Una guacamaya(leak) que no hizo primavera
El flujo de datos hackeados comenz¨® a ser tan grande, que algunos medios decidieron abrir secciones espec¨ªficas para mostrarlos. Durante varios d¨ªas el flujo fue constante
La noticia inicial fue demoledora. Unos hackers penetraron las bases de datos de la Secretar¨ªa de la Defensa Nacional (SEDENA) y obtuvieron determinada informaci¨®n almacenada en seis terabytes. Estos conten¨ªan una enorme cantidad de documentos, fotograf¨ªas, videos y correos relacionados con las actividades de esa dependencia, tanto de sus miembros como de otros individuos y colectivos nacionales. Las especulaciones sobre lo sucedido y sus efectos aparecieron de inmediato. De inicio, por los descuidos u omisiones en la protecci¨®n ...
La noticia inicial fue demoledora. Unos hackers penetraron las bases de datos de la Secretar¨ªa de la Defensa Nacional (SEDENA) y obtuvieron determinada informaci¨®n almacenada en seis terabytes. Estos conten¨ªan una enorme cantidad de documentos, fotograf¨ªas, videos y correos relacionados con las actividades de esa dependencia, tanto de sus miembros como de otros individuos y colectivos nacionales. Las especulaciones sobre lo sucedido y sus efectos aparecieron de inmediato. De inicio, por los descuidos u omisiones en la protecci¨®n de tan sensible informaci¨®n. Luego, por las posibles responsabilidades de quienes no pudieron o no quisieron proteger los servidores de la SEDENA. Al desconcierto inicial le siguieron las negaciones y, por lo infructuoso de ellas, las minimizaciones. Recordemos las descalificaciones sobre la obviedad de la informaci¨®n o su inutilidad. Despu¨¦s las cosas cambiaron de signo. Durante algunas semanas aparecieron datos destacados. Diversos medios dieron a conocer informaci¨®n sobre la vinculaci¨®n directa o indirecta de diversos servidores p¨²blicos con la delincuencia. Tambi¨¦n, de las redes de espionaje del Ej¨¦rcito sobre personas en la pol¨ªtica, o la clasificaci¨®n de peligrosidad asignada a distintos grupos delictivos y sociales.
El flujo de datos comenz¨® a ser tan grande, que algunos medios decidieron abrir secciones espec¨ªficas para mostrarlos. Durante varios d¨ªas el flujo fue constante. Algunos supusimos estar ante un fen¨®meno de la dimensi¨®n de los Pentagon Papers, las grabaciones de Watergate o los WikiLeaks de Assange. Por un instante pareci¨® que algo importante estaba por acontecer. Que la vida p¨²blica tendr¨ªa un momento estelar al revelarse manejos indebidos, hechos de corrupci¨®n y patrones de actuaci¨®n. Que el Ej¨¦rcito podr¨ªa llevar a cabo un proceso de investigaci¨®n sobre s¨ª mismo para superar sus malas pr¨¢cticas e identificar a sus elementos nocivos. Que el Presidente de la Rep¨²blica se dar¨ªa cuenta de los peligros de sus avances militaristas y rectificar¨ªa los riesgos que su actuar le impone ya a la democracia mexicana. Que se iniciar¨ªan procesos para identificar responsables, aplicar sanciones y reparar da?os. Que la guacamaya anunciar¨ªa la llegada de una primavera. Nada de ello sucedi¨®.
Despu¨¦s de unas semanas de revuelo, las cosas han vuelto a su curso. No hubo renovaciones. Las viejas pr¨¢cticas se asentaron a¨²n m¨¢s y se ajustaron los c¨ªrculos de silencio que las permit¨ªan. Si por los Guacamaya-leaks nadie ser¨¢ responsable, ?por qu¨¦ alguien s¨ª podr¨ªa llegar a serlo? ?Qu¨¦ tendr¨ªa que pasar para que en esa instituci¨®n alguien fuera considerado responsable de alg¨²n acto? Est¨¢ a la vista la disminuci¨®n informativa y la falta de respuestas sobre lo acontecido. Es ocioso abundar en el fen¨®meno. Lo que requiere averiguarse son las condiciones que lo posibilitaron. Lo que permiti¨® silenciar dos grandes esc¨¢ndalos nacionales. El primero, la invasi¨®n de las bases de datos de la dependencia en la que recae buena parte de la seguridad nacional. El segundo, el contenido de la informaci¨®n obtenida para mostrar el desv¨ªo de las tareas asignadas o, m¨¢s peligroso a¨²n, la estricta ejecuci¨®n de lo ordenado.
La desaparici¨®n del fen¨®meno guacamaya (leak) y de todas sus implicaciones se debe, finalmente, a una raz¨®n. A la falta de un lugar al que los hechos y las personas puedan concurrir para ser considerados. No solo a la ausencia de una sede en la que pueda dimensionarse lo que se hizo y dej¨® de hacer, sino m¨¢s grave a¨²n, a la imposibilidad de que esa sede, campo o espacio institucional, llegue a existir y pueda operar. Los se?alamientos y las acusaciones se desvanecieron porque nadie pod¨ªa llevarlas a ning¨²n lugar. ?Qu¨¦ autoridad pod¨ªa comenzar la investigaci¨®n sobre el Ej¨¦rcito? ?Qu¨¦ autoridad puede iniciar carpetas de investigaci¨®n civiles o militares sobre las fuerzas armadas mismas? ?A qu¨¦ amplio fragmento institucional se le va a procesar civil o militarmente? ?Es posible procesar a unos o a muchos de los mandos y de los elementos a los que el Presidente de la Rep¨²blica ha encomendado su proyecto de gobierno? Ni desde lo civil ni desde lo militar habr¨¢ acciones legales sobre los guacamaya papers. La propia dimensi¨®n de lo asignado al Ej¨¦rcito le ha constituido un vac¨ªo. La imposibilidad de investigar y ser investigado. De procesar y ser procesado. Los nuevos hallazgos de terabytes de informaci¨®n ser¨¢n pasajeros y olvidados. Episodios sin posibilidad de raigambre. Vuelos de aves que no pudieron posar.
Twitter: @JRCossio
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