Espionaje en Colombia
La trama de espionaje en el Ej¨¦rcito colombiano es incompatible con un sistema democr¨¢tico
La trama de espionaje descubierta en el Ej¨¦rcito colombiano resulta incompatible con una instituci¨®n al servicio de una democracia. Los informes conocidos el viernes documentan el seguimiento de m¨¢s de 130 personas: periodistas, corresponsales extranjeros, opositores, pol¨ªticos y el mismo jefe de despacho de Iv¨¢n Duque, el presidente de la Rep¨²blica, Iv¨¢n Duque. La mera existencia de un aparato militar, por reducido que fuera, dedicado a interceptaciones ilegales cuestiona el control y la gesti¨®n de la instituci¨®n.
Estos operativos, destapados por la revista Semana, se efectuaron...
La trama de espionaje descubierta en el Ej¨¦rcito colombiano resulta incompatible con una instituci¨®n al servicio de una democracia. Los informes conocidos el viernes documentan el seguimiento de m¨¢s de 130 personas: periodistas, corresponsales extranjeros, opositores, pol¨ªticos y el mismo jefe de despacho de Iv¨¢n Duque, el presidente de la Rep¨²blica, Iv¨¢n Duque. La mera existencia de un aparato militar, por reducido que fuera, dedicado a interceptaciones ilegales cuestiona el control y la gesti¨®n de la instituci¨®n.
Estos operativos, destapados por la revista Semana, se efectuaron entre febrero y diciembre, cuando el comandante del Ej¨¦rcito era Nicacio Mart¨ªnez Espinel. El general, hoy en retiro, niega toda responsabilidad, pero tendr¨¢ que comparecer en la Fiscal¨ªa. Las denuncias est¨¢n en fase de investigaci¨®n. Pero las declaraciones de Duque y las decisiones del ministro de Defensa, Carlos Holmes, apuntan a una preocupante red de escuchas que lleg¨® hasta el coraz¨®n del Estado. Once responsables de la cadena de mando han sido apartados de sus cargos.
Lo sucedido no puede quedarse en el terreno de las sanciones administrativas o de la actuaci¨®n de la justicia, sino que debe ser una oportunidad para revisar a fondo la estructura del Ej¨¦rcito. No es la primera vez que Colombia afronta un esc¨¢ndalo de espionaje. Con ?lvaro Uribe, a finales de la pasada d¨¦cada, el servicio de inteligencia del extinto Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) intervino las comunicaciones de decenas de opositores, magistrados y periodistas. El caso de las escuchas ilegales vuelve a asomar hoy, bajo nuevo semblante. El uribismo, que aglutina al sector m¨¢s duro del partido que gobierna, el Centro Democr¨¢tico, es precisamente la facci¨®n que m¨¢s apoyo dio a Mart¨ªnez Espinel y a quien fue su jefe, el exministro de Defensa Guillermo Botero.
Botero renunci¨® en noviembre por ocultar un operativo contra las disidencias de las FARC en el que murieron ocho menores. Su gesti¨®n volvi¨® al paradigma de la guerra, pese a que hace menos de cuatro a?os Juan Manuel Santos firm¨® la paz con aquella guerrilla, hoy desmovilizada y convertida en partido pol¨ªtico, salvo alg¨²n grupo rebelde. La violencia y medio siglo de conflicto hicieron del Ej¨¦rcito una instituci¨®n pr¨¢cticamente inmune a la cr¨ªtica. Pero las circunstancias ya no son las mismas. Seg¨²n reconoce el actual ministro, los militares deben merecer su legitimidad ante la opini¨®n p¨²blica. Denunciar, como ha hecho Naciones Unidas, el uso del espionaje para violar derechos humanos en lugar de protegerlos no supone ning¨²n ataque a las Fuerzas Armadas colombianas. Todo lo contrario, significa defenderlas y abogar por su consolidaci¨®n como engranaje esencial de la democracia.