªguez
Gustavo Daniel Santill¨¢n Santill¨¢n
Juan Jes¨²s Trejo T¨¦llez
Juan Valeriano Domitilo
Alejandro Miguel Andino Caballero
Fernando Jos¨¦ Redondo Caballero
Margie Tamara Paz Grajeda
Adela Betulia Ram¨ªrez Quezada
Jazm¨ªn Nayarith Bueso N¨²?ez
Belkis Esmeralda Anariba
Pascual Melvin Guachiac Sipac
Juan Wilmer Tulul Tepaz
Jonny Tziquin Tzoc
Karla Ver¨®nica L¨®pez Espa?a
Sebasti¨¢n Och Mej¨ªa
Yeison Jim¨¦nez Abelarde
Rudy Chilel Yoc
Aracely Florentina Marroqu¨ªn Coronado
Blanca Elizabeth Ram¨ªrez Cris¨®stomo
Juan Carlos V¨¢squez Morales
Nicol¨¢s Meletz Guarcax
Enrique Romeo Ch¨¢vez
Denis Isa¨ªas Niz Barrios
Donis Alejandro G¨¢lvez de Le¨®n
Fidelino Mardoqueo Ram¨ªrez S¨¢nchez
Mar¨ªa del Pilar Ram¨ªrez Alvarado
Deisy Fermina L¨®pez Ram¨ªrez
Francisco Tepaz Simaj
William Rafael Ram¨ªrez Alvarado
Celestina Carolina Ambrocio Orozco
Wilson Daimiro Ambrocio Orozco
Julio L¨®pez L¨®pez
Edad: 32 a?os
Origen: La Trinitaria (Chiapas)
Olga Gallegos confiaba en que todo iba a salir bien. Hace siete a?os, ella misma hab¨ªa viajado en la caja de un tr¨¢iler hasta Alabama. No sab¨ªa, sin embargo, que Fernando Gallegos, su hermano, planeaba seguir sus pasos. Desde hac¨ªa m¨¢s o menos un a?o, a Fernando se le hab¨ªa metido en la cabeza irse de Estancia de ?nimas, un peque?o pueblo en el Estado mexicano Zacatecas, pero no ten¨ªa dinero para el pollero, como se llama en M¨¦xico y Centroam¨¦rica a quienes se dedican a los cruces clandestinos. Primero le pidi¨® un pr¨¦stamo a su sobrino Ra¨²l, el hijo de Olga, pero el muchacho no pod¨ªa ayudarlo: todav¨ªa le deb¨ªa dinero a los traficantes de su propio cruce, tres a?os atr¨¢s.
Su hermana decidi¨® apoyarlo, se parti¨® el lomo cocinando en un restaurante y vendi¨® tamales los fines de semana para darle una v¨ªa de escape a Fernando, que no ve¨ªa c¨®mo iba a labrarse un futuro para ¨¦l y sus tres hijos en la huerta familiar. ¡°Quer¨ªa venir para sacar adelante a su familia¡±, cuenta Olga. Fernando Gallegos sali¨® a mediados de junio con su vecino Francisco Javier Delgado y con Mayra Beltr¨¢n, una amiga que era madre soltera de dos ni?as y que quer¨ªa un empleo donde trabaja Olga. ¡°Cuando me enter¨¦ fue un golpe dur¨ªsimo, no sab¨ªa ni qu¨¦ decir¡±, lamenta. ¡°Perd¨ª a tres personas¡±.
A Victorino Ram¨ªrez todav¨ªa le asaltan las dudas. Su hija, Blanca Elizabeth Ram¨ªrez Cris¨®stomo, estaba desesperada por irse de su aldea en el departamento de San Marcos, al oeste de Guatemala. Ya lo hab¨ªa intentado este mismo a?o. En febrero, la joven de 23 a?os se cans¨® de esperar una oportunidad como maestra rural y se lanz¨® a atravesar M¨¦xico, pero fue detenida por las autoridades migratorias. ¡°Estuvo 30 d¨ªas encerrada¡±, cuenta su padre. Cuando la deportaron, decidi¨® recurrir a los polleros. Sacrific¨® todos sus ahorros y su familia vendi¨® un terreno para pagar parte de los 11.000 d¨®lares que le ped¨ªan. ¡°Oren por nosotros, ya mero vamos a salir¡±, le dijo a su familia antes de abordar el tr¨¢iler. Su padre le da vueltas a las mismas preguntas. C¨®mo pudo convencerla de que no se fuera. Qu¨¦ hubiera pasado si no la agarraban la primera vez. Cu¨¢ndo volver¨¢ a ver a su hija. ¡°Era su sue?o porque aqu¨ª no hay por d¨®nde¡±, dice resignado el se?or Ram¨ªrez.
San Marcos, el lugar de procedencia de Blanca Elizabeth Ram¨ªrez, ha quedado especialmente marcado por la tragedia. De los 21 guatemaltecos que murieron en el tr¨¢iler de San Antonio, 13 proced¨ªan de este enclave rural en el noroeste de Guatemala. La regi¨®n es de esos sitios que con el tiempo se vuelven un c¨²mulo de razones para emigrar: propensa a desastres como inundaciones o sequ¨ªas, con empleo mal pagado y escaso m¨¢s all¨¢ de la agricultura, adem¨¢s de hacer frontera con Chiapas, lo que hist¨®ricamente ha abierto un corredor migratorio para el ¨¦xodo centroamericano. De Solol¨¢ son otras seis v¨ªctimas guatemaltecas. En ambos departamentos al menos siete de cada 10 personas viven en la pobreza. Alrededor de 1,4 millones de guatemaltecos se han visto obligados a buscarse la vida fuera del pa¨ªs.
¡°Si hubiera sabido que iba a tomar un tr¨¢iler, le habr¨ªa dicho que por ah¨ª no era, pero lo enga?aron, no era lo que le hab¨ªan dicho¡±, asegura Francisco D¨ªaz Gallardo. Su hermano Jozu¨¦ quer¨ªa su revancha en Denver, donde ya hab¨ªa trabajado por una larga temporada en la construcci¨®n y donde lo esperaba otro hermano que vive ah¨ª desde hace a?os. Despu¨¦s cruz¨® el Atl¨¢ntico y decidi¨® probar suerte en Barcelona, pero la pandemia borr¨® cualquier posibilidad de quedarse y tuvo que regresar a trabajar como taxista en Tlahuitoltepec, una comunidad mixe en la Sierra Norte de Oaxaca, uno de los tres Estados m¨¢s pobres del pa¨ªs, donde tres de cada 10 personas est¨¢n en pobreza extrema, seg¨²n datos oficiales. Despu¨¦s de cruzar a Texas por Laredo, de donde parti¨® el cami¨®n con los 67 migrantes, su familia no supo m¨¢s de ¨¦l. Jozu¨¦ D¨ªaz Gallardo fue el primer migrante mexicano identificado en la tragedia migrante de San Antonio. ¡°Estuvimos orando 17 d¨ªas para que nos llegara el cuerpo¡±, recuerda Francisco. ¡°Fue un dolor doble, por su muerte y por la espera¡±, dice antes de colgar el tel¨¦fono.
Marcial Trejo se pas¨® la vida cruzando fronteras. Para ¨¦l era un recurso habitual, un arriesgado as bajo la manga cuando el trabajo empezaba a faltar en su Quer¨¦taro natal y el dinero se esfumaba. La primera vez que entr¨® a Estados Unidos lo hizo caminando. ¡°Me dijo que sufri¨® mucho, que ya no quer¨ªa volver a pasar por eso¡±, cuenta al otro lado del tel¨¦fono su esposa, Rosa Mar¨ªa Ang¨¦lica Mart¨ªnez. Ellos se conocieron hace 10 a?os, se enamoraron y se buscaron la vida por todo M¨¦xico y EE UU, all¨¢ donde sal¨ªa empleo. Cuando Mart¨ªnez se qued¨® embarazada por primera vez, se fue a EE UU a dar a luz. As¨ª su hija, al nacer all¨ª, podr¨ªa contar con un pasaporte estadounidense. Trejo le sigui¨® los pasos en cuanto pudo. Tuvieron tres ni?as, que ahora cuentan con cuatro, seis y nueve a?os. ¡°A Marcial le gustaba mucho el baloncesto y jugar con ellas¡±, recuerda la mujer.
El ¨²ltimo a?o lo pasaron en Georgia, donde un hermano suyo le consigui¨® un trabajo de alba?il. Su objetivo era ahorrar para una casita que se hab¨ªan comprado en Jalpan, Quer¨¦taro. Un mal d¨ªa tuvo un encontronazo con la polic¨ªa, y entre eso y sus antecedentes ¡ªhace m¨¢s de 10 a?os pas¨® una temporada en una c¨¢rcel estadounidense por un asunto de drogas¡ª fue deportado. ¡°Dos semanas antes de lo ocurrido me dijo que iba a buscar c¨®mo venirse para ac¨¢ a estar con nosotras, que ¨ªbamos a lograr lo que siempre hab¨ªamos querido¡±, relata su esposa. ¡°Cuando me dijeron que hab¨ªa muerto en el tr¨¢iler me dije, ¡®?pero c¨®mo?¡¯, ¨¦l siempre me dec¨ªa que eso era bien peligroso, es la primera vez que usaba un tr¨¢iler para cruzar¡±, dice resignada. Su cuerpo fue enterrado en Quer¨¦taro. Su familia, sin ninguna fuente de ingreso, permanece en Estados Unidos.
La tragedia de Texas se ensa?¨® con los m¨¢s j¨®venes. La media de edad de las v¨ªctimas era de 26 a?os. En M¨¦xico, el fallecido de menor edad fue Pedro Daniel T¨¦llez Gonz¨¢lez, que apenas hab¨ªa cumplido los 16 a?os. El m¨¢s joven de los 53 era el guatemalteco Pascual Melvin Guachiac Sipac. Hab¨ªa cumplido 13 a?os el pasado 30 de abril. Su primo Juan Wilmer Tulul Tepaz, apenas un a?o mayor que ¨¦l, tampoco sobrevivi¨®.
¡°Ya estamos aqu¨ª de este lado en Texas. Ya llevamos tres noches y tres d¨ªas, y los chavos est¨¢n bien desesperados¡±, contaba Juan Jes¨²s Trejo T¨¦llez, un migrante del Estado de M¨¦xico, en un video enviado a su familia. ¡°Aqu¨ª hay como 50 personas y todos amontonados¡±, narraba. Varias v¨ªctimas documentaron su trayecto. Casi todos cruzaron el r¨ªo Bravo y atravesaron el desierto guiados por los traficantes, incluso varios aseguraron haber visto c¨®mo otros migrantes no sobrevivieron en el camino. Los 40 hombres y las 13 mujeres que murieron llegaron a diferentes ciudades fronterizas de Texas, como Roma, McAllen y Laredo, el punto de partida del cami¨®n antes de ser hallado en San Antonio, seg¨²n los relatos de los fallecidos y de los supervivientes.
En m¨²ltiples testimonios publicados en las ¨²ltimas semanas, las v¨ªctimas relatan que esperaron durante d¨ªas en casas de seguridad de Texas, ranchos vigilados o bodegas. Los traficantes limitaban la comunicaci¨®n con sus familias, les hac¨ªan creer que pod¨ªan ser rastreados por sus tel¨¦fonos y decid¨ªan cada d¨ªa qui¨¦nes sal¨ªan y cu¨¢ndo. ¡°No sab¨ªa que se iba a subir a un tr¨¢iler¡±, cuenta Daniel Delfino Marroqu¨ªn, padre de Aracely Marroqu¨ªn, una joven guatemalteca que falleci¨® a los 21 a?os.
¡°La gente estaba gritando, algunos lloraban, sobre todo las mujeres ped¨ªan que se detuviera y abrieran las puertas porque el cami¨®n estaba caliente y no pod¨ªan respirar¡±, recordaba Yenifer Cardona, una superviviente guatemalteca de 20 a?os, en una entrevista con la agencia AP. ¡°Con el calor estamos aqu¨ª sude y sude¡±, contaba desde dentro Trejo T¨¦llez.
