Ts?yu¡¯un. El machismo tras el chat Sierra XXX
El mensaje que se lanza desde el comit¨¦ estatal de Morena es que no hay opciones para la autocr¨ªtica que lleven a enfrentar la violencia de g¨¦nero
En la Sierra Norte de Oaxaca las comunidades, mixes, zapotecas y chinantecas, preceden a las estructuras sociopol¨ªticas del Estado mexicano. Una buena parte de estas comunidades fueron convertidas en municipios o en estructuras de administraci¨®n submunicipal que en caso de Oaxaca se llaman agencias. Las comunidades se convirtieron as¨ª en municipios, en cabeceras municipales o en agencias, sin embargo, aun con este cambio de estatus la vida pol¨ªtica sigui¨® rigi¨¦ndose bajo un sistema propio y distinto en cada caso. De este modo, utilizando como ejemplo mi propio comunidad, Ayutla Mixe, las autor...
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En la Sierra Norte de Oaxaca las comunidades, mixes, zapotecas y chinantecas, preceden a las estructuras sociopol¨ªticas del Estado mexicano. Una buena parte de estas comunidades fueron convertidas en municipios o en estructuras de administraci¨®n submunicipal que en caso de Oaxaca se llaman agencias. Las comunidades se convirtieron as¨ª en municipios, en cabeceras municipales o en agencias, sin embargo, aun con este cambio de estatus la vida pol¨ªtica sigui¨® rigi¨¦ndose bajo un sistema propio y distinto en cada caso. De este modo, utilizando como ejemplo mi propio comunidad, Ayutla Mixe, las autoridades municipales son tambi¨¦n autoridades comunitarias aunque es muy importante se?alar que muchas autoridades comunitarias no son reconocidas como autoridades municipales del Estado. Nuestro sistema de autogobierno excede al que el Estado reconoce. El ¨®rgano m¨¢ximo de autogobierno es la asamblea comunitaria.
De los 570 municipios que hay en el Estado de Oaxaca, 417 de ellos tienen sistemas de elecci¨®n y de organizaci¨®n propios. La mayor¨ªa son, en realidad, las comunidades hist¨®ricas latiendo bajo el cors¨¦ llamado municipio con el que el Estado mexicano los reconoci¨®. Las estructuras comunales hist¨®ricas pueden ser le¨ªdas por el Estado mexicano solo a trav¨¦s de la lente municipal. El reconocimiento legal de estos sistemas normativos ind¨ªgenas ha tra¨ªdo consecuencias interesantes que ponen en tela de juicio si el reconocimiento estatal es la mejor v¨ªa para fortalecer estos sistemas, pero hoy no abundar¨¦ sobre este punto en espec¨ªfico.
Mientras esto sucede y discutimos sus implicaciones, la realidad es que ha comenzado el proceso para elegir a quien ser¨¢ el representante del Distrito 10 Mixe-Choapam en el congreso local. Hemos de reconocer que hist¨®ricamente no ha habido un gran entusiasmo por esta elecci¨®n, en una buena parte de esta regi¨®n los partidos pol¨ªticos se siguen viendo con mucho recelo y como amenaza a nuestros sistemas aunque es innegable que han construido redes clientelares. Hace un a?o, una mujer de la regi¨®n denunci¨® la existencia de un chat de WhatsApp llamado Sierra XXX en donde participaban, como supimos despu¨¦s, pol¨ªticos, operadores gubernamentales y funcionarios, en este chat se subieron fotos de mujeres de la regi¨®n para evaluaci¨®n de sus cuerpos desde un deleznable machismo. Ya la existencia de un chat con ese t¨ªtulo es bastante problem¨¢tico, pero las instrucciones del creador fueron muy claras: ¡°aqu¨ª s¨ª pueden mandar porno cabrones¡±, ¡°ac¨¢ sin pedos, puro amplio criterio ayuuk. De preferencia paisanas. No espa?olas porfi¡±.
