Drones con explosivos y minas antipersona: la realidad criminal que se asienta en M¨¦xico
El uso de este tipo de armamento en diferentes partes del pa¨ªs reta a las autoridades, que no disponen de una estad¨ªstica p¨²blica. Los casos recientes de Michoac¨¢n, Tamaulipas o Chihuahua iluminan un fen¨®meno cada vez m¨¢s habitual
En el universo cambiante del crimen en M¨¦xico, los drones bombarderos y las minas antipersona se han asentado como parte de la cotidianidad, con ataques y explosiones que empiezan a ser habituales en diferentes regiones. En las ¨²ltimas semanas, la detonaci¨®n de dos minas antipersona en Michoac¨¢n y Tamaulipas, con al menos cuatro v¨ªctimas mortales, han iluminado un problema creciente. Tambi¨¦n el caso de Guadalupe y Calvo, en Chihuahua, donde criminales atacaron con explosivos lanzados desde drones a militares. El crimen avanza y perfecciona sus t¨¦cnicas, innova. El Estado mira y reacciona, siempre cuando el problema ya afecta a la poblaci¨®n.
Este lunes, Sergio Ch¨¢vez, secretario de seguridad de Tamaulipas, estado del Golfo de M¨¦xico, fronterizo con Estados Unidos, ilustraba precisamente el paradigma, la reacci¨®n ante un problema consumado. El funcionario se?alaba que las autoridades ubicaron alrededor de 40 minas en municipios fronterizos. Esto, luego de que una mina volara por los aires una camioneta, en un camino rural de San Fernando, algo al sur de la frontera. Antes, el Ej¨¦rcito ya hab¨ªa encontrado y detonado controladamente 15, en caminos fronterizos, seg¨²n inform¨® el diario Reforma, lo que convierte de repente al Estado en un foco rojo de esta modalidad criminal.
No es algo nuevo en el pa¨ªs. Desde hace a?os, Michoac¨¢n, en la costa del Pac¨ªfico central, ha visto c¨®mo caminos y campos de las regiones de Tierra Caliente y Sierra Costa se llenaban de minas, una forma de afectarse entre las organizaciones criminales, pero tambi¨¦n de limitar el actuar de las autoridades, particularmente del Ej¨¦rcito, cara y brazos del Estado en la lucha contra el crimen en regiones rurales. El fin de semana pasado, dos personas murieron en una comunidad de Buenavista Tomatl¨¢n, en Tierra Caliente, cuando activaron accidentalmente una mina, mientras laboraban en un campo de limoneros, seg¨²n dijeron sus familiares.
Tambi¨¦n son habituales los drones explosivos en Michoac¨¢n, situaci¨®n que se ha visto tambi¨¦n en los ¨²ltimos a?os en zonas de Guerrero y Chihuahua. Hace una semana, criminales atacaron precisamente mediante esta t¨¦cnica a un contingente militar en Guadalupe y Calvo, en la sierra de Chihuahua, en el que iba el general a cargo de la 42? Zona Militar, Jorge Alejandro Guti¨¦rrez. El ataque dej¨® otros tres heridos y se produjo, aparentemente, sin que mediara un enfrentamiento. Los criminales solo dejaron caer el explosivo sobre el convoy, durante un patrullaje.
El uso de drones con explosivos se ha generalizado en poco tiempo. En septiembre de 2023, EL PA?S constat¨® ya su empleo en una zona serrana de Guerrero, estado vecino de Michoac¨¢n, donde dos grupos criminales se enfrentaban por el predominio en un pu?ado de pueblos y rutas campestres. El poblado de Nuevo Caracol, parte del municipio de Heliodoro Castillo, hab¨ªa sufrido el embate de uno de los grupos, que asum¨ªa que los vecinos proteg¨ªan o incluso ayudaban al grupo contrario. Las bombas que lanzaban eran en realidad artefactos caseros, llenos de clavos y pedacer¨ªa de metal, mortales en todo caso. Los drones eran como cualquiera que uno puede comprar por internet, alterados para el combate serrano.
Es dif¨ªcil saber al detalle d¨®nde, c¨®mo, cu¨¢ndo y cu¨¢nto han usado estos artefactos los grupos criminales. El Gobierno federal carece de una estad¨ªstica p¨²blica. Lo mismo ocurre con los Ejecutivos estatales. Las autoridades informan sistem¨¢ticamente de las cifras de asesinatos, pero no dan detalles, m¨¢s all¨¢ de si son voluntarios o involuntarios, o si se perpetraron con arma de fuego o arma blanca. Lo mismo ocurre con los delitos de lesiones. As¨ª, la sociedad depende que salga un funcionario, como el jefe de polic¨ªa de Tamaulipas, a informar sobre el asunto en cuesti¨®n, o a pedir la informaci¨®n v¨ªa ley de transparencia al Gobierno, aguardando, si tiene suerte, una respuesta positiva.
El uso de drones y minas, sobre todo los primeros, debe entenderse como parte del paradigma moderno criminal en el pa¨ªs, esta extra?a guerra de guerrillas en que el objetivo es puramente econ¨®mico, en un esquema dif¨ªcil de definir, pero que bebe de un evidente nihilismo democr¨¢tico. Hace tres a?os, despu¨¦s de que un grupo criminal soltara bombas con un dron en Tepalcatepec, Michoac¨¢n, Romain Le Cour, que realiz¨® una investigaci¨®n profunda sobre la violencia en el Estado, dijo a este diario: ¡°Hay que imaginar un contexto de varones que tienen entre 15 y 30 a?os, hombres de rancho, ¨¢mbitos rurales que en su tarea de sicario se aburren, fuman porros, usan drogas, toman alcohol¡ el 95% de los d¨ªas no pasa nada, hay un aburrimiento masculino muy universal. El dron se convierte en una herramienta divertida. Es eso, y despu¨¦s todo lo dem¨¢s¡±.