El buen hacer de las mujeres l¨ªderes
Como ¡°reci¨¦n llegadas¡± al poder han estado menos influidas por las reglas no escritas de la pol¨ªtica
El buen hacer de las l¨ªderes de los pa¨ªses que mejores resultados est¨¢n teniendo en la gesti¨®n de la crisis del coronavirus se est¨¢ aplaudiendo en medio mundo y ha generado un sugerente debate: ?gobiernan mejor las mujeres? A d¨ªa de hoy, el n¨²mero de pa¨ªses dirigidos por mujeres es tan residual (poco m¨¢s del 5%) que poco podemos concluir del simple hecho de que resulte dif¨ªcil encontrar un ejemplo de una primera ministra o jefa de Gobierno que haya gestionado la crisis retrasando la toma de decisiones dr¨¢sticas, ocultando informaci¨®n, o utilizando met¨¢foras b¨¦licas, tal y como han hecho muchos...
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El buen hacer de las l¨ªderes de los pa¨ªses que mejores resultados est¨¢n teniendo en la gesti¨®n de la crisis del coronavirus se est¨¢ aplaudiendo en medio mundo y ha generado un sugerente debate: ?gobiernan mejor las mujeres? A d¨ªa de hoy, el n¨²mero de pa¨ªses dirigidos por mujeres es tan residual (poco m¨¢s del 5%) que poco podemos concluir del simple hecho de que resulte dif¨ªcil encontrar un ejemplo de una primera ministra o jefa de Gobierno que haya gestionado la crisis retrasando la toma de decisiones dr¨¢sticas, ocultando informaci¨®n, o utilizando met¨¢foras b¨¦licas, tal y como han hecho muchos dirigentes en todo el mundo. Ni siquiera la presidenta de Estonia, Kersti Kaljulaid, que se ha enfrentado a importantes dificultades econ¨®micas en la gesti¨®n de la crisis, se aproxima al modelo de gesti¨®n testoster¨®nico que algunos pa¨ªses han desarrollado.
?Por qu¨¦ las pocas mujeres dirigentes tienen m¨¢s ¨¦xito en la gesti¨®n de esta crisis? ?Es por las decisiones que toman o por la estrategia comunicativa que utilizan para explicar a los ciudadanos la situaci¨®n? Oigo m¨¢s conversaciones que hablan de su estrategia comunicativa y menos de sus decisiones. Hablemos de su estrategia comunicativa: las dirigentes han sabido conjugar un estilo que combina la firmeza y la contundencia con la empat¨ªa, sencillez y transparencia, mostrando la complementariedad de estos atributos, m¨¢s all¨¢ de las visiones estereotipadas sobre el mundo de la pol¨ªtica tan masculinizada a la que tan acostumbradas estamos.
?Es este estilo exclusivo de las mujeres? Ni mucho menos. Cualquier l¨ªder podr¨ªa cultivarlo. Sin embargo, cuesta encontrar ejemplos de dirigentes hombres con un talante similar. Es muy posible que esos mismos estereotipos tambi¨¦n vayan contra los l¨ªderes hombres que sienten que se espera de ellos contundencia, pero no empat¨ªa. O simplemente, los pol¨ªticos de una cierta generaci¨®n no tienen el arrojo suficiente como para salir de su zona de confort y cambiar su estilo, incluso en momentos tan especiales como puede ser la gesti¨®n de una crisis de estas dimensiones. Claro que hay excepciones: por ejemplo, el primer ministro Canadiense, Justine Trudeau, que pertenece a una generaci¨®n de pol¨ªticos m¨¢s joven, me parece que ha sabido combinar la determinaci¨®n y la empat¨ªa con cierta maestr¨ªa en la gesti¨®n de esta crisis.
Pero no hay que olvidar que precisamente porque la presencia de mujeres dirigentes es tan escasa en el mundo, las mismas han tenido que superar una cantidad de trabas mucho mayor que la que franquean los hombres. Y eso las convierte en l¨ªderes especiales, pero no por el hecho de ser mujeres, sino porque han tenido que sortear muchos m¨¢s obst¨¢culos que cualquier otro hombre en su misma situaci¨®n. Y porque saben, adem¨¢s, que a las mujeres se las juzga con mayor severidad y escrutinio una vez llegan al poder.
La capacidad de las pol¨ªticas de tomar decisiones contundentes y dif¨ªciles y de explicarlo con sencillez y espontaneidad a los ciudadanos en esta crisis tambi¨¦n podr¨ªa estar relacionada con el hecho de que las mujeres han tenido un papel marginal en el liderazgo internacional hasta el momento. Por lo que muy bien podr¨ªa existir una especie de efecto de ¡°reci¨¦n llegadas¡± que hace que est¨¦n menos influidas por las tradiciones y reglas no escritas del mundo de la pol¨ªtica. Aunque ah¨ª tenemos a Angela Merkel: canciller alemana desde 2005.
Pero hay algo m¨¢s. Tal y como Fernando Vallesp¨ªn explicaba en su brillante columna hace unos d¨ªas, hay que tener en cuenta las caracter¨ªsticas de las sociedades de los pa¨ªses en los que estas mujeres finalmente han llegado al poder. Por lo general, se trata de pa¨ªses con una cultura pol¨ªtica participativa, con medios de comunicaci¨®n fiables y plurales y donde el valor de los acuerdos (siempre y cuando beneficien al inter¨¦s general) es mayor que el de la confrontaci¨®n permanente. Pa¨ªses donde los principales actores pol¨ªticos muestran un nivel de respeto mutuo encomiable. En un contexto de este tipo, los ciudadanos muestran altos niveles de confianza en sus Gobiernos. Y es precisamente esa confianza que los ciudadanos muestran a sus Gobiernos lo que hace posible un liderazgo exitoso en momentos de crisis como este.
Hay una segunda explicaci¨®n de la que se habla menos. Se trata de las pol¨ªticas que las mujeres adoptan cuando llegan a las esferas de decisi¨®n m¨¢s altas. De nuevo, la evidencia existente sugiere que ellas toman buenas decisiones. Si en lugar de limitarnos al escaso n¨²mero de primeras ministras o presidentas nos fijamos en la representaci¨®n de las mujeres en otros ¨®rganos de poder tales como los Parlamentos, encontramos una evidencia m¨¢s fiable. Y ello porque hay m¨¢s mujeres, dado que la evoluci¨®n de la paridad de g¨¦nero en los Parlamentos (especialmente en Europa) ha sido m¨¢s progresiva (aunque a¨²n insuficiente).
A lo largo de casi dos d¨¦cadas, estudios en el campo de la econom¨ªa o la ciencia pol¨ªtica muestran que all¨ª donde las mujeres est¨¢n mejor representadas los niveles de corrupci¨®n son menores. Las razones que explican estos resultados a¨²n se discuten, pero lo que est¨¢ claro es que no es simple casualidad: todo indica que las mujeres contribuyen al buen gobierno.
Marta Fraile es cient¨ªfica titular del CSIC-IPP.