La ultraderecha aprovecha la euforia trumpista y el vac¨ªo de oposici¨®n para buscar su hueco en M¨¦xico
El actor Eduardo Ver¨¢stegui solicita la creaci¨®n de un partido pol¨ªtico en un pa¨ªs que todav¨ªa no tiene base social para los extremismos
Con la llegada del radicalismo trumpista de nuevo a Estados Unidos y el avance de la ultraderecha en medio mundo, una pieza sigue quedando pendiente en Latinoam¨¦rica: M¨¦xico, un pa¨ªs de 126 millones de personas con potencial econ¨®mico y fuerte raigambre cat¨®lica. A un lado y otro del oc¨¦ano, l¨ªderes de esa ideolog¨ªa persiguen sin desmayo la conquista de este pa¨ªs, donde una oposici¨®n desarmada deja un jugoso hueco para la penetraci¨®n de ideolog¨ªas populistas. El actor y productor Eduardo Ver¨¢stegui, que ya intent¨® sin ¨¦xito una candidatura independiente para las elecciones de 2024, ha solicitado ahora la creaci¨®n de un nuevo partido, el Movimiento Viva M¨¦xico. Hoy, como ayer, no encontrar¨¢ un camino llano, pero los vientos republicanos que soplan desde Estados Unidos pueden hinchar un poco m¨¢s las velas.
El movimiento pol¨ªtico de Ver¨¢stegui exhibe el escudo de armas inconfundible de la ultraderecha: ¡°Vida, familia y libertad¡±, es decir, antiabortistas, matrimonio heterosexual con hijos y un Estado al m¨ªnimo. Tampoco hac¨ªa falta, las manifestaciones p¨²blicas del actor, ultracat¨®lico y dado a las escopetas para limpiar el mundo del fantasma woke, no dejan espacio a la duda. Son sus aliados Trump, Milei en Argentina y Santiago Abascal, l¨ªder de Vox en Espa?a, unos prestan dinero y otros carga ideol¨®gica. El primer problema viene aminorado, puesto que presentar una candidatura independiente para la presidencia requer¨ªa la firma de casi un mill¨®n de personas entre 17 Estados, algo que no consigui¨® el a?o pasado, mientras que para registrar un partido las exigencias son algo menores, aunque no pocas. Las dos grandes econom¨ªas latinoamericanas son un plato ansiado para la ultraderecha. Brasil ya tuvo sus aventuras bolsonaristas, que han dejado el terreno sembrado. M¨¦xico se revela hueso duro.
Antes de apelar a los votos se necesita ir nutriendo una fuerte base social, algo que ya ha conseguido Vox en Espa?a, por ejemplo. Por no hablar del avance de Alternativa para Alemania (AfD) en las recientes elecciones, segunda fuerza, o la Italia de Meloni y la ultraderecha francesa. ¡°Las crisis pol¨ªticas y econ¨®micas tienen mucho que ver con eso, por eso el reto M¨¦xico ahora es evitar el vac¨ªo que est¨¢n dejando los partidos tradicionales y tapar los que ya existan lo m¨¢s r¨¢pido posible¡±, sugiere Mario Santiago, investigador del Instituto Mora y experto en ultraderecha. Aunque cree que las huestes de esta ideolog¨ªa est¨¢n todav¨ªa dispersas. Vox, explica, est¨¢ siendo el traductor para M¨¦xico de las experiencias europeas, lo mismo que el argentino Agust¨ªn Laje, basamento te¨®rico de Milei. En una de sus conferencias, Laje pidi¨® paciencia en M¨¦xico, pero sin dejar de dar la batalla. ¡°Laje es peligroso, es el puente entre Ver¨¢stegui y Vox, as¨ª como algunos evang¨¦licos¡±, explica Santiago. Las redes sociales siguen siendo el magma ideal para que calen lemas antiguos como la Madre Patria, en referencia a Espa?a, algo que un partido de ultraderecha mexicano no deber¨ªa admitir, pero el populismo, dice Santiago, vive c¨®modo con las contradicciones. Despu¨¦s de todo, que el Movimiento se llame Viva M¨¦xico no roba voto alguno, porque eso lo gritan todos los partidos en ese pa¨ªs.
La llegada de Trump al poder despliega una enorme paradoja. Por un lado, colabora alimentando la euforia de la ultraderecha mexicana y la de todo el mundo, pero sus andanadas contra lo mexicano, con los aranceles comerciales como prioridad, lo ¨²nico que ha logrado por ahora es unir al pa¨ªs contra un enemigo com¨²n y esa baza la est¨¢ ganando la presidenta Claudia Sheinbaum.
