Otras ciudades
La crisis sanitaria invita a proyectar modelos urbanos menos fragmentados
La crisis del coronavirus ha transformado las condiciones de vida de las grandes ciudades. De repente, sus habitantes han podido respirar aire limpio y las calles se han vuelto silenciosas y amables. En medio del dolor causado por la pandemia y las p¨¦rdidas inherentes al confinamiento, muchos ciudadanos han vislumbrado estos d¨ªas la ciudad en la que les gustar¨ªa vivir. Sabemos que se debe a una situaci¨®n excepcional, a una par¨¢lisis de la vida econ¨®mica, social y cultural que debemos superar lo antes posible, pero no hay que desaprovechar la oportunidad de replantear un modelo urbano que mostr...
La crisis del coronavirus ha transformado las condiciones de vida de las grandes ciudades. De repente, sus habitantes han podido respirar aire limpio y las calles se han vuelto silenciosas y amables. En medio del dolor causado por la pandemia y las p¨¦rdidas inherentes al confinamiento, muchos ciudadanos han vislumbrado estos d¨ªas la ciudad en la que les gustar¨ªa vivir. Sabemos que se debe a una situaci¨®n excepcional, a una par¨¢lisis de la vida econ¨®mica, social y cultural que debemos superar lo antes posible, pero no hay que desaprovechar la oportunidad de replantear un modelo urbano que mostraba grandes disfuncionalidades mucho antes del coronavirus.
El tipo de ciudad compacta que predomina en los pa¨ªses del sur de Europa ofrece ventajas desde el punto de vista ecol¨®gico porque implica menores distancias y menos desplazamientos obligados que el modelo de ciudad extensa. Pero tambi¨¦n tiene desventajas, entre ellas una densidad de poblaci¨®n y de tr¨¢fico que afectan cada vez m¨¢s a la calidad de vida y a la salud de sus habitantes. De las 33 zonas con m¨¢s densidad de poblaci¨®n de Europa ¡ªm¨¢s de 30.000 habitantes por kil¨®metro cuadrado¡ª, 23 se encuentran en Espa?a.
Esta alta densidad nos ha hecho m¨¢s vulnerables ante la epidemia y dificulta ahora la desescalada. Por esta raz¨®n, ciudades de todos los colores pol¨ªticos coinciden ahora en adoptar medidas de restricci¨®n del tr¨¢fico y ampliaci¨®n de las zonas peatonales, incluida Madrid, algo que hay que celebrar pues supone una correcci¨®n de las err¨®neas pol¨ªticas iniciales del actual equipo de gobierno. Son medidas necesarias que deber¨ªan aplicarse con voluntad de permanencia, pues si ahora est¨¢n justificadas para evitar un rebrote que provoque nuevas muertes, tambi¨¦n lo est¨¢n para evitar los miles de fallecimientos que se producen cada a?o a causa de la contaminaci¨®n.
Existe un gran consenso en que una de las medidas m¨¢s necesarias es reforzar la red de transporte p¨²blico. Pero por muy eficiente y amplia que sea esa red, resulta dif¨ªcil evitar las aglomeraciones de las horas punta si la mayor parte de la poblaci¨®n entra y sale de trabajar a la misma hora. El escalonamiento que ahora se propone para evitar contagios es claramente una de las medidas que debemos considerar m¨¢s all¨¢ de la desescalada.
El modelo urbano aplicado desde mediados del siglo pasado ha dado lugar a una ciudad fragmentada seg¨²n los usos del espacio: barrios dormitorio, zonas industriales, ¨¢reas comerciales, zonas deportivas, etc¨¦tera, separados por v¨ªas r¨¢pidas cada vez m¨¢s saturadas. El teletrabajo puede cambiar ahora radicalmente las condiciones de partida de ese tipo de organizaci¨®n. Con su capacidad regulatoria en el ¨¢mbito del urbanismo, el medio ambiente y la promoci¨®n econ¨®mica, las Administraciones p¨²blicas pueden reorientar ese modelo hacia un tipo de ciudad m¨¢s inclusiva y articulada, en la que los ciudadanos puedan satisfacer sus necesidades mediante una oferta de comercios y servicios de proximidad. Este modelo no solo reduce la movilidad forzosa; tambi¨¦n facilita la construcci¨®n de v¨ªnculos sociales, algo muy importante para abordar otra epidemia mucho m¨¢s silenciosa: la de la soledad y el aislamiento social. Se trata de reforzar el papel de las grandes urbes como polo de conocimiento, innovaci¨®n y creatividad sin que sus habitantes tengan que pagar por ello un alto precio en t¨¦rminos de salud y calidad de vida.