Entre Michoac¨¢n y Colima: elecciones en la frontera bajo la violenta sombra del c¨¢rtel
Municipios del corredor del pl¨¢tano votan en junio decenas de cargos locales y federales. Econom¨ªas pujantes, bandas de criminales, viejos grupos autodefensas y centenares de v¨ªctimas se entrelazan con la elecci¨®n
Un muchachito de nombre ?scar Alejandro Ortega dirige el colectivo de familiares de personas desaparecidas de Tecom¨¢n, en Colima. Tiene 16 a?os. A la edad en que otros andan mirando el cielo, felices, atolondrados, ¨¦l pelea por meterse en la tierra, encontrar a su t¨ªa, desaparecida desde hace un a?o. ¡°No me dejan buscar¡±, protesta, ¡°porque soy menor¡±. Y explica que la Fiscal¨ªa le impide ingresar en los predios cercanos a Tecom¨¢n, donde funcionarios y familiares, estos s¨ª, mayores de edad, buscan los cuerpos de sus seres queridos en fosas clandestinas. La excusa es protegerle del horror ¡ªun hor...
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Un muchachito de nombre ?scar Alejandro Ortega dirige el colectivo de familiares de personas desaparecidas de Tecom¨¢n, en Colima. Tiene 16 a?os. A la edad en que otros andan mirando el cielo, felices, atolondrados, ¨¦l pelea por meterse en la tierra, encontrar a su t¨ªa, desaparecida desde hace un a?o. ¡°No me dejan buscar¡±, protesta, ¡°porque soy menor¡±. Y explica que la Fiscal¨ªa le impide ingresar en los predios cercanos a Tecom¨¢n, donde funcionarios y familiares, estos s¨ª, mayores de edad, buscan los cuerpos de sus seres queridos en fosas clandestinas. La excusa es protegerle del horror ¡ªun horror que, por otro lado, sufre cada d¨ªa que su t¨ªa, con la que viv¨ªa, no est¨¢ en casa.
Le escucha con atenci¨®n Mely Romero, candidata a senadora por la coalici¨®n conservadora PRI-PAN-PRD. Cuando Ortega termina, no sin que antes compa?eras de todo el Estado le secunden, la candidata no sabe muy bien qu¨¦ decir. En la hora que ha pasado desde que inici¨® la reuni¨®n, los reclamos de mam¨¢s, hermanas y abuelas han circulado por canales conocidos, el maltrato de las fiscal¨ªas, la negativa a investigar sus casos, la revictimizaci¨®n constante, si su hija se fue con el novio, si su hijo se drogaba¡ ¡°Yo voy a alzar la voz por ustedes¡±, ha dicho ah¨ª la candidata. Pero el jovencito Ortega la deja sin palabras.
La tarde es soleada en la ciudad, agradable. La gente que pasea por el jard¨ªn central mira las lonas que han colocado las familias de los desaparecidos en el kiosco, fotos de cientos de caras de gente que no est¨¢ en casa, el reverso angustioso de la euf¨®rica propaganda electoral que aqu¨ª, como en todo el pa¨ªs, inunda las calles. Otra t¨ªa del muchacho Ortega se acerca. Tiene tambi¨¦n un hijo desaparecido, este desde octubre de 2022. ¡°Yo cuando vienen les pregunto qu¨¦ es para ellos el tema de los desaparecidos¡±, dice, en referencia a los pol¨ªticos. ¡°Porque ahora es que te entregan el cuerpo y dicen que ya se acab¨®, pero no, no, yo quiero saber qu¨¦ pas¨®¡±, dice.
Es tiempo de promesas electorales. La candidata Romero dice que ¡°no se vale que se la pasen ignor¨¢ndolos¡±, se?alando a las fiscal¨ªas, la estatal y la federal. Promete ayuda si sale elegida, apoyo en forma de presi¨®n en sus casos, nada concreto. Pero ella es la ¨²nica que las ha ido a ver, dicen mam¨¢s, hermanas y abuelas. Al rato aparecen por all¨ª m¨¢s candidatos de la coalici¨®n, a diputada local y federal, a presidente municipal. Hablan y ellas escuchan. Luego cambian. A lo lejos circula una caravana de veh¨ªculos del partido evang¨¦lico Encuentro Solidario. Minutos m¨¢s tarde, la caravana irrumpe en la calle que rodea el jard¨ªn, lanzando paletas de caramelo, la m¨²sica a todo volumen. Todas callan un momento.
Sirva o no para algo, la reuni¨®n de Romero con docena y media de familiares de personas desaparecidas ilumina una realidad regional que trasciende los l¨ªmites de Tecom¨¢n. Afecta tambi¨¦n a poblaciones y comunidades cercanas de Michoac¨¢n, a tiro de piedra de la ciudad, Coahuayana, sin ir m¨¢s lejos, pero tambi¨¦n a los municipios de Aquila y Ostula. Todos integran un corredor de apenas 80 kil¨®metros, en que se vertebran cantidad de fuerzas, econom¨ªas pujantes, como la del pl¨¢tano y sobre todo la miner¨ªa, poderosas organizaciones criminales, grupos autodefensas con m¨¢s de 10 a?os de antig¨¹edad¡ En un lado y en otro, miles de vecinos eligen el 2 de junio presidentes municipales, diputados locales y federales, senadores, entre otros cargos.
Las fuerzas en juego funcionan a veces como una trituradora. Candelaria Huerta, que busca a su hijo, desaparecido en 2018, cuenta que la industria del pl¨¢tano, que emplea a miles de trabajadores entre Tecom¨¢n y Coahuayana, se ha convertido en una trampa mortal. Las mujeres suelen encargarse del lavado y secado de la fruta, antes de meterla en cajas. Ella, cuenta, iba a tomar un trabajo en una planta envasadora cuando le dijeron que el crimen obliga ahora a los empleados a vender metanfetamina. O a consumirla. De una forma o de otra, las cuadrillas de trabajadores deben pagar el producto que se les entrega. De lo contrario, el castigo puede ser la desaparici¨®n, o la muerte.
Es una historia escuchada varias veces estos d¨ªas en la regi¨®n, asociada indistintamente al Cartel Jalisco Nueva Generaci¨®n (CJNG), grupo criminal que funciona de constante en la ecuaci¨®n de los problemas regionales, situaci¨®n similar a las que se registran en otras regiones de M¨¦xico, caso de Zacatecas, Guanajuato o Chiapas. En Tecom¨¢n, y Colima en general, aparece asociado a decenas de asesinatos y desapariciones, tambi¨¦n a la extorsi¨®n. Con una poblaci¨®n de 740.000 personas, el Estado registra la mayor tasa de asesinatos del pa¨ªs por cada 100.000 habitantes, arriba de 110.
Arreglados
Del lado michoacano de la frontera, el CJNG figura en el imaginario de los vecinos como un monstruo al acecho. Al menos as¨ª funciona en Coahuayana, donde, a principios de abril, vecinos bloquearon el puente que salva el r¨ªo y comunica con Tecom¨¢n, despu¨¦s de que un contingente enemigo tratar¨¢ de emboscar a un convoy de autodefensas r¨ªo arriba, camino de la sierra. Evangelina Contreras es una de las vecinas que acudi¨® al bloqueo. ¡°Llegaron m¨¢s de 100 criminales a comunidades como El ?rgano y El Churumo, donde quemaron casas. Les quitaron los tel¨¦fonos a los vecinos porque empezaron a subir lo que estaba pasando a redes sociales¡±, explica.
