M¨¦xico: exportador de indocumentados
Son nuestros h¨¦roes. Quienes tienen suerte trabajan en Estados Unidos y ayudan a mantener a sus familias en M¨¦xico. Algunos mueren en el intento
M¨¦xico exporta material para autom¨®viles, ropa, tequila, frutos rojos, aguacate. Tambi¨¦n exportamos seres humanos sin documentos, la inmensa mayor¨ªa a Estados Unidos (EU). 12 millones han emigrado; 13.5 millones nacieron en el pa¨ªs vecino (primera generaci¨®n) y 12 millones vieron la luz como producto de segunda y sucesivas generaciones. La suma de mexicanos originarios de nuestro pa¨ªs o nacidos en EU, cerca de 37 millones, representa el 11% de la poblaci¨®n estadounidense.
Ser indocumentado es una forma de ser an¨®mala. Acta de nacimiento, familiares, canchas de futbolito, diplomas de la escuela, sociedad y amistades e iglesia, entre otros elementos conforman el esqueleto de las personas. La realidad cambia cuando otra realidad empuja; la primera, destrozada, deviene una nueva situaci¨®n: cruda, imposible de sobrellevar. Abandonar es necesario. El presente escuece: apostar por el futuro es imperativo.
Quienes migran a fortiori, mexicanos u otras personas expulsadas de su pa¨ªs de origen, toman esa decisi¨®n por diversos motivos. Todos malos, Inter alia, destaco dos: supervivencia y amenazas contra su vida. Nuestros connacionales lo hacen, en su mayor¨ªa, por el primer motivo; las y los centroamericanos adultos, muchas veces llevando a cuestas peque?os, escapan de sus pa¨ªses para preservar sus vidas y las de los suyos. Sobrevivir es la meta. Esa idea, la de la supervivencia, s¨®lo la comprenden quienes la experimentan. Apuestan un todo raqu¨ªtico y sin futuro por otro todo del que han escuchado o le¨ªdo. Esperanza, miedo, y sin son las constantes por las cuales se apuesta: sin presente, sin Estado protector, sin trabajo, sin dinero, sin techo digno, y un sin largo¡
Ignoro qu¨¦ tanto saben los indocumentados acerca de los peligros que conlleva cruzar la frontera sin papeles. Ignoro cu¨¢ntos han escuchado de las boyas en el R¨ªo Bravo instaladas y luego retiradas por Greg Abbott, el nauseabundo gobernador de Texas; ignoro si acaso han o¨ªdo el nombre del ex alguacil de Arizona Joseph Arpaio y los cazadores de seres humanos de ese y otros estados sure?os o si saben de las muertes por asfixia o deshidrataci¨®n cuando son abandonados en tr¨¢ileres.
Lo que no ignoro son sus necesidades. Supervivencia, retomo la palabra, resume su realidad: hambre, falta de trabajo, inseguridad, insalubridad, abandono cr¨®nico por el Estado mexicano. Tampoco ignoro su hero¨ªsmo: arriesgan la vida rota en busca de la vida. Tampoco soslayo la necesidad transformada en dependencia de nuestros gobiernos: sus remesas son ox¨ªgeno. Sin ellas el pa¨ªs se hundir¨ªa m¨¢s y la violencia se incrementar¨ªa.
En 2022, las remesas de nuestros mexicanos desterrados marcaron un r¨¦cord hist¨®rico: 58.497 millones de d¨®lares; entre enero y agosto del presente a?o han enviado 41.478 millones. Dicho dinero es una de las principales fuentes econ¨®micas de nuestro pa¨ªs, en este caso, otra forma de supervivencia: la del gobierno en turno. ?Cu¨¢ntos connacionales perviven y dependen de ese dinero? No hay respuesta, no hay estudios al respecto. ?Millones? Si acaso los gobiernisitas actuales lo saben no lo dir¨ªan. Les debe dar pena. Apostarle a las remesas en vez de crear empleos dignos es penoso. ?Desde cu¨¢ndo exportamos mexicanos sin presente?: a partir del momento cuando hambre, olvido gubernamental e incertidumbre dominan la cotidianidad. Es decir, desde casi siempre.
Exportamos diversos enseres orgullosamente mexicanos. Tambi¨¦n exportamos cuatro ex presidentes: de esa penosa realidad escribir¨¦ en otra ocasi¨®n. Expulsamos connacionales. Los indocumentados son nuestros h¨¦roes. Quienes tienen suerte trabajan en Estados Unidos y ayudan a mantener a sus familias en M¨¦xico. Algunos mueren en el intento. El gobierno en turno, ni los previos, se han hecho cargo de sus deudos. M¨¦xico hoy, M¨¦xico como ayer.
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