La rebeli車n de los gobernadores
Los gobernadores opositores y oficialistas por igual prefieren pedir m芍s transferencias o adquirir deuda antes que recaudar m芍s impuestos locales
Una tercera parte de los gobernadores de M谷xico se declar車 en rebeld赤a. Los mandatarios estatales de la Alianza Federalista ※cerraron filas§ para oponerse a los recortes presupuestales del Gobierno federal. De forma simult芍nea, en las capitales de los estados se reunieron diversos actores locales 〞magistrados, diputados, alcaldes, rectores universitarios, dirigentes empresariales, activistas sociales, l赤deres sindicales y campesinos〞 para hacer pronunciamientos tan leg赤timos como dis赤mbolos.
Entre la larga lista de reclamos, los gobernadores pidieron reunirse con el presidente para revi...
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Una tercera parte de los gobernadores de M谷xico se declar車 en rebeld赤a. Los mandatarios estatales de la Alianza Federalista ※cerraron filas§ para oponerse a los recortes presupuestales del Gobierno federal. De forma simult芍nea, en las capitales de los estados se reunieron diversos actores locales 〞magistrados, diputados, alcaldes, rectores universitarios, dirigentes empresariales, activistas sociales, l赤deres sindicales y campesinos〞 para hacer pronunciamientos tan leg赤timos como dis赤mbolos.
Entre la larga lista de reclamos, los gobernadores pidieron reunirse con el presidente para revisar el presupuesto del a?o pr車ximo. La respuesta del Ejecutivo no se hizo esperar: les respondi車 que no los recibir赤a porque es un ※chantaje§, adem芍s de que su investidura presidencial no estaba como para atenderlos en temporada electoral. Ya el presidente hab赤a desde?ado a esta agrupaci車n de gobernadores opositores que hace poco abandon車 la Conago 〞la Conferencia Nacional de Gobernadores〞 convertida en una instancia pol赤ticamente muerta.
El presidente tiene raz車n cuando afirma que no es posible abandonar el pacto federal, que algunos gobernadores han amagado con desconocer. Tendr赤an que, les mand車 decir, consultarlo en sus estados. Acto seguido, Enrique Alfaro, gobernador de Jalisco, le tom車 la palabra: anunci車 una consulta para preguntarle a los jaliscienses si quieren ※seguir formando parte de una relaci車n abusiva con la Federaci車n§, una h芍bil respuesta para armar su propia consulta al estilo Jalisco. Detr芍s de la rebeli車n federalista, sin embargo, hay una confusi車n elemental en el debate nacional: los gobernadores advierten que el ※pacto federal est芍 en riesgo§, cuando en realidad lo que est芍 a debate es el pacto fiscal. Aunque amalgamados, se trata de dos pactos completamente distintos.
A menos que est谷n pensando en independizarse de M谷xico (digamos que por la v赤a catalana, lo cual ret車ricamente puede ser rentable), no es posible abandonar el pacto federal, aunque algunos gobernadores amaguen con dejarlo. En cambio, lo que s赤 es posible abrir a la discusi車n es el pacto fiscal: el acuerdo pol赤tico para la distribuci車n de los recursos fiscales del Estado entre 車rdenes de gobierno. Lo cierto es que es urgente redise?ar la arquitectura fiscal del pa赤s para remodelar nuestro viejo edificio hacendario, cuyos cimientos se han erosionado con el exacerbado centralismo.
Sin embargo, la discusi車n no puede agotarse en la idea reduccionista de que los estados que aportan m芍s deben recibir m芍s. En un juego de suma cero como el fiscal, lo que ganan unos estados lo pierden otros. Nuevo Le車n, por ejemplo, aporta cuatro veces m芍s que Oaxaca y recibe un monto similar en transferencias. De ah赤 que algunos gobernadores, como el oaxaque?o, pidan lo contrario que sus pares de la Alianza. En un sistema de coordinaci車n fiscal tan complejo como el mexicano no es tan sencillo identificar ganadores y perdedores netos.
Abrir las f車rmulas de distribuci車n es abrir la caja de pandora. Con su 迆ltima modificaci車n en 2008, el Distrito Federal (hoy Ciudad de M谷xico) fue el mayor perdedor, contrario a lo que se piensa. El Estado de M谷xico, por el contrario, fue el mayor ganador, lo cual explica su silencio en la discusi車n fiscal. Otros gobernadores de la Alianza, como los de Michoac芍n o Durango, dif赤cilmente estar赤an de acuerdo en una reformulaci車n fiscal en el sentido de recibir lo mismo que aportan, pues saldr赤an perdiendo.
Si bien es cierto que la recaudaci車n federal participable ha ca赤do, lo cual ha reducido el tama?o del pastel a repartir, la rebeli車n de los gobernadores se explica tambi谷n por su oposici車n a la excesiva concentraci車n de recursos en las obras del presidente. El malestar social en los estados 〞no solo de los gobernadores de oposici車n, sino de muchos actores locales afectados〞 tiene que ver con la desaparici車n de fondos (como el Ramo 23 del presupuesto) y la eliminaci車n de proyectos para las regiones que no son prioridad federal. La cobija del presupuesto ha dejado a la intemperie a la mayor赤a de los estados del pa赤s, sean o no de oposici車n.
A pesar de su leg赤timo reclamo, los gobernadores y alcaldes del pa赤s podr赤an hacer un mayor esfuerzo fiscal, pues apenas recaudan el 0.8% del PIB. Adversos a asumir el costo pol赤tico de cobrar impuestos, los gobernadores opositores y oficialistas por igual prefieren pedir m芍s transferencias o adquirir deuda antes que recaudar la tenencia (a la propiedad de veh赤culos) o el predial (que podr赤an cobrar los estados para devolverlo a los municipios). Los gobiernos estatales apenas recaudan el 13% de los recursos p迆blicos estatales, de modo que tienen un enorme margen fiscal si hicieran su parte. Pedir no empobrece, pero dejar de cobrar impuestos s赤. Para lograr un federalismo m芍s justo y equitativo, la rebeli車n de los gobernadores debe iniciar en sus propios estados.
David G車mez-?lvarez es acad谷mico de la Universidad de Guadalajara y director ejecutivo de Transversal.