El bloqueo del puente era una medida de presi¨®n, explica la mujer, que dirige una organizaci¨®n que apoya a personas desplazadas que han llegado a Coahuayana estos a?os, empujadas por el crimen, desde otros puntos de Michoac¨¢n y Colima. Se trataba de hacer presi¨®n, cuenta, para que las autoridades intervinieran. ¡°Antes ya hab¨ªan puesto minas, a finales de diciembre, en una brecha hacia El Churumo. Pero ahorita ya fue como tomar de asalto el municipio¡±, explica. La mujer a?ade que el motivo de estos ataques ¡°tiene que ver con la industria platanera¡± local y ¡°las minas de hierro de Aquila¡±, de las m¨¢s importantes de la regi¨®n.
En un rancho de Coahuayana, Pedro Sandoval muestra c¨®mo funciona una huerta mediana de plataneras. Miles de plantas rodean al hombre, que preside la asociaci¨®n de productores locales, m¨¢s de 300. Los n¨²meros son abrumadores. Los plataneros de Coahuayana cultivan 7.000 hect¨¢reas. Cada hect¨¢rea produce unas 60 toneladas de fruta al a?o. En un rancho como este, de unas 60 hect¨¢reas, las cuadrillas de trabajadores tratan de llenar cada pocos d¨ªas un tr¨¢iler, que tiene capacidad para 1.300 cajas. En cada caja caben unos 20 kilos de pl¨¢tanos, lo que da casi 25 toneladas por remolque. El kilo de pl¨¢tano se paga aqu¨ª a seis pesos o seis pesos y medio¡
¡°Esta industria mueve much¨ªsimo dinero¡±, dice Sandoval, un hombre cauto, que no dice m¨¢s de lo necesario. ¡°Cada semana, solo en pagos a trabajadores, fumigaci¨®n y mantenimiento de los campos se mueven siete millones de pesos¡±, cuenta. Camina Sandoval hacia el ¨¢rea de cosecha de hoy, donde j¨®venes fornidos corretean con pencas de pl¨¢tanos de 50 kilos hasta una especie de tirolesa frutal, que lleva la cosecha a la planta envasadora. El hombre asegura que m¨¢s o menos la mitad de la producci¨®n anual en Coahuayana, que asciende a unas 350.000 toneladas, se va para Estados Unidos. El resto se queda en M¨¦xico. En cualquier caso, explica, los tr¨¢ileres deben salir por Tecom¨¢n.
Ese traslado parece conflictivo, dada la presi¨®n del CJNG, que ha convertido el puente con Tecom¨¢n en una de tantas fronteras irregulares que funcionan en M¨¦xico. Sandoval, que pide que no se hable demasiado de ¡°eso¡± en el reportaje, explica que no tienen problema para sacar los tr¨¢ileres por Colima. ¡°Por decir, estamos arreglados¡±, explica. ?C¨®mo? ?l contesta que a trav¨¦s de los ¡°dirigentes de Tecom¨¢n¡±, que son amigos ¡°de los de all¨¢¡±. El hombre asegura que no tienen que pagar un peso por ello, pero tampoco aclara en qu¨¦ consiste entonces el acuerdo. S¨ª dice que desde hace 10 a?os, cuando se alzaron las autodefensas en Coahuayana, no han tenido problemas de seguridad en las plantaciones. Nada de narcotraficantes forzando a las cuadrillas a comprar metanfetamina bajo amenazas.
Peso por kilo
¡°?C¨®mo no les van a pagar? ?Claro que les pagan!¡±, dice el comandante H¨¦ctor Zepeda, l¨ªder de las autodefensas de Coahuayana. ¡°Un peso por cada kilo de pl¨¢tano que sale de aqu¨ª, eso pagan, me consta¡±, dice. ¡°Yo les he dicho que vayan al Gobierno para que haga su trabajo, porque ellos¡±, dice, en referencia al CJNG, ¡°controlan los camiones que pasan por all¨ª¡±, a?ade. No tiene pelos en la lengua, Zepeda, conocido en la regi¨®n como comandante Teto, un vendedor de autopartes que en 2014 se levant¨® en armas contra los Caballeros Templarios, el grupo criminal que asolaba entonces la regi¨®n.
