?C¨®mo s¨¦ que estoy vivo? El museo donde los ni?os juegan a ser cient¨ªficos

Una pieza de la fot¨®grafa brasile?a Ang¨¦lica Dass abre el espacio infantil de Universum Museo de las Ciencias en la UNAM. Es una obra impresionante, titulada Proyecto Human?, que intenta hacer una reflexi¨®n sobre el color de la piel a partir de retratos de personas de diferente aspecto f¨ªsico. En medio de los retratos hay peque?os espejos puestos para que los ni?os vean sus propios rostros y de esta manera aprendan sobre la identidad, las diferencias f¨ªsicas y la igualdad de los seres humanos. ¡°Queremos hacer un trabajo de mediaci¨®n que haga reflexionar, que plantee cuestiones como ?todo mundo de verdad tiene exactamente el mismo tono de piel?¡±, dice Mar¨ªa Emilia Beyer, directora del museo, que ha renovado su espacio infantil para difundir de forma entretenida los conocimientos cient¨ªficos en ni?os de primera infancia, con contenidos interactivos, una biblioteca especializada que contiene m¨¢s de 500 vol¨²menes y un espacio para experimentos de prueba-error, como hacen los cient¨ªficos.

Este lugar es como una enorme sala de juegos llamada a alimentar m¨¢s la curiosidad de los peque?os. Muchos se sorprenden cuando ven el gran mosaico de Dass y buscan en el espejo las caracter¨ªsticas que los igualan con algunas de las personas de las fotograf¨ªas. ¡°Empiezan a saber que realmente somos ¨²nicos, que nadie va a tener el mismo tono exacto de piel. Desde luego que habr¨¢ variaciones y ah¨ª entramos en la conversaci¨®n cient¨ªfica, porque estas variaciones est¨¢n dadas por temas como d¨®nde nacemos, qu¨¦ familia tienes, tus genes y hasta lo que comes. Lo que hacemos es pedirles que se pongan a jugar con las piezas, que traten de encontrarse o de ver si ellos son tan ¨²nicos, que no est¨¢n representados¡±, explica Beyer.

La idea de este proyecto ¡ªuna iniciativa p¨²blico privada que cont¨® con el apoyo de 29 organizaciones¡ª es ofrecer a ni?os un primer acercamiento a la ciencia. Todo est¨¢ hecho con piezas coloridas, botones, espejos, c¨¢maras, bocinas, libros, pantallas y juguetes. Fue creado con el apoyo de expertos en pedagog¨ªa y difusi¨®n cient¨ªfica y los ni?os se enfrentan a preguntas tan desconcertantes como las que ellos mismos formulan y que descolocan a sus padres. ?C¨®mo s¨¦ que estoy vivo?, pregunta uno de los juegos de la sala, que invita a los peque?os a saltar y saltar y luego ponerme la mano en el coraz¨®n para sentir su latido. ?Los seres vivos brillan!, dice otro juego con una pantalla en la que se muestra a los chiquillos en movimiento, con colores violeta. ?Qu¨¦ me hace ser yo?, cuestiona otro, en el que se le invita a los padres a que conversen con sus hijos de sus caracter¨ªsticas f¨ªsicas, que se dibujen para saber c¨®mo se perciben.

Beyer cuenta que la idea de la renovaci¨®n surgi¨® en medio de la pandemia, un momento brutal para millones de ni?os, obligados al encierro debido a las medidas de seguridad impuestas por las autoridades. Los ni?os se aburr¨ªan lejos de la escuela, los amigos, la vida en comunidad. ¡°La universidad hab¨ªa realizado una serie de estudios que nos indicaban que cada vez con m¨¢s frecuencia se presentaban crisis de ansiedad o cuadros depresivos en edades tempranas, y que en gran medida estaban relacionados con los dos a?os de encierro. Regreso al museo pensando que deb¨ªamos reconstruir un espacio en donde no sea el concepto de la ciencia, sino el juego y el aprendizaje a trav¨¦s del juego, lo que motiva las experiencias¡±, explica.

Esta bi¨®loga y fil¨®sofa de la ciencia se puso manos a la obra y se rode¨® de lo que ella llama un ¡°equipo magn¨ªfico¡±, compuesto de personas especializadas en el aprendizaje. Entre ellas est¨¢n Patricia V¨¢zquez, que cuentan con un doctorado en educaci¨®n por la Universidad de Harvard, con la mirada puesta en la primera infancia, e Irma Uribe, editora de libros de ciencia para ni?os. Ellas aportaron gran parte del conocimiento para renovar el espacio, que cuenta con zona de lecturas, ¨¢rea de juegos, un lugar para experimentar, zona de tecnolog¨ªa y hasta un cuarto para amamantar y hacer la siesta, porque est¨¢ abierto para ni?os de 10 meses a ocho a?os. ¡°La idea es que la familia juegue en colectivo¡±, dice Beyer.

Jugar, pero sin apartarse de la ciencia. Los chicos aprenden con iniciativas como la que pregunta ?puedo ver el sonido?, que explica c¨®mo este viaja a trav¨¦s de ondas, frecuencias que detectan los o¨ªdos. ¡°A trav¨¦s de las estrategias museogr¨¢ficas puedo hacer visible lo que t¨ªpicamente ser¨ªa invisible. Y, adem¨¢s, puedo demostrar que dependiendo de la frecuencia, el sonido y sus ondas se comportan distinto en un espacio. Lo que vemos ac¨¢ es la forma en c¨®mo se estudian los radares, la m¨²sica, much¨ªsimas otras cosas¡±, dice la cient¨ªfica. Hay dos aparatos que lo demuestran: en uno de ellos los ni?os tocan tres botones verdes que emiten diferentes sonidos y dependiendo del que toquen peque?as burbujas amarillas se mueven o se expanden en un tubo. En otro, conocido como Placas de Chladni, la arena sobre esa placa realiza figuras o movimientos dependiendo de los sonidos.

Beyer explica el funcionamiento de su museo con la pasi¨®n de una maestra en el aula de clases. ¡°El museo lo que hace es entregar una mirada tridimensional: lo que de otra forma ser¨ªan conceptos a veces abstractos, aqu¨ª se aprenden de manera distinta, que rompe con esta forma de ense?ar basada en la memorizaci¨®n. Hay una asociaci¨®n en el cerebro que permite a los ni?os sacar sus propias conclusiones. Sabemos que los circuitos neuronales en la primera infancia se crean a enormes velocidades y si no los nutres, simplemente ese circuito no se crea. De ah¨ª la importancia de estimularlos de maneras muy diversas¡±, explica. Estimularlos con juegos como el de una mesa de prismas. Beyer dice emocionada: ¡°Vamos a jugar a ser Isaac Newton¡±. Toma filtros de cristales y los interpone ante los peque?os rayos de luz de la mesa. ¡°Sabemos que el arco¨ªris se genera cuando t¨² tienes un haz de luz blanca. Aqu¨ª lo que hacemos es jugar con muy distintos filtros y lentes de todo tipo, lentes convexos, para crear en la mesa cruces de luces hasta conseguir que se generen rutas de luz, caminitos, arco¨ªris alrededor de la mesa. Es invitarte a que seas Newton por un rato y juegues con la luz¡±, dice sonriente la bi¨®loga en el museo donde los ni?os juegan a ser cient¨ªficos.