15 millones de votos: una victoria inapelable; una derrota inapelable
Ahora, los votantes contamos con una herramienta fundamental de la democracia, una herramienta perfectible que trascender¨¢ el momento de la pol¨ªtica actual
Era el mejor de los tiempos pol¨ªticos, era el peor de los tiempos pol¨ªticos. La edad de la sabidur¨ªa del electorado y de la locura de los votantes, la ¨¦poca de las creencias a prueba de fraudes y de la incredulidad a base de fraudes. La era de la luz que tanto se hab¨ªa estado esperando y de las tinieblas que tanto se hab¨ªan estado aguardando, la primavera de la esperanza que finalmente arribaba y el invierno de la desesperaci¨®n que por fin hab¨ªa llegado.
En una palabra, la ¨¦poca actual es tan parecida a todas las otras, que nuestras m¨¢s notables autoridades ¡ªdesde el Gobierno y sus ap¨¦n...
Era el mejor de los tiempos pol¨ªticos, era el peor de los tiempos pol¨ªticos. La edad de la sabidur¨ªa del electorado y de la locura de los votantes, la ¨¦poca de las creencias a prueba de fraudes y de la incredulidad a base de fraudes. La era de la luz que tanto se hab¨ªa estado esperando y de las tinieblas que tanto se hab¨ªan estado aguardando, la primavera de la esperanza que finalmente arribaba y el invierno de la desesperaci¨®n que por fin hab¨ªa llegado.
En una palabra, la ¨¦poca actual es tan parecida a todas las otras, que nuestras m¨¢s notables autoridades ¡ªdesde el Gobierno y sus ap¨¦ndices, pero tambi¨¦n desde la oposici¨®n y sus ap¨¦ndices¡ª insisten una y otra y cien veces m¨¢s en que, para todo aquello que se refiere al bien y al mal p¨²blicos, s¨®lo es aceptable la comparaci¨®n en grado superlativo.
?15 millones de votos? Ha sido un triunfo inapelable y ha sido una derrota inapelable. Ha sido una demostraci¨®n de fuerza del voto duro y ha sido una demostraci¨®n de debilidad del voto duro. Ha puesto la mesa para la victoria de 2024 y ha puesto la mesa para la derrota de 2024. Es la consecuencia directa de un Gobierno que por primera vez gobierna y es la consecuencia directa de un Gobierno que por primera vez no gobierna.
La realidad, sin embargo, como sab¨ªa Charles Dickens, que, para eso, precisamente, escribi¨® Historia de dos ciudades ¡ªel progreso no era uno u otro, sino aquello que no se acababa a¨²n, que quiz¨¢ no se acaba nunca de presentar, pues ese es su subterfugio¡ª, no acontece seg¨²n se desea ¡ªseg¨²n desean, en realidad, los pol¨ªticos, analistas, historiadores y hasta algunos periodistas¡ª desde los extremos, pues es en la tensi¨®n entre esos dos anhelos opuestos en donde la realidad acontece y en donde habitan las mayor¨ªas.
?Casi 18 por ciento de participaci¨®n? Es resultado de una sociedad madura pol¨ªticamente y de una sociedad inmadura pol¨ªticamente. Es consecuencia de una autoridad electoral imperfecta y de una autoridad electoral perfecta. Es una regresi¨®n insospechada y es un avance insospechado. Ni una cosa ni otra, tendr¨ªamos que decir, siguiendo a Dickens, pero, sobre todo, leyendo la realidad, no como hacen los polos, es decir, anhel¨¢ndola, con discursos superlativos que invitan a la creencia o la incredulidad sin argumentos ¡ªla abstenci¨®n es un mensaje tanto para el gobierno como para la oposici¨®n¡ª.
Ni la sociedad mexicana es, de pronto, pol¨ªticamente madura ni es, de pronto, inmadura: tras d¨¦cadas de un gobierno de partido ¨²nico, al que sigui¨® un r¨¦gimen que recicl¨® la pol¨ªtica econ¨®mica del pasado con una vuelta de tuerca, y tras el cual lleg¨® el presente Gobierno, que recicl¨® del pasado, a su vez, la pol¨ªtica social con una vuelta de tuerca, es decir, tras poner fin a la dictadura del partido de Estado, la sociedad mexicana puso fin, despu¨¦s, al primer desenga?o de la transici¨®n, tal y como podr¨ªa, en un futuro cercano o no tan cercano (el PAN gobern¨® dos sexenios), llamarse otra vez a desenga?o: la vieja nueva pol¨ªtica social puede no ser suficiente¡ el presente, como el pasado, puede no ser suficiente.
Pero volvamos a los polos y sus discursos, asumiendo que lo que aconteci¨® el domingo 10 de abril de 2022 no fue lo que deseaba el Gobierno ni la oposici¨®n. La necesidad de convertir sus palabras en creencias no deja lugar a rectificaci¨®n: lo que promet¨ªan se convirti¨®, a pesar de la realidad misma, en lo que ahora anuncian, en lo que, aseguran, es la realidad ¡ªla distancia entre sus pretensiones y los hechos vuelve maniqueos sus discursos superlativos y, sobre todo, fr¨¢giles¡ª: el Gobierno esperaba un poco menos del 30 por ciento de participaci¨®n, mientras la oposici¨®n un poco m¨¢s del 10 por ciento.
El casi 18 por ciento de participaci¨®n, por lo tanto ¡ªque es mucho para unos y poco para otros¡ª, es un n¨²mero que deber¨ªa resultar positivo para quienes no pertenecen a los polos, pues m¨¢s all¨¢ de las lecturas de aquellos, tambi¨¦n trasluce, adem¨¢s de lo lejos que est¨¢ la realidad de los extremos (casi un 10 por ciento), que la madurez de nuestra sociedad est¨¢ m¨¢s all¨¢ de la comprensi¨®n de los polos. Y lo mismo con los 14 millones de votos al presidente: la oposici¨®n esperaba 8 millones, mientras el gobierno, 20.
La realidad, m¨¢s all¨¢ de la supuesta locura o cordura de los votantes mexicanos, deja, adem¨¢s, otra buena noticia: el ¨¢rbitro electoral, el INE, no sus consejeros, es decir, el INE en tanto instituci¨®n, funcion¨® a pesar del recorte presupuestal ¡ªel presupuesto, est¨¢ claro, era demasiado, lo cual no justifica un recorte que tambi¨¦n pudo ser excesivo¡ª y la consulta se llev¨® a cabo de un modo que molest¨® a ambos polos.
Pongo el acento en el INE como instituci¨®n ¡ªsus consejeros ruidosos hacen pol¨ªtica cuando deber¨ªan abstenerse de hacerla¡ª porque es en tanto aquello, es decir, en tanto instituci¨®n, que va m¨¢s all¨¢ de la pol¨ªtica superlativa y se inscribe en lo pol¨ªtico, es decir, que trasciende el tiempo del aqu¨ª y ahora. Trasciende y sirve a todo el electorado, ganador del pasado domingo, lo sepa o no: ahora, los votantes contamos con una herramienta fundamental de la democracia, una herramienta perfectible que trascender¨¢ el momento de la pol¨ªtica actual.
Y es que la pr¨®xima consulta de revocaci¨®n, m¨¢s all¨¢ de que los polos la quieran reducir a una disputa superlativa, podr¨ªa ser un hecho pol¨ªtico. Un hecho que no acontezca, adem¨¢s, tan s¨®lo en el mejor y en el peor de los tiempos.