El mundo es redondo
Resulta dif¨ªcil explicar la deriva del Gobierno socialista, desde su imprevisto nacimiento a la gesti¨®n del desastre sanitario
Para el fil¨®sofo polaco Adam Schaff, la mejor prueba de que el mundo es redondo consiste en observar que cuando uno empieza a dirigirse hacia la extrema izquierda, acaba en la extrema derecha. La marcha en sentido contrario puede darse tambi¨¦n, con diferente contenido. Sucede sobre todo en el ¨¢mbito de la comunicaci¨®n social, cuando desde la derecha, la b¨²squeda de eficacia del mensaje acaba imponi¨¦ndose a las ideas de cambio. El precio pagado resulta muy alto, dado que la dimensi¨®n finalista de la izquierda acaba subordinada a la preferencia, propia del marketing, por los objetivos a corto pl...
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Para el fil¨®sofo polaco Adam Schaff, la mejor prueba de que el mundo es redondo consiste en observar que cuando uno empieza a dirigirse hacia la extrema izquierda, acaba en la extrema derecha. La marcha en sentido contrario puede darse tambi¨¦n, con diferente contenido. Sucede sobre todo en el ¨¢mbito de la comunicaci¨®n social, cuando desde la derecha, la b¨²squeda de eficacia del mensaje acaba imponi¨¦ndose a las ideas de cambio. El precio pagado resulta muy alto, dado que la dimensi¨®n finalista de la izquierda acaba subordinada a la preferencia, propia del marketing, por los objetivos a corto plazo. La tendencia se agrava si esa tensi¨®n se da en una circunstancia cr¨ªtica como la que vivimos aqu¨ª y ahora.
De otro modo resulta dif¨ªcil explicar la deriva del Gobierno socialista, desde su imprevisto nacimiento a la gesti¨®n del desastre sanitario. Lo que pudo ser una pol¨ªtica reformadora, incentivada por Unidas Podemos, se convirti¨®, bajo el signo de la fragilidad, en una cohabitaci¨®n conflictiva, con Iglesias aplastando cualquier reticencia ministerial socialista. Y en esto lleg¨® el coronavirus, cuya incidencia S¨¢nchez trat¨® inicialmente de minimizar, al otorgar prioridad a la pol¨ªtica de imagen, de la propia imagen mirando al futuro electoral, e ignorando los devastadores efectos del retraso en su pol¨ªtica antivirus. Hasta hoy, cuando sus ministros ¡ªFernando Grande-Marlaska, Teresa Ribera¡ª proclaman una alucinante autosatisfacci¨®n por encima de la monta?a de muertos, reducidos a cifras, descensos y repuntes en las informaciones oficiales.
Ello explica que a pesar de los errores iniciales, y posteriores, debidamente escondidos en la red, a diferencia de los equipos t¨¦cnicos de otros pa¨ªses, Fernando Sim¨®n siga siendo el complemento insustituible del ¡°mando ¨²nico¡± militarizado de S¨¢nchez. Consol¨¦monos con una opini¨®n, compartida por la mayor¨ªa de espa?oles: Casado o Ayuso lograr¨ªan hacerlo mucho peor. Ayuso lo mostr¨® ya en Ifema.
El dise?o de la comunicaci¨®n por el n¨²mero dos de S¨¢nchez sostiene el castillo de naipes, convirtiendo la comunicaci¨®n oficial, del Gobierno y sus medios, en un c¨ªrculo cerrado. Optimismo de rigor, sin explicar la ausencia de los necesarios rastreamientos de los posibles contagios, la pol¨ªtica econ¨®mica ante Europa, ni las consignas precisas para la razonable ¡°desescalada¡±. ?Y qu¨¦ fue de los Pactos de la Moncloa?
El guion en TVE se repite siempre: n¨²meros y comentario oficial, im¨¢genes de una sociedad confiada en la ¡°nueva normalidad¡±, silencio para toda disidencia. General Santiago dixit. Por efecto de la siniestra sugerencia del CIS, puestos a combatir los ¡°bulos¡±, los espa?oles respaldan limitar la libertad de expresi¨®n. A los mayores nos queda la satisfacci¨®n de disfrutar bien pensadas franjas de paseo y revivir en los telediarios los ecos del no-do. Con todo, esperemos que acierten.