Bienvenidos a la Edad Media

No sabemos c¨®mo ser¨¢ la nueva normalidad, aunque podemos estar casi seguros de que no ser¨¢ seg¨²n lo previsto en la teor¨ªa. Los militares saben bien que ning¨²n plan de batalla por bueno que sea sobrevive al primer contacto con el enemigo. Sucede exactamente lo mismo con la desescalada y el primer paseo. En cualquier caso, esa nueva normalidad tal vez no sea tan nueva.

Imaginemos un poder representativo con una soberan¨ªa limitada elegido por otros poderes de rango inferior ¡ªllam¨¦mosles electores¡ª que gobiernan cada uno en su territorio. Ese poderoso no dispone de Ej¨¦rcito ni recaud...

No sabemos c¨®mo ser¨¢ la nueva normalidad, aunque podemos estar casi seguros de que no ser¨¢ seg¨²n lo previsto en la teor¨ªa. Los militares saben bien que ning¨²n plan de batalla por bueno que sea sobrevive al primer contacto con el enemigo. Sucede exactamente lo mismo con la desescalada y el primer paseo. En cualquier caso, esa nueva normalidad tal vez no sea tan nueva.

Imaginemos un poder representativo con una soberan¨ªa limitada elegido por otros poderes de rango inferior ¡ªllam¨¦mosles electores¡ª que gobiernan cada uno en su territorio. Ese poderoso no dispone de Ej¨¦rcito ni recauda impuestos, aunque la moneda con la que se compra y vende se emite en su nombre. Son los poderes electores quienes disponen de ej¨¦rcitos locales y, m¨¢s o menos, se comprometen a alimentar el tesoro com¨²n, aunque hacen sus trampas cada vez que tienen ocasi¨®n. En ¨¦poca de bonanza las ciudades est¨¢n abiertas y no es dif¨ªcil atravesar las fronteras, pero en cuanto hay una amenaza ¡ªpor ejemplo, unos disturbios o una plaga¡ª, los poderes electores cierran sus fronteras e incluso sus ciudades.

Lo hacen, naturalmente, diciendo siempre que se est¨¢ de acuerdo con el poderoso, que a estas alturas ya est¨¢ claro que no lo es tanto. Este ¨²ltimo recuerda a los electores qu¨¦ es lo que tienen que hacer en sus territorios, pero en un tono m¨¢s bien amable, no sea que le suelten un caballeresco corte de mangas. El pueblo no elige al poderoso ¡ªque para eso ya est¨¢n los electores¡ª, tiene la impresi¨®n de que la verdadera informaci¨®n est¨¢ en manos de unos c¨ªrculos muy restringidos y extiende cualquier tipo de noticia, verdadera o falsa, con una fe incuestionable en el boca a boca. Y ahora viene la cuesti¨®n: ?esta situaci¨®n corresponde a la Edad Media o la Uni¨®n Europea de 2020?

En los setenta, autores tan dispares como Umberto Eco o Hedley Bull advirtieron de que la Edad Media estaba de vuelta. Hay muchas formas de ver la historia. Para unos es un imparable y optimista ascenso hacia el progreso, para otros, circular y algunos la viven como la posibilidad de fre¨ªr sin salpicar; no existe.

Tal vez se asemeje m¨¢s a una monta?a rusa con subidas, bajadas, giros y alg¨²n que otro looping. A la Edad Media se la denomina as¨ª porque est¨¢ entre dos tramos popularmente aceptados como mejores. De hecho, hay quienes emplean el t¨¦rmino Edad Oscura para referirse a ella, un t¨¦rmino acu?ado por Petrarca en el siglo XIV, que deb¨ªa ser muy luminoso. El tiempo nos dice que no se puede ir hacia atr¨¢s, pero la historia nos ense?a que se puede ir hacia abajo. El asunto es saber si estamos bajando¡­ y prepararse para el looping.