Los a?os han pasado y a Zepeda se le ve cansado. ¡°Estoy cansado¡±, dice, ¡°pero m¨¢s decepcionado con el Gobierno¡±. Lo suyo, m¨¢s que mon¨®logo, es tormenta, borrasca. ¡°?El Gobierno nos sigue mirando con desconfianza!¡±, exclama, en referencia al Ejecutivo federal y sus fuerzas sobre el terreno, el Ej¨¦rcito, la Armada y la Guardia Nacional, que tienen bases y puestos de control en la zona. ¡°No estamos en contra de ellos, estamos en contra de que apoyen a los otros¡±, a?ade, apuntando al CJNG. ¡°Si buscamos culpables de lo que pasa, es el Gobierno¡±.
Una d¨¦cada han aguantado Zepeda y sus hombres en Coahuayana, una rareza ya, dada la muerte, el asesinato o la huida hacia adelante de otros comandantes de las autodefensas en Michoac¨¢n, caso de Jos¨¦ Manuel Mireles, Hip¨®lito Mora o Juan Jos¨¦ Far¨ªas. El primero muri¨® de covid en 2020, el segundo cay¨® a balazos el a?o pasado y el tercero vive recluido en Tepalcatepec, convertido en un enigma: no se sabe qu¨¦ defiende o a qui¨¦n. ¡°Es una l¨¢stima lo que permite el Gobierno¡±, sigue Zepeda, ¡°luego nos argumentan que si hemos hecho un pacto con no s¨¦ qu¨¦ cabrones, que si C¨¢rteles Unidos¡±, dice, refiri¨¦ndose a un ensamble de grupos armados locales, que luchaba hace unos a?os contra el CJNG. ¡°Pero a nosotros siempre nos han apoyado los mismos, la asociaci¨®n de productores de pl¨¢tano¡±, zanja.
No muy lejos del cuartel de Zepeda vive Tony Valdovinos, uno de los siete candidatos a la presidencia municipal de Coahuayana. Priista de toda la vida, renunci¨® al partido hace unos meses y acept¨® la candidatura de M¨¢s Michoac¨¢n, una formaci¨®n nueva. El candidato refrenda los dichos de Zepeda. Los plataneros, dice, son el apoyo financiero de las autodefensas y el Gobierno, a?ade, debe implicarse en el combate al CJNG. Y dice: ¡°Aqu¨ª en Coahuayana todo es importante, pero lo m¨¢s importante es la seguridad. Porque si no hay seguridad, todo se derrumba¡±.
Valdovinos, de 56 a?os, presume de ser un luchador social con amplia trayectoria, adem¨¢s del primer regidor gay del municipio, all¨¢ por la d¨¦cada de 1980. Hubo una vez en aquella ¨¦poca, cuenta, en que incluso se arm¨® una protesta en su contra, junto a la presidencia municipal, por su orientaci¨®n sexual. Pero han pasado 40 a?os, las cosas han cambiado y asume que sus posibilidades de ganar y desbancar al candidato de Morena y presidente saliente, Gil Ruiz, son altas. ¡°Al final aqu¨ª necesitas 1.700 votos para ganar y estoy seguro de que la gente de Polic¨ªa Comunitaria est¨¢ conmigo. Eso solo mueve 700 votos¡±, dice. Y zanja: ¡°Son una fuerza pol¨ªtica¡±.
El pueblo de las minas
Media hora separa Coahuayana de Aquila. La carretera que los une, adem¨¢s de dibujar un hermoso meandro sobre los acantilados, parece dise?ada expresamente para el carrusel de camiones que salen de la mina Las Encinas, una antigua explotaci¨®n de hierro que ha definido la vida comunitaria en Aquila desde hace m¨¢s de 40 a?os. Michoac¨¢n es el principal productor de hierro del pa¨ªs, con casi un tercio de las m¨¢s de nueve millones de toneladas anuales que las empresas mineras extraen del subsuelo, seg¨²n la Secretar¨ªa de Econom¨ªa. Aquila, un municipio de apenas 25.000 habitantes, tiene la segunda mina de hierro m¨¢s importante de Michoac¨¢n.
En Aquila, como en Coahuayana, hay una comandancia de polic¨ªa municipal, y otra de polic¨ªa comunitaria o grupo autodefensa. Ambas corporaciones coexisten, parte de las rarezas regionales. La comunitaria de Aquila funciona en una casa a medio hacer en la salida del pueblo, rumbo a la mina. En el patio, un agente tumbado en una hamaca dice que el jefe, ¡°el mero mero¡±, el controvertido Germ¨¢n Ram¨ªrez, conocido tambi¨¦n como comandante Toro, no est¨¢. ¡°Anda en su casa, en la playa¡±, cuenta.
Ram¨ªrez es un personaje controvertido, acusado de colaborar con el crimen organizado. Seg¨²n explica el agente de la hamaca, la polic¨ªa comunitaria de Aquila y la de Ostula, una de las comunidades del municipio, golpeada continuamente por el crimen, trabajan juntas, en contra del CJNG, algo que tienen en com¨²n con sus colegas de Coahuayana. Preguntado por la situaci¨®n en la sierra, dice que ahora est¨¢n tranquilos, porque el Ej¨¦rcito mantiene un puesto de control por all¨ª. ¡°Es por las elecciones¡±, asegura.
Tranquilo es un adjetivo un tanto peculiar para describir el estado de las cosas en la regi¨®n. Hace una semana, un comunero de Ostula, Antonio Regis, muri¨® asesinado entre Aquila y Ostula, cuando volv¨ªa a casa con su mujer y su hijo, de dos a?os. Su comunidad, un ejemplo de organizaci¨®n en la regi¨®n, denunci¨® al CJNG y dijo que desde hace meses, el grupo criminal controla las rutas entre Ostula y la cabecera. En un comunicado se?alaron que a Regis lo mataron por ser de Ostula.
El de Regis es el ¨²ltimo caso de una larga lista de ataques contra la poblaci¨®n local. El caso m¨¢s emblem¨¢tico de los ¨²ltimos a?os es el del comunero de Aquila, Antonio D¨ªaz, desaparecido junto al abogado de la comunidad, Ricardo Lagunes, en enero del a?o pasado, en pleno conflicto por la elecci¨®n de las autoridades del comisariado de bienes comunales. En Aquila, el comisariado es el ¨®rgano encargado, entre otras cosas, de distribuir parte del dinero que la empresa que explota la mina, la argentina Ternium, entrega a la comunidad.
Aunque el caso sigue investig¨¢ndose, la Fiscal¨ªa federal apunta al CJNG de la desaparici¨®n, por presunto encargo de rivales de D¨ªaz en Aquila, se?alados a su vez de delitos en el pasado. Desaparecidos el 15 de enero de 2023, las autoridades encontraron la camioneta en que viajaban ambos en la carretera que comunica Coahuayana con Tecom¨¢n, del lado de Colima. Sus cuerpos no han aparecido.
En el tramo carretero en que las autoridades encontraron la camioneta tras el ataque, a la altura de una comunidad que se llama Cerro de Ortega, hab¨ªa estos d¨ªas cantidad de propaganda electoral, sonrisas euf¨®ricas sobre fondo blanco, azul, amarillo, guinda¡ Camiones llenos hasta los topes de hierro y pl¨¢tanos, camionetas con cuadrillas de trabajadores de las huertas, circulaban a toda velocidad por el pueblo. Era extra?o pensar que dentro de unos d¨ªas, all¨ª, en una tierra tan golpeada y ansiada por todos, se celebrar¨ªa una elecci¨®n, ocurrir¨ªa un acto tan sutil como meter un sobre en una urna.
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