Juan Gabriel, el ¨ªcono mexicano que puso en vela a todo M¨¦xico

La vida de Alberto Aguilera Valadez, m¨¢s conocido como Juan Gabriel, est¨¢ llena de relatos que al leerse ensalzan la leyenda del Divo de Ju¨¢rez. Algunas de sus canciones se convirtieron en himnos inmediatos; a otras el paso del tiempo las favoreci¨® con el sabor agridulce en las letras, como pasa con algunos vinos, y la interpretaci¨®n de las piezas que compuso para s¨ª mismo, las que cedi¨® a otros, como Roc¨ªa D¨²rcal, Jos¨¦ Jos¨¦ o Vicente Fern¨¢ndez, fraguaron en el cantante originario de Michoac¨¢n, un estatuto que pocos son capaces de igualar. Naci¨® el 7 de enero de 1950 y falleci¨® a los 66 a?os, el 28 de agosto de 2016.

Escribi¨® sus primeras canciones entre los 13 y 15 a?os, mientras se encontraba en un internado al que ingres¨® desde la ni?ez. Lanz¨® su primer disco El alma joven en 1971, en d¨®nde ven¨ªa la canci¨®n No tengo dinero que ser¨ªa su primer gran ¨¦xito. Durante la siguiente d¨¦cada, Juan Gabriel se consolid¨® como uno de los cantantes y compositores mexicanos m¨¢s importantes, no s¨®lo del pa¨ªs sino de todo el continente americano.

A finales de la d¨¦cada de los ochenta, se present¨® en el programa de televisi¨®n Mala noche... ?no!, conducido por Ver¨®nica Castro. La actriz coprotagoniz¨® la pel¨ªcula Nobleza ranchera junto a Juan Gabriel en 1977. Despu¨¦s de 11 a?os volvieron a aparecer juntos frente a las c¨¢maras, esta vez en la pantalla chica. El programa comenzaba a las 22.30 horas y la duraci¨®n de este variaba dependiendo de la audiencia; la transmisi¨®n culminaba cuando el n¨²mero ca¨ªa. El mi¨¦rcoles 31 de agosto de 1988, el Divo fue el invitado estelar y los televidentes se quedaron enganchados; los n¨²meros no cayeron.

Fueron casi nueve horas las que el programa estuvo al aire. Durante ese tiempo Juan Gabriel cant¨® primero con m¨²sicos invitados, que se retiraron cuando vieron que las horas pasaban, la transmisi¨®n se acercaba a la madrugada y el final se ve¨ªa lejano. Pero, eso no detuvo al Divo de Ju¨¢rez; pidi¨® que se reprodujeran las pistas de sus temas de fondo para que ¨¦l las interpretara como si fuera karaoke.

Las 8 horas y 50 minutos fueron una demostraci¨®n del talento que desparramaba Juan Gabriel cuando se aferraba al micr¨®fono y cantaba desde las entra?as. Dej¨® muy claro el dominio que ten¨ªa de la voz como instrumento. Por supuesto, no cant¨® las ocho horas seguidas; entre tonada y tonada, Ver¨®nica Castro organiz¨® diferentes sketches junto al Divo. El carisma de Castro, conjugado con los a?os de amistad que acumulaba con Juan Gabriel, fueron p¨®lvora encendida para la televisi¨®n. La gente decidi¨® desvelarse y ver la qu¨ªmica que emanaba entre ambos hasta pasadas las siete y cuarto de la ma?ana del jueves.

Lo que m¨¢s dio de qu¨¦ hablar sobre esta marat¨®nica transmisi¨®n fue el beso entre los protagonistas. En la cinta que participaron una d¨¦cada atr¨¢s, Nobleza ranchera, interpretaron a dos amantes. En el programa, Castro agradeci¨® al cantante su participaci¨®n con un beso en la mejilla. Juan Gabriel reclam¨® que eso no era suficiente, cerr¨® los ojos y par¨® la trompa, ¡°dame un beso como el que me diste en la pel¨ªcula¡±. La conductora imit¨® al cantante, se acerc¨® a ¨¦l y se besaron. Los labios apenas se rozaron, pero fue suficiente para que despu¨¦s de eso corrieran rumores que entre ambos exist¨ªa un romance.

El programa se sosten¨ªa sin guion ni estructura. Ver¨®nica Castro improvisaba sobre la marcha. Juan Gabriel supo seguirle el paso y as¨ª fue como inmortalizaron ¡°la noche que M¨¦xico no durmi¨®¡±. La an¨¦cdota parece sacada de una novela de David Foster Wallace.

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