Quintana Roo vuelve a la normalidad tras el paso del hurac¨¢n ¡®Beryl¡¯: ¡°Vamos a reactivar la econom¨ªa¡±

La gobernadora del Estado de Quintana Roo, Mara Lezama, se tom¨® un momento en su recorrido para comprobar los da?os causados por el hurac¨¢n Beryl ¡ªdegradado a tormenta tropical¡ª en esa regi¨®n del sureste de M¨¦xico para comerse unos ¡°taquitos¡±. Lezama compr¨® unos tacos de carnitas, un platillo de la cocina tradicional mexicana, para enviar el mensaje a sus gobernados de que la cotidianidad volv¨ªa a este paradis¨ªco Estado de playas y selvas. ¡°Estamos reactivando la econom¨ªa, queremos que todo vuelva a la normalidad lo m¨¢s pronto posible¡±, dijo la gobernadora mientras le preparaban su orden en la taquer¨ªa que visit¨® en Tulum, el punto de entrada de la tormenta y donde mont¨® el centro de mando para hacer frente a la emergencia. Lezama apostaba desde mediados del viernes por reactivar la econom¨ªa local, por lo que una de sus primeras medidas fue suspender la ley seca que prohib¨ªa la venta de licores y animar a los comercios que reabrieran las puertas. En Canc¨²n, una de las ciudades tur¨ªsticas m¨¢s importantes de M¨¦xico, la tarde volv¨ªa a moverse con ritmo tropical de m¨²sica en las bocinas, bares abiertos y turistas con sus margaritas en las manos. La ciudad fantasmag¨®rica de unas horas antes daba paso a la urbe vibrante anhelada por millones de viajeros de medio mundo. Para muestra una postal: una pareja de coreanos se tomaba fotograf¨ªas frente a ese azul caribe?o que hipnotiza, la se?al de que todo volvi¨® a ser como antes del temporal.

El sol brillaba de nuevo y los tablones de madera que cubr¨ªan los cristales de bares, restaurantes, bancos y hoteles eran r¨¢pidamente removidos por un ej¨¦rcito de trabajadores que tambi¨¦n parec¨ªan ansiosos por volver a la rutina. Muchos viajeros que ocuparon nerviosos habitaciones en los hoteles m¨¢s alejados de la playa hac¨ªan sus maletas, mientras que otros comprobaban el estado de sus vuelos, tras la cancelaci¨®n de m¨¢s de 200 en el aeropuerto de Canc¨²n previo al impacto de Beryl. Hasta los repartidos de las aplicaciones de entrega de alimentos volv¨ªan a zurcar las calles de la ciudad tur¨ªstica en sus bicicletas o motos, repartiendo nuevamente comida en una ciudad donde los supermercados cerraron durante 24 horas. Los cajeros autom¨¢ticos de los bancos volvieron a soltar dinero y las casas de cambio de divisas extranjeras abrieron nuevamente sus puertas. A media tarde, el encierro y los nervios de la noche eran una fea pesadilla para los habitantes y viajeros de Canc¨²n.

Lezama se regocijaba de lo que llam¨® ¡°saldo blanco¡±, es decir, ni grandes da?os ni v¨ªctimas mortales para lamentar tras el temporal. La gobernadora coloc¨® una imagen en su perfil de X (antes Twitter) en la que llamaba a la gente a visitar el Caribe bajo el lema ¡°las tormentas tambi¨¦n pasan¡±. Aseguraba a los viajeros de que la infraestructura local no hab¨ªa sufrido da?os significativos y que los hoteles contaban con todas la normas para seguir recibiendo visitas. M¨¢s all¨¢ de algunos peque?os apagones en Canc¨²n durante la noche del jueves y en otras zonas del Estado, ¡®Beryl¡¯ pas¨® sin causar grandes traumas, a pesar de haber sido considerada como una ¡°gran tormenta¡± de mucho peligro por el Centro Nacional de Huracanes. Lezama hab¨ªa movilizado a los funcionarios del Estado y hab¨ªa pedido ayuda al Ej¨¦rcito y la Marina para organizar un sistema de prevenci¨®n y respuesta a la emergencia que inclu¨ªa la creaci¨®n de centenares de refugios temporales, donde miles de personas fueron trasladadas desde las zonas m¨¢s vulnerables. Los militares tambi¨¦n instalaron puestos de seguridad en las playas y centros tur¨ªsticos y movilizaron ayuda para los posibles afectados, que el Gobierno local esper¨® que fueran m¨¢s de 150.000. La tarde del viernes camiones del Ej¨¦rcito continuaban repartiendo alimentos en las localidades con mayores afectaciones por las intensas lluvias.

En la vecina Yucat¨¢n las buenas noticias tambi¨¦n hac¨ªan respirar tranquilo al gobernador Mauricio Vila. El panista reportaba da?os menores en localidades del oriente de su Estado, que sufrieron el mayor impacto de la tormenta. Calles anegadas y con ¨¢rboles ca¨ªdos por los fuertes vientos eran reportados por vecinos de Valladolid, donde tambi¨¦n hubo cortes de energ¨ªa. Las autoridades de Protecci¨®n Civil segu¨ªan con los trabajos de reconocimiento y de ayuda a los afectados, pero en general se estimaba que el temporal no gener¨® el da?o siniestro que d¨ªas antes era el esperado. El Gobierno habilit¨® m¨¢s de 1.000 refugios temporales, muchos de ellos en escuelas p¨²blicas, que, dijo Vila, seguir¨¢n funcionando. Las lluvias continuaban la tarde del viernes en ese Estado, pero con una fuerza debilitada despu¨¦s de que ¡®Beryl¡¯ se degradara a tormenta tropical. Vila manten¨ªa la alerta por los pron¨®sticos de aguaceros emitidos por el Sistema Meteorol¨®gico nacional.

Las empresas de transportes marino anunciaron que reactivar¨ªan con normalidad sus servicios en Quintana Roo, lo que significaba restaurar las conexiones con importantes puntos tur¨ªsticos como las islas Holbox y Mujeres, Playa del Carmen o Cozumel. El transporte urbano tambi¨¦n fue restaurado. Los vuelos volv¨ªan a la normalidad en el aeropuerto de Canc¨²n. La coordinadora nacional de Protecci¨®n Civil, Laura Vel¨¢zquez, inform¨® durante la ma?ana de que los aeropuertos de Tulum, Canc¨²n y Chetumal, que cada d¨ªa reciben a miles de turistas, no se han visto afectados. Las autoridades celebraban aliviadas el buen trato que les dio Beryl, sobre todo porque en esta regi¨®n sigue vivo el desastre causado por el hurac¨¢n Wilma en 2005, que destruy¨® Canc¨²n y la dej¨® incomunicada. Tambi¨¦n pesaba la horrible experiencia del pasado a?o con el hurac¨¢n Otis en Canc¨²n. Es por eso que la gobernadora Lezama ten¨ªa razones para celebrar el viernes levantando la prohibici¨®n a la venta de alcohol y comi¨¦ndose unos tacos de carnistas. Los turistas atrapados la noche del juenves en sus hoteles de Canc¨²n se lo agradec¨ªan llenando sus copas con margaritas.

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