Retos del periodismo en tiempos de la c車lera social
Los tambores de guerra entonados todas las ma?anas por L車pez Obrador son un ruido ambiental que prende fuego a la pradera y desfavorece el ejercicio period赤stico imparcial y profesional
Al periodismo en M谷xico le llueve sobre mojado. Un presidente que lo ataca todos los d赤as y un mundo digitalizado en el que nadie quiere pagar por la informaci車n, que ahora es gratuita. Lo primero, la belicosidad presidencial, ha hecho trizas el supuesto esp赤ritu de imparcialidad y equilibrio que el periodismo tendr赤a que profesar; lo segundo, la blogosfera y las redes sociales, han puesto en jaque la noci車n misma del oficio period赤stico (ahora todos ※lo practican§) y, sobre todo, han colapsado el modelo de negocio que funcion車 durante dos siglos en los cuales la informaci車n period赤stica fue u...
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Al periodismo en M谷xico le llueve sobre mojado. Un presidente que lo ataca todos los d赤as y un mundo digitalizado en el que nadie quiere pagar por la informaci車n, que ahora es gratuita. Lo primero, la belicosidad presidencial, ha hecho trizas el supuesto esp赤ritu de imparcialidad y equilibrio que el periodismo tendr赤a que profesar; lo segundo, la blogosfera y las redes sociales, han puesto en jaque la noci車n misma del oficio period赤stico (ahora todos ※lo practican§) y, sobre todo, han colapsado el modelo de negocio que funcion車 durante dos siglos en los cuales la informaci車n period赤stica fue un producto con valor en el mercado y, por ende, este remuneraba al profesional dedicado a producirla.
La doble crisis, la polarizaci車n pol赤tica en M谷xico y el desplome en los presupuestos destinados a la producci車n informativa profesional, ha provocado lamentables cambios cualitativos y cuantitativos en la forma de hacer periodismo en nuestro pa赤s. Por un lado, se empobreci車 y por otro se frivoliz車 y politiz車. Hoy las redacciones de los peri車dicos y de los noticieros de radio y televisi車n son una fracci車n de lo que fueron y la inversi車n en reportajes y personal calificado se ha desplomado. Hacer investigaci車n de fondo, ofrecer distintas versiones de una noticia, verificar contra la realidad un dato, darse el tiempo y los recursos para construir contextos que ayuden a entender un fen車meno, se convirtieron en lujos excepcionales. Y no solo porque son prohibitivos para los exiguos presupuestos de medios que luchan simplemente para ver el d赤a siguiente. Tambi谷n porque a nadie parece importarle. ※Vende§ m芍s una nota sensacionalista cargada de adjetivos y hecha sobre las rodillas que un reportaje de fondo, m芍s caro de producir. Tiene m芍s 谷xito una columna de opini車n nutrida de descalificaciones sumarias que empatan con odios y pasiones, que otra que intente matizar o entender la verdadera naturaleza de esas pasiones. Es mucho m芍s viral el insulto que la reflexi車n, el infoentretenimiento que la realidad documentada, el periodismo partisano que el periodismo profesional.
Se me dir芍 que este fen車meno no es privativo de M谷xico. En mayor o menor medida est芍 sucediendo en todo el mundo y es un subproducto de la sociedad digitalizada e interconectada. No obstante, estas tendencias se exacerban y distorsionan de fea manera en nuestro pa赤s por dos factores locales: el cambio en la asignaci車n de partidas de publicidad oficial y, sobre todo, por la batalla expl赤cita y cotidiana entre el presidente y buena parte de los medios.
Lo primero, la disminuci車n y reasignaci車n del gasto publicitario del Gobierno federal es, en principio, una medida sana. Grosso modo, la 4T gasta la tercera parte que la Administraci車n anterior; la mayor parte de estos recursos estaban destinados a las grandes empresas de comunicaci車n y a una 谷lite de periodistas millonarios convertidos en empresarios facturadores a trav谷s de blogs personales y agencias de servicios (una versi車n moderna del llamado ※chayote§). Los motivos pueden haber sido leg赤timos, pero en la pr芍ctica el retiro de la publicidad represent車 para los grandes medios un golpe devastador, porque eran ingresos que ayudaban a compensar el desplome econ車mico que ven赤an padeciendo desde hace lustros las salas de redacci車n de diarios y noticieros. No estoy apelando al regreso de tales transferencias de dineros p迆blicos, simplemente dando cuenta de un fen車meno que afect車 de la noche a la ma?ana la vida misma de las principales fuentes de trabajo para los periodistas.
Los tambores de guerra entonados todas las ma?anas por L車pez Obrador son un ruido ambiental que prende fuego a la pradera y desfavorece el ejercicio period赤stico imparcial y profesional. El presidente ha argumentado que, a diferencia de otros mandatarios, 谷l tiene en su contra a una prensa que combate su proyecto social y, en esa medida, distorsiona, miente y hace propaganda para dinamitar a su Gobierno. Bajo esa premisa, 谷l considera leg赤timo e indispensable ※su derecho de r谷plica§ para exhibir tal propaganda y evitar el enga?o de la opini車n p迆blica. A estas alturas dilucidar cu芍l de ellos comenz車 el pleito es tan ocioso como encontrar el origen del huevo y la gallina. Es decir, si el criticismo de prensa, comentaristas y columnistas est芍 influido por los ataques verbales de L車pez Obrador y sus decisiones presupuestales, o viceversa, si el mandatario se cree obligado a parar los golpes que todos los d赤as le propinan sus cr赤ticos ※mal intencionados§.
Los insultos y descalificaciones del presidente est芍n a la vista, pero tambi谷n lo est芍n las portadas completas de diarios nacionales dedicadas no a informar, sino a inventariar solo aquello que pueda perjudicar a su rival. Y tampoco podemos ser inocentes al respecto. El peri車dico Reforma eligi車 hacer pol赤tica abiertamente desde el momento en que decidi車 quitar de la direcci車n a un periodista, Ren谷 Delgado, y entreg芍rsela a un activista pol赤tico, sin experiencia en prensa pero conocido por su oposici車n al obradorismo, Juan Pardi?as (a quien respeto por razones ajenas al periodismo, aunque lamente su incursi車n en esta causa). Una decisi車n que, a mi juicio, compromete lo mucho que le debemos a un diario que tanto hizo para profesionalizar y refrescar la prensa de la capital.
?Hay condiciones para hacer un periodismo aut谷nticamente profesional en M谷xico en tiempos de tanta c車lera social? F芍cil no resulta, pero justamente porque existe esta c車lera es que nunca como ahora se han requerido puentes para comunicar a una parte de la sociedad con la otra. Hay dos proyectos de naci車n en disputa y quienes los detentan quieren convencernos de que el otro es inadmisible. La polarizaci車n no acepta medias tintas ni toma heridos ni prisioneros. El problema es que las dos tienen enormes actores sociales que no est芍n dispuestos a renunciar a su idea de pa赤s. Y como una de las partes no podr芍 echar del territorio a la otra, m芍s nos vale entender que estamos condenados a compartir la nave. Mal ser赤a alternar gobiernos en los que el entrante destruya lo que hizo el anterior una y otra vez o, peor a迆n, que una de las partes intente por la fuerza acallar a la otra.
Es all赤 donde resulta clave el periodismo capaz de contextualizar, enriquecer y hacer posible la tolerancia, comunicar por encima de las diferencias, ofrecer distintos puntos de vista, explorar las soluciones que anidan en la sociedad para resolver conflictos y problemas. Quiz芍 sea imposible convencer a una de las partes en favor de la otra, pero al menos podr赤amos intentar que ambas respeten las razones por las cuales piensan de manera diferente. Y eso solo se consigue si salimos de la polarizaci車n, de las descalificaciones, de las visiones maniqueas y de la satanizaci車n del contrario; y propiciamos la necesidad de aceptar a los muchos M谷xicos que existen, adem芍s del nuestro, pese a que no nos guste lo que piensen. No se trata de hacer un periodismo c車modo al presidente, pero tampoco de hacer el periodismo satanizador y partisano que ahora prolifera. De eso sobra en las redes sociales. Se trata de hacer el viejo y buen periodismo sometido a los c車digos que hicieron de esta tarea una profesi車n digna y socialmente necesaria.
@jorgezepedap
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