Arsenal ideol¨®gico aparte, la segunda v¨ªa de ox¨ªgeno para Ver¨¢stegui debe ser econ¨®mica y eso s¨ª puede llegar a espuertas de sus alianzas con los cat¨®licos republicanos. ¡°En el norte de M¨¦xico, los grupos cat¨®licos est¨¢n muy vinculados con los republicanos y reciben recursos econ¨®micos. Eso y la euforia es combustible an¨ªmico indudable¡±, se?ala Santiago. Sin embargo, el descontento econ¨®mico en las clases m¨¢s proclives a buscar remedio en la religi¨®n es un flanco que M¨¦xico tiene por ahora cubierto: son muchas las ayudas sociales que se reparten y prueba de ello fue la abrumadora mayor¨ªa del partido en el poder, Morena.
No va a estar f¨¢cil para Ver¨¢stegui, pero el investigador del Instituto Mora no quita el dedo del rengl¨®n. Habr¨¢ que estar muy pendientes, dice, del avance que ese partido, llegado el caso, pudiera tener en elecciones municipales y estatales, primer paso para la conquista de la presidencia. ¡°Ese es el laboratorio, si vemos ¨¦xito ah¨ª debemos levantar las cejas¡±, afirma. No cree que la ultraderecha tenga cartas para ganar la presidencia en 2030, pero advierte de que crear un l¨ªder es cuesti¨®n de meses en tiempos de redes sociales. ¡°Es la estructura de partido la que cuenta, el cartucho Ver¨¢stegui es desechable¡±, a?ade. Hay, explica, por todo M¨¦xico grupos de abogados vinculados con el partido Republicano estadounidense, muy conservadores, movilizados y con recursos. ¡°Hasta el Yunque ha ofrecido ya sus bases¡±, asegura, en referencia a la organizaci¨®n ultraconservarora.
Otro experto, el profesor de la Universidad de Massachusetts Lowell Rodrigo Castro Cornejo, est¨¢ de acuerdo en que el contexto mexicano actual es m¨¢s favorecedor para un incipiente zarpazo de la ultraderecha ahora que hace unos meses, debido al vac¨ªo de la oposici¨®n conservadora, con el PAN desarticulado (y un PRI invisible). ¡°Pero sigo sin ver un electorado con ganas de una oferta a la ultraderecha¡±, sostiene. Cree que esas candidaturas vienen impulsadas por pol¨ªticas de reacci¨®n ante medidas como el matrimonio homosexual, el aborto o cambios legales que favorezcan a los grupos trans y otras diversidades, algo que M¨¦xico ya ha ido transitando sin ruido.
Coincide en que hay fuerzas ahora como MAGA (el movimiento de Trump) o la CPAC (Conferencia de Acci¨®n Pol¨ªtica Conservadora) que pueden proporcionar recursos para contribuir a crear un partido, pero con ¨¦l o sin ¨¦l, si no hay simpatizantes que traducir en votos de nada sirve. Y Ver¨¢stegui no logr¨® m¨¢s que un 14% de las firmas que precisaba en 2024. La politizaci¨®n, dice Castro Cornejo, que encontr¨® o favoreci¨® Bolsonaro en Brasil atizando pol¨ªticas contrarias a ciertos movimientos de g¨¦nero, por ejemplo, no existe en M¨¦xico. M¨¢s se prestar¨ªa a ello retorcer las pol¨ªticas sociales, calificarlas de clientelares o asistencialistas y reclamar un Estado m¨ªnimo, pero ese flanco tampoco tiene ox¨ªgeno por el momento.
El gran triunfo para la ultraderecha en Europa ha sido el migrante como enemigo de las esencias patrias y de la econom¨ªa, el que roba los apoyos sociales que otros precisan. En M¨¦xico, las ayudas son para los mexicanos. La v¨ªa para utilizar a los pobres est¨¢ taponada y la defensa de la patria, el himno y la bandera la tiene Sheinbaum, con ¨¦xito incluso entre el empresariado. De modo, coinciden los consultados, que Ver¨¢stegui quiz¨¢ consiga formar un partido, pero tendr¨¢ que esperar tiempos peores para infiltrar su ideolog¨ªa y sumar a M¨¦xico al nuevo orden imperial.