Tecnolog¨ªas y justicia
Existe un gran potencial de soluciones tecnol¨®gicas para los ¨®rganos de justicia. Suele decirse que las crisis pueden generar oportunidades. Estamos frente a una de ellas. Tampoco es tan dif¨ªcil aprovecharla
Los ¨²ltimos meses han sido complejos para la justicia. El cierre de juzgados y tribunales ha pospuesto la presentaci¨®n de demandas, la continuaci¨®n de los juicios iniciados y la ejecuci¨®n de las resoluciones judiciales. Adicionalmente, a las cargas tradicionales de los ciclos litigiosos propios de cada a?o, hay que aumentar los muchos asuntos derivados de los tiempos covid-19. Por ejemplo, los despidos, los incumplimientos de contratos, los divorcios, las responsabilidades profesionales y temas semejantes o relacionados. No es exagerado decir que, tanto en M¨¦xico como en pr¨¢cticamente todo el ...
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Los ¨²ltimos meses han sido complejos para la justicia. El cierre de juzgados y tribunales ha pospuesto la presentaci¨®n de demandas, la continuaci¨®n de los juicios iniciados y la ejecuci¨®n de las resoluciones judiciales. Adicionalmente, a las cargas tradicionales de los ciclos litigiosos propios de cada a?o, hay que aumentar los muchos asuntos derivados de los tiempos covid-19. Por ejemplo, los despidos, los incumplimientos de contratos, los divorcios, las responsabilidades profesionales y temas semejantes o relacionados. No es exagerado decir que, tanto en M¨¦xico como en pr¨¢cticamente todo el mundo, la impartici¨®n de justicia enfrentar¨¢ una grave condici¨®n cuando no, de plano, un colapso.
La situaci¨®n de par¨¢lisis o de franco y generalizado rezago, es un asunto socialmente mayor. La justicia, con todas sus fallas y problemas, es el medio privilegiado de resoluci¨®n de conflictos individuales y colectivos de nuestro tiempo. Por una parte, en efecto, en ella est¨¢ concentrado el monopolio del ejercicio de la acci¨®n penal y, de la mano de ¨¦l, el control institucionalizado de la venganza privada. Por otra, a los ¨®rganos de justicia les corresponde la asignaci¨®n de los bienes y los males que las sociedades modernas decidan asignar a sus integrantes mediante la acci¨®n legislativa. Si los juzgadores fallan en sus tareas por la mala gesti¨®n, la impericia o la corrupci¨®n, se quiebra un mecanismo que, insisto, m¨¢s all¨¢ de d¨¦ficits y problemas, est¨¢ destinado para ordenar la convivencia y lograr ciertos niveles de pacificaci¨®n.
Tal vez uno de los problemas m¨¢s serios de la justicia en los actuales momentos pasa por la incapacidad de las autoridades pol¨ªticas de entender lo que la justicia significa socialmente. En varios pa¨ªses del mundo, la pretensi¨®n por lograr de una vez y para siempre una verdadera justicia material, impide ver la necesidad de la justicia ¡°judicial¡±. Enredados en los discursos sobre las formalidades jur¨ªdicas, las intermediaciones de los abogados o los l¨ªmites de las reparaciones determinadas en las sentencias, los pol¨ªticos menosprecian los mecanismos judiciales y lo muestran denigrando la funci¨®n ya de palabra o con los consabidos recortes presupuestales.
A estos problemas cada vez m¨¢s evidentes de car¨¢cter externo es posible agregar otros que por mero contraste llamar¨¦ internos. Estos son los provenientes de la incapacidad de los juzgadores de identificar las situaciones de riesgo en que su quehacer se encuentra, as¨ª como, y en consonancia, de plantearse las soluciones para enfrentarlos. Algunas de las m¨¢s importantes judicaturas del mundo suponen, desde luego equivocadamente; que, as¨ª como en el pasado tuvieron la capacidad de administrar sus rezagos y de una forma u otra salir adelante, en los momentos actuales y en los post-covid, podr¨¢n volverlo a hacer. Que lo ¨²nico que deben hacer es esperar a que las cosas transcurran pr¨¢cticamente como siempre, pues en algo as¨ª como en el mediano plazo habr¨¢ de alcanzarse una condici¨®n semejante a la vivida antes del inicio de la pandemia.
Lo que tanto las visiones pol¨ªticas como las jurisdiccionales no est¨¢n considerando son, me parece, tres elementos: la ya se?alada importancia de la justicia como medio de pacificaci¨®n social, los graves problemas que la misma enfrentaba antes de la pandemia y la acumulaci¨®n de males que habr¨¢n de sobrevenir al concluir ¨¦sta. Como suele recordarme con frecuencia un querido amigo, la salida de los problemas en general y de los que existen en la justicia en lo particular, no habr¨¢ de darse siguiendo la t¨¦cnica del Bar¨®n de Munchausen quien, como se sabe, logr¨® salir de un pantano junto con su caballo tirando de su propio cabello. Por el contrario, la ¨²nica soluci¨®n posible para enfrentar la crisis pasa por el establecimiento de nuevas herramientas o, si se quiere, por la creaci¨®n de maneras de enfrentar de manera distinta los viejos y los nuevos problemas.
A este respecto, hace unos d¨ªas tuve la oportunidad de presentar la ¡°Gu¨ªa de buenas pr¨¢cticas en el uso de nuevas tecnolog¨ªas para la impartici¨®n de justicia¡±, elaborada por el muy profesional equipo de M¨¦xico Eval¨²a. Lo que en este estudio se hizo fue dividir las diversas etapas de los medios alternativos de resoluci¨®n de disputas y de procesos judiciales, a fin de encontrar las maneras en las que se est¨¢n utilizando herramientas tecnol¨®gicas en diversos pa¨ªses del mundo. Mediante la identificaci¨®n de los mejores ejemplos, la gu¨ªa pone en evidencia la posibilidad de usar distintos mecanismos para resolver diversos conflictos.
Lo que m¨¢s llam¨® mi atenci¨®n en el estudio, es la variedad de soluciones que existen desde luego con diversos niveles de costo y sofisticaci¨®n tecnol¨®gica. Desde soluciones instrumentales al proceso como la firma electr¨®nica, hasta los diversos medios de celebrar audiencias o procesar integralmente los juicios hasta su etapa de resoluci¨®n. Considerando lo que pasa en pa¨ªses con diversos or¨ªgenes jur¨ªdicos o distintas pr¨¢cticas judiciales, las soluciones se muestran no solo como detalles o ejemplos curiosos, sino como realizaciones pr¨¢cticas y eficaces. Ello se debe a la idea eje contenida en el propio t¨ªtulo del trabajo, es decir, en la identificaci¨®n de las mejores pr¨¢cticas, si no en todos, s¨ª al menos en muchos momentos procesales.
En los a?os por venir habremos de enfrentar crecientes problemas individuales y sociales. Creo que en M¨¦xico algunos de ellos ser¨¢n particularmente graves, no solo por los efectos de la pandemia, sino por la acumulaci¨®n de las violencias que continuamos viviendo y los graves deterioros econ¨®micos que sin duda se agudizan. Si ello ser¨¢ as¨ª, y as¨ª parece que ser¨¢, queda por preguntarnos por los mecanismos mediante los cuales resolveremos nuestros conflictos en condiciones de creciente escasez. En un mundo donde los bienes pol¨ªticos, financieros, laborales, sanitarios y de seguridad ser¨¢n menos y estar¨¢n mal distribuidos. En un contexto en donde por razones pol¨ªticas, si no toda, s¨ª mucha de la actividad jurisdiccional encaminada a la resoluci¨®n de los conflictos estar¨¢ cuestionada.
De ser correcto mi desalentador pron¨®stico, creo que buena parte de la soluci¨®n pasa, en primer lugar, por la creaci¨®n de mecanismos legales que permitan la adopci¨®n de la m¨¢s amplia gama de mecanismos tecnol¨®gicos. Ahora que en el Congreso de la Uni¨®n se est¨¢n discutiendo leyes relacionadas con los medios alternativos de resoluci¨®n de disputas o el importante C¨®digo Nacional de Procedimientos Civiles y Familiares, es importante que se desarrollen a plenitud estas posibilidades. Por otra parte, existe un gran potencial de soluciones con la adopci¨®n de acciones eficientes por parte de los propios ¨®rganos de impartici¨®n de justicia. Por la implementaci¨®n que por s¨ª mismos puedan llevar a cabo para facilitar y acelerar sus tareas. Suele decirse que las crisis pueden llegar a generar oportunidades. Sin duda alguna estamos frente a una de ellas en materia de justicia. Tampoco es tan dif¨ªcil aprovecharla.