Ante el colapso
El PP no trata el atasco judicial como problema, sino como munici¨®n pol¨ªtica
El Consejo de Ministros aprob¨® el martes un paquete de medidas urgentes para resolver el atasco judicial provocado por la paralizaci¨®n de la actividad de los tribunales. Las medidas fueron debatidas y acordadas por el ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, con las comunidades aut¨®nomas que disponen de esta competencia, entre las que se encuentran Andaluc¨ªa, Madrid y Galicia, gobernadas por el Partido Popular. Ello no ha impedido que la direcci¨®n nacional de la principal fuerza de la oposici¨®n no solo haya rechazado apoyar al Gobierno, sino que lo haya hecho en los t¨¦rminos crispados habitual...
El Consejo de Ministros aprob¨® el martes un paquete de medidas urgentes para resolver el atasco judicial provocado por la paralizaci¨®n de la actividad de los tribunales. Las medidas fueron debatidas y acordadas por el ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, con las comunidades aut¨®nomas que disponen de esta competencia, entre las que se encuentran Andaluc¨ªa, Madrid y Galicia, gobernadas por el Partido Popular. Ello no ha impedido que la direcci¨®n nacional de la principal fuerza de la oposici¨®n no solo haya rechazado apoyar al Gobierno, sino que lo haya hecho en los t¨¦rminos crispados habituales en su actuaci¨®n durante la pandemia.
Resulta inexplicable que, tras haber participado en las reuniones con el Gobierno en el ¨¢mbito auton¨®mico, la direcci¨®n nacional de los populares arremeta contra el trabajo realizado en el momento de su aprobaci¨®n por el Consejo de Ministros. Pero m¨¢s inexplicable resulta todav¨ªa que la obsesi¨®n por desarrollar una confrontaci¨®n total con el Gobierno, bajo la hip¨®tesis de que la crisis provocar¨¢ un final precipitado de la legislatura, no contribuya a solucionar problemas que, como este, es ahora extraordinariamente grave, pero que puede resultar inmanejable si una estrategia de filibusterismo prolonga la par¨¢lisis. En la medida en que la direcci¨®n nacional del Partido Popular no ofrece alternativas a las propuestas del Ejecutivo, la promesa de que resolver¨¢ ma?ana lo que hoy est¨¢ contribuyendo a destruir exige un inconmensurable acto de fe.
Por lo dem¨¢s, cr¨ªticas que exigir¨ªan aclaraciones por parte del Gobierno, como la de que el decreto regula materias que corresponden a normas de rango superior, quedan sepultadas bajo un discurso que no parece tratar el atasco judicial como un problema, sino como simple munici¨®n pol¨ªtica, de la que disponer a voluntad. Nunca es momento propicio para convertir las instituciones del Estado en rehenes de la lucha entre partidos. Pero este momento menos que ninguno, porque al retraso ordinario acumulado por los tribunales se sumar¨¢ en breve el extraordinario provocado por la par¨¢lisis judicial, y, adem¨¢s, por los expedientes sancionadores relacionados con el confinamiento que podr¨ªan acabar en los juzgados. Y todo ello con el mandato del Consejo General del Poder Judicial prorrogado por falta de consenso pol¨ªtico para su renovaci¨®n.
El presidente del Partido Popular, Pablo Casado, ha vuelto a justificar su posici¨®n en la falta de confianza que le suscita Pedro S¨¢nchez. Una vez m¨¢s, Casado vuelve a confundir los planos, porque el pa¨ªs no puede estar a merced de sus apreciaciones psicol¨®gicas acerca de un rival. Este Gobierno es el Ejecutivo leg¨ªtimo que hay, con sus errores, sus improvisaciones y su exasperante estrategia de comunicaci¨®n m¨¢s propia de la publicidad comercial que de la sobriedad institucional que exige el Estado. Y puesto que este es el Gobierno leg¨ªtimo que hay, esta es tambi¨¦n la oposici¨®n leg¨ªtima con la que se cuenta. Bien est¨¢ que su ¨²nica aspiraci¨®n sea el poder, pero no que lo persiga a cualquier precio y para ahora mismo. La justicia se asoma al colapso, y las alternativas son limitadas. O la oposici¨®n dice c¨®mo evitarlo, justificando su rechazo al Gobierno en esas propuestas, o se suma a las propuestas del Gobierno, con las cr¨ªticas que proceda.