Caitlyn Yates, del Centro Strauss para la Ley y la Seguridad Internacional, se?ala que conforme se han endurecido los operativos para frenar el tr¨¢fico de migrantes, los tr¨¢ileres se han afianzado como una alternativa migratoria cada vez m¨¢s com¨²n. Alrededor de uno de cada diez migrantes ha viajado en transporte de carga en alg¨²n punto de su camino hacia el norte y m¨¢s del 80% eludi¨® los controles migratorios en 2021. El tr¨¢iler de San Antonio pas¨® por dos retenes migratorios sin ser detenido. Texas no fue un caso aislado y el fen¨®meno es cada vez m¨¢s com¨²n. Esta misma semana fue abandonado un tr¨¢iler en Veracruz (M¨¦xico) con un n¨²mero estimado de 400 migrantes.
Arturo Rocha, que coordin¨® la respuesta de la Secretar¨ªa de Relaciones Exteriores en Texas, explica que en un principio hubo una sobrestimaci¨®n de los mexicanos fallecidos porque se encontraron varias credenciales oficiales que no eran de las personas que murieron. La hip¨®tesis m¨¢s plausible es que se las dieran los traficantes para transitar por M¨¦xico sin ser detenidos. Yates se?ala que son varios los servicios que ofrecen las redes de trata de personas. En algunos casos, los traficantes proveen un ¡°paquete de traslado completo¡± que incluye varios medios de transporte para cada etapa del camino, alojamientos, la oportunidad de volver a intentarlo si son arrestados en el camino o la posibilidad de pagar a plazos. El cami¨®n es solo un eslab¨®n de una red clandestina que se extiende por miles de kil¨®metros y que deja alrededor de 1.000 millones de d¨®lares al mes en ganancias.
En la opini¨®n de Rocha, la tragedia es un reflejo de la necesidad de atender las causas de la migraci¨®n en las comunidades de origen y de despejar las v¨ªas legales de migraci¨®n, asilo y refugio. ¡°Necesitamos una v¨¢lvula de escape para personas que quieren trabajar legalmente¡±, dice el coordinador de Estrategias y Pol¨ªticas P¨²blicas para Am¨¦rica del Norte. Las autoridades mexicanas han concluido la repatriaci¨®n de los cuerpos y han empujado para que los tres supervivientes de M¨¦xico reciban un alivio migratorio que les permita quedarse en Estados Unidos.
Cuatro sospechosos han sido detenidos, entre ellos dos mexicanos. Juan Francisco y Juan Claudio D¡¯Luna, padre e hijo de 48 y 24 a?os, est¨¢n acusados de portaci¨®n ilegal de armas, seg¨²n el expediente abierto en Texas. Los estadounidenses Homero Zamorano Jr. y Christian Mart¨ªnez est¨¢n se?alados directamente por transportar a los migrantes y podr¨ªan ser condenados a cadena perpetua de ser encontrados culpables.
El pasado marzo, ?lvaro Enrique Ojeda, otro de los fallecidos, comparti¨® una publicaci¨®n en su Facebook que ten¨ªa algo de premonitorio: ¡°Me encanta cuando los vatos de mi rancho se van a trabajar a Estados Unidos. Son unos chingones, no cualquiera tiene la valent¨ªa de dejar a su familia y el calor de su casa por buscar un futuro mejor, ¨¦chenle muchas ganas, todo sacrificio tiene su recompensa compas¡±. Tres meses m¨¢s tarde, ¨¦l conoci¨® el sacrificio, pero no lleg¨® a disfrutar de la recompensa, como otras 52 v¨ªctimas. Un mes despu¨¦s todo es duelo, altares y memorias de los muertos. ¡°Pasan los d¨ªas y no s¨¦ si volver¨¦ a ser la misma¡±, dice Olga Gallegos. Por delante queda el reto de intentar seguir con su vida.
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