Decapitado el alcalde de Chilpancingo una semana despu¨¦s de asumir el cargo
Alejandro Arcos, del PRI, hab¨ªa tomado posesi¨®n el lunes como presidente municipal de la capital de Guerrero, uno de los Estados de M¨¦xico m¨¢s pobres y azotados por la violencia. Este jueves fue asesinado tambi¨¦n el secretario del Ayuntamiento
El alcalde Chilpancingo, Alejandro Arcos, aparec¨ªa este jueves en los medios locales dando la cara tras el asesinato de su secretario general en el Ayuntamiento, Francisco Tapia, que acababa de ser tiroteado en una calle del centro de la ciudad: ¡°Es muy doloroso, muy lamentable. Exigimos justicia para que este crimen no quede impune¡±. Su mano derecha llevaba tan solo tres d¨ªas en el cargo, ambos hab¨ªan tomado posesi¨®n el lunes como parte del nuevo Gobierno local del PRI. Tres d¨ªas despu¨¦s, ha sido el propio Arcos el que ha sido asesinado este domingo. La capital del Estado de Guerrero, uno de los m¨¢s pobres y olvidados de M¨¦xico, profundiza la espiral de violencia y descomposici¨®n social que se extiende por amplias zonas del Estado, sumido en un sin fin de batallas entre grupos del crimen por el control del territorio.
El asesinato de Arcos ha sido confirmado por Alejandro Moreno, el presidente del PRI, y la Fiscal¨ªa estatal, sin dar muchos m¨¢s detalles. Los medios locales apuntan a que el alcalde fue decapitado. Seg¨²n las mismas fuentes, su cabeza apareci¨® a media tarde sobre el techo de una furgoneta blanca, con el resto del cuerpo en el asiento del conductor. Arcos hab¨ªa pasado la ma?ana visitando los barrios m¨¢s afectados por las lluvias e inundaciones que est¨¢n haciendo estragos en buena parte del Estado.
Guerrero, y en particular Chilpancingo, es desde hace unos a?os el centro de una guerra entre grupos criminales. En concreto, Los Tlacos y Los Ardillos, parte de una galaxia de mafias locales que pelean entre s¨ª tras la ca¨ªda de las grandes organizaciones. El objetivo es la disputa del territorio para controlar todo tipo de negocios. No solo el narcotr¨¢fico, que tiene una larga tradici¨®n en Guerrero, productor de opio y marihuana en la sierra, a poco m¨¢s de una hora en coche desde la capital. Secuestro, extorsi¨®n, trata de personas, transporte, alimentaci¨®n, cualquier actividad que d¨¦ algo dinero. Las mafias son parte de una mara?a de intereses econ¨®micos y pol¨ªticos que, sumada a la debilidad, cuando no abandono institucional, provoca un c¨®ctel explosivo que hace dif¨ªcil identificar sus ingredientes.
En verano del a?o pasado aparecieron siete cuerpos despedazados en una c¨¦ntrica plaza de la ciudad y un mensaje a la entonces presidenta municipal, Norma Otilia Hern¨¢ndez, a quien le ped¨ªan una reuni¨®n, un ¡°segundo desayuno¡±, en palabras criminales estampadas en las paredes. D¨ªas despu¨¦s comenz¨® a circular un v¨ªdeo que mostraba a la alcaldesa dando la mano al supuesto l¨ªder de los Ardillos, Celso Ortega Jim¨¦nez.
La presi¨®n fue subiendo las siguientes semanas, con escenas de caos y terror en las que una muchedumbre tomaba el centro de la ciudad con incendios y narcobloqueos que provocaron el cierre de comercios y colegios. El control del transporte local, taxis y autobuses, estaba en el origen de la crisis. La batalla dej¨® seis ch¨®feres muertos y varios heridos. Apenas un mes despu¨¦s, en septiembre del a?o pasado, un grupo de sicarios asesin¨® a tiros al jefe de Fiscal¨ªa General de la Rep¨²blica en Guerrero, Fernando Garc¨ªa, en plena calle al sur de la capital.
Desde mucho antes, Guerrero arrastra un largo historial de violencia y conflictividad social. Desde la represi¨®n silenciosa de los grupos guerrilleros en los a?os sesenta y setenta, los a?os de plomo del Gobierno priista, hasta la traum¨¢tica desaparici¨®n de los 43 estudiantes de Ayotzinapa. El caso es un arquetipo de todos los males del Estado y, por extensi¨®n, de M¨¦xico entero. Este a?o se cumple una d¨¦cada sin apenas avances en la investigaci¨®n. La tesis principal sigue siendo que narco y autoridades locales actuaron juntas para atacar a los muchachos, de los que apenas se han podido identificar un par de restos de huesos. Ya este a?o, otro grupo de normalistas prendieron fuego en abril al Parlamento estatal en Chilpancingo por el asesinato a manos de la polic¨ªa de otro de sus compa?eros.
Otro actor m¨¢s en medio del hurac¨¢n ha sido la Iglesia. Los obispos de las di¨®cesis locales han intervenido como mediadores entre los grupos criminales en busca de una paz que no logran las autoridades. De momento, la respuesta de la gobernadora morenista, Evelyn Salgado, al asesinato este domingo del alcalde de Chilpancingo, ha sido poner un tuit condenando el atentado.