Paso a los profesionales
La gente sana sufre cuando tose o estornuda, cree tener fiebre y duerme inquieta en espera del ataque inminente de la covid-19
No hay trabajo m¨¢s rudo que el de un hipocondriaco en tiempos de pandemia. Me apresuro a confesarme como hipocondriaco certificado: soy incapaz de leer o escuchar la descripci¨®n de un s¨ªntoma sin experimentarlo de inmediato. Si el taxista me dice que va saliendo de un ataque de reumatismo, mis articulaciones comienzan a crujir. Si veo a la vecina con la nariz irritada por el polen, me da alergia estacional. Y, por estos d¨ªas, tal caracter¨ªstica (?caracter¨ªstica, dije? ?identidad!) se ha convertido en un fastidio. Porque, hoy d¨ªa, a todo mundo le sucede lo mismo. La gente sana sufre cuando tose...
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No hay trabajo m¨¢s rudo que el de un hipocondriaco en tiempos de pandemia. Me apresuro a confesarme como hipocondriaco certificado: soy incapaz de leer o escuchar la descripci¨®n de un s¨ªntoma sin experimentarlo de inmediato. Si el taxista me dice que va saliendo de un ataque de reumatismo, mis articulaciones comienzan a crujir. Si veo a la vecina con la nariz irritada por el polen, me da alergia estacional. Y, por estos d¨ªas, tal caracter¨ªstica (?caracter¨ªstica, dije? ?identidad!) se ha convertido en un fastidio. Porque, hoy d¨ªa, a todo mundo le sucede lo mismo. La gente sana sufre cuando tose o estornuda, cree tener fiebre y duerme inquieta en espera del ataque inminente de la covid-19. ?Amateurs! ?Si no saben c¨®mo se siente la fiebre ni cuando de verdad la tienen y por eso andan contagiando a medio mundo! Me siento como mis amigos ultrafutboleros, que quieren colgarse de una l¨¢mpara cuando llega el Mundial y terminan rodeados por las opiniones de tipos que solo ven partidos cada cuatro a?os, confunden el tiro indirecto con el saque de banda y al ¨¢rbitro con el portero. Podr¨ªamos llamarla ¡°indignaci¨®n de experto¡±. S¨ª: se siente uno como el sacerdote de Delfos mirando el santuario invadido por b¨¢rbaros.
Uno de mis mejores amigos, tan hipocondriaco como yo (o m¨¢s), y mundialmente reconocido por adjudicarse cada enfermedad, mal, s¨ªndrome y tara existente en el planeta, dice, con raz¨®n, que debido a la sobreinformaci¨®n y el miedo, la parte de la humanidad a la que el virus no ha abatido (a¨²n) ahora considera que puede ser tan paranoica como nosotros y hacerlo con absoluta impunidad. Queda clar¨ªsimo que el miedo al coronavirus ya ha cobrado tantas v¨ªctimas como el virus en s¨ª. Por eso, y porque no hay una cura cient¨ªficamente probada (ni vacuna, todav¨ªa), los profanos han tomado medidas in¨²tiles (o nocivas) como atragantarse t¨¦s de epazote con ipecacuana, beber cloro, untarse de miel las sienes o tragar dientes de ajo en ayunas. Pero el verdadero hipocondr¨ªaco no es un pobre hombre alterado hasta el delirio por el temor a morir. No: el aut¨¦ntico, el de raza, cohabita con la vida desde la sabidur¨ªa de la enfermedad. Es un resiliente. Para sufrir todas los males hay que sobrevivirlos a todos y, m¨¢s a¨²n, conocerlos y estudiarlos a fondo, como se hace con los enemigos. Por eso no corrimos a las farmacias para comprar gel desinfectante, cubrebocas y l¨ªquidos sanitizadores cuando la pandemia se acercaba. Ya est¨¢bamos bien surtidos de todo. Llevamos a?os de cambiarnos de banqueta si alguien tose. Y de barrio, si no deja de toser.
La hipocondr¨ªa es una vocaci¨®n de tiempo completo, una disciplina estricta y, seg¨²n las condiciones del individuo en cuesti¨®n, incluso un apostolado. Pues un hipocondriaco tiene que ser una persona bien informada y actualizada. Este es no un trabajo para quien no sabe ni qu¨¦ d¨ªa es: a estas alturas, ning¨²n profesional de la paranoia cree estar sufriendo de cocoliztli, lepra o peste negra. En cambio, y gracias a la minuciosa consulta de noticieros, ya ha padecido en los a?os recientes los s¨ªntomas de toda una serie de afecciones morrocotudas: zika, chikungunya, mal de Chagas, SARS, gripe aviar, vaca loca, influenza H1N1, etc¨¦tera.
Quiz¨¢ usted pensar¨¢ que el tema va a resolverse solo, porque el reinado del terror de la covid-19 pasar¨¢ un d¨ªa: se encontrar¨¢n tratamientos, vacunas, se crear¨¢ inmunidad. Muy bien. Y entonces, usted y los dem¨¢s volver¨¢n a las calles y los bares sin ninguna precauci¨®n, y a besarse con personas que moquean y escupen, y a hurgarse las narices luego de guardarse el cambio de la tienda en el bolsillo. Nosotros no. Nosotros estaremos preparando el b¨²nker para la pr¨®xima pandemia.