La imagen de la mujer que denunci¨® la existencia del chat hab¨ªa sido colocada en este espacio por una persona que despu¨¦s fue identificada como funcionario del Instituto Nacional de los Pueblos Ind¨ªgenas (INPI). Ante el esc¨¢ndalo, el INPI pidi¨® la renuncia del funcionario y dio vista al ¨®rgano de control interno. Al paso de los d¨ªas, la mujer que denunci¨® en sus redes la existencia del chat interpuso un recurso en la Fiscal¨ªa, algunos integrantes del chat dieron incluso su testimonio de lo sucedido ah¨ª. Hace unos meses, distintas mujeres comenzamos a denunciar que ahora el creador del chat pretend¨ªa convertirse en el candidato del partido Morena para la diputaci¨®n del Distrito 10 Mixe-Choapam; sin embargo fue hasta que el caso de F¨¦lix Salgado Macedonio dio contexto de discusi¨®n que el reclamo y el impacto medi¨¢tico del caso chat Sierra XXX se magnific¨®, ante la presi¨®n de las mujeres de la sierra, mujeres de otras regiones de Oaxaca, organizaciones de mujeres ind¨ªgenas y organizaciones de derechos humanos, el comit¨¦ estatal del partido, que antes hab¨ªa desestimado la denuncia, determin¨® que el creador del chat no contendiera.
Estos son los hechos muy brevemente relatados, pero quisiera llamar la atenci¨®n a varios fen¨®menos que evidencian problemas complejos imbricados en este caso. Hace un a?o, una de las peticiones de la mujer que denunci¨®, antes de decidir interponer una denuncia penal, era que se le ofreciera una disculpa en la l¨®gica de un proceso restaurativo que planteaba reconocimiento y resarcimiento del da?o, solo dos integrantes lo hicieron. Me parece muy interesante la manera en la que las mujeres agraviadas y varias denunciantes estaban planteando un proceso restaurativo que nunca tuvo eco del lado agresor; al contrario, la denuncia desat¨® una serie de descalificaciones que continuaron la violencia machista y que incluy¨® presiones directas a las involucradas para callar. En su defensa, el exfuncionario del INPI, sin negar jam¨¢s la existencia del chat, mostr¨® en conferencia de prensa la foto de la mujer que hab¨ªa subido a ese chat con el argumento de que, en la imagen, ella estaba vestida. Los agresores no entienden que no entienden, no entienden que la misma creaci¨®n de ese chat con ese nombre y esas instrucciones, adem¨¢s de la inclusi¨®n de fotos de mujeres de la regi¨®n, incluso vestidas, es ya un manifiesto grave del machismo que permea en este tipo de chats. Las im¨¢genes, de mujeres desnudas o vestidas para consumo y opini¨®n masculinas de sus cuerpos, adquieren un valor a¨²n m¨¢s violento dentro de la ¡°sintaxis¡± y el contexto de un chat de esa naturaleza. Como se ha dicho muchas veces, las im¨¢genes adquieren carga y significado seg¨²n el contexto en el que son colocadas, se resemantizan y resignifican. La imagen de la mujer, incluso vestida, a la que agregaron adem¨¢s un signo de pesos sobre el cuerpo, toma otros sentidos y crea los actos violentos dentro de un chat de esa naturaleza.
Lejos del reconocimiento del da?o y la disculpa, el creador del chat se dirigi¨® a los integrantes argumentando que ¡°tenemos la conciencia tranquila todos, hay cosas bochornosas, es cierto, cosas groseras y m¨¢s que hemos compartido, pero nada fuera de lo que un grupo de amigos de amplio criterio y de confianza no haga¡±. La normalizaci¨®n de ese tipo de chats es tambi¨¦n una continuaci¨®n de la violencia machista que no puede siquiera ser le¨ªda a los ojos de los agresores. Mientras que la l¨®gica de las mujeres se movi¨® en un principio en plantear un proceso restaurativo, tanto el exfuncionario del INPI como el creador del chat insistieron en que no hab¨ªan cometido ning¨²n delito y que interpondr¨ªan recursos en la Fiscal¨ªa, en un sistema judicial que estructuralmente ha jugado a favor de ellos. Las mujeres plantearon soluciones como la disculpa para recuperar el equilibrio tras el agravio, los agresores apelaron al sistema judicial del Estado que recuerda la exigencia que se hace siempre a las mujeres de interponer recursos legales para que las denuncias de violencia machista tengan una m¨ªnima credibilidad. Pareciera que, dejando de lado los sistemas de justicia tradicionales de nuestras comunidades que se basan en la idea del reconocimiento y la restauraci¨®n, los agresores han sido hipnotizados desde el poder del Estado para parapetarse tras procesos legales contra las que las denuncias de las mujeres se estrellan una y otra vez. M¨¢s que reconocer y restaurar, se han recrudecido las descalificaciones y las amenazas, la respuesta de manual es que la ola de indignaci¨®n responde a una campa?a de desprestigio con motivaciones pol¨ªticas. El creador del chat neg¨® rotundamente acusaciones que las mujeres denunciantes jam¨¢s esgrimieron, jug¨® a exagerar las acusaciones para desmentirlas: ¡°se me acusa de ser violador, pero lo niego¡± ¡°se me acusa de ser huachicolero y tambi¨¦n lo niego¡±, pero siempre se neg¨® a desmentir que ¨¦l hab¨ªa creado un chat llamado Sierra XXX con todas sus letras y dio respuestas vagas cuando se le pregunt¨® sobre las capturas de pantalla que se mostraron como evidencias. ?C¨®mo se puede comenzar un proceso de autocr¨ªtica que lleve a un cambio en el estado de las cosas si la violencia contin¨²a y no hay un reconocimiento del da?o? ?Qu¨¦ posibilidades se habr¨ªan abierto si desde un comienzo hubieran reconocido sus actos y pedido las disculpas solicitadas que los llevaran a comenzar un proceso de autocr¨ªtica?
Ante la presi¨®n de las mujeres y las organizaciones, el presidente del Comit¨¦ Ejecutivo Estatal de Morena declar¨® que no se tolerar¨ªa a ninguna persona en estas circunstancias por lo que el creador del chat qued¨® impedido de participar en la contienda. Lo que sucedi¨® despu¨¦s desalienta cualquier esperanza y manda un duro mensaje de disciplina para las mujeres del partido que tambi¨¦n alzaron la voz: una precandidata denuncia que ninguna de las mujeres aspirantes a la candidatura fue incluida en la encuesta y que entre las opciones que se presentan se encuentra otro de los participantes activos del chat Sierra XXX, Jes¨²s Diego, cuyo alias en ese espacio fue Chucho pito gordo. El creador del chat llam¨® en sus redes a apoyar a este aspirante que, en sus palabras, representa su proyecto y, por lo visto, el mismo nivel de machismo. Lamentablemente, el mensaje que se lanza desde el comit¨¦ estatal es que, no importa de que modo, no hay opciones para la autocr¨ªtica que lleven a plantear otras maneras y procesos para intentar al menos enfrentar de alg¨²n modo la violencia de g¨¦nero. Habr¨ªa que recordarle a la izquierda partidista que habla tanto de la transformaci¨®n las sabias palabras de Paulo Freire: ¡°Lo que distingue al liderazgo revolucionario de la ¨¦lite dominadora no son solo los objetivos, sino su modo distinto de actuar. Si act¨²an en igual forma sus objetivos se identifican¡±. Si siguen actuando con ese nivel de machismo, rasgo que comparten con sus supuestos contrincantes de los otros partidos, sus objetivos en realidad se est¨¢n identificando.
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