Y, de repente, me he convertido en una viejita
Pese a la pandemia, los mayores no hemos perdido la capacidad de cuidarnos y de cuidar a los dem¨¢s
¡°Envejecer es como escalar una monta?a: mientras se sube las fuerzas disminuyen, pero la mirada es m¨¢s libre, la vista m¨¢s amplia y serena¡±. Ingmar Bergman
De repente te das cuenta de que te has convertido en una ¡°viejita¡± (o en un viejito). Llevamos a?os oyendo que ser mayor no depende exactamente de la edad que tengas, que la edad de la vejez ha cambiado a lo largo de la historia y que el mejor indicador para medirla es la esperanza de vida. Seg¨²n este criterio, y seg¨²n el CSIC, si a los 72/73 a?os te quedan 15 a?os de vida, ese ser¨ªa el inicio de la vejez. ...
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¡°Envejecer es como escalar una monta?a: mientras se sube las fuerzas disminuyen, pero la mirada es m¨¢s libre, la vista m¨¢s amplia y serena¡±. Ingmar Bergman
De repente te das cuenta de que te has convertido en una ¡°viejita¡± (o en un viejito). Llevamos a?os oyendo que ser mayor no depende exactamente de la edad que tengas, que la edad de la vejez ha cambiado a lo largo de la historia y que el mejor indicador para medirla es la esperanza de vida. Seg¨²n este criterio, y seg¨²n el CSIC, si a los 72/73 a?os te quedan 15 a?os de vida, ese ser¨ªa el inicio de la vejez. El t¨¦rmino tambi¨¦n ha cambiado mucho con los a?os: ancianos, tercera edad cuando todos nos volvimos ¡°pol¨ªticamente correctos¡±, viejos, mayores. Seguramente ?lex Grijelmo analizar¨ªa bien, con seriedad y humor, todos estos cambios sem¨¢nticos.
Sea como sea, a los 70 te conviertes en una persona mayor y no es f¨¢cil aceptarlo si tu salud y tu mente est¨¢n razonablemente bien. Hay muchos indicadores que te dicen que debes aceptar que ya eres mayor. Tienes que dejar tu trabajo, aunque tengas capacidad para realizarlo; tu papel activo se limita a ayudar a hijos y nietos, en caso de que los tengas. Cada d¨ªa haces un mayor uso de tu tarjeta sanitaria; haces amistad con la farmac¨¦utica y tu m¨¦dico empieza a formar parte de tu universo cotidiano. Las conversaciones con los amigos cambian. Hay que hacer un verdadero esfuerzo para no empezar y acabar cada reuni¨®n de amigos con los achaques de cada uno. Empiezas a ser invisible (aunque las mujeres sabemos mucho de eso antes incluso de esa edad), sea cual sea tu profesi¨®n o actividad, pero si te dedicas a la pol¨ªtica la invisibilidad es todav¨ªa mayor. Tu experiencia acumulada o tus conocimientos ya no sirven para nada o para muy poco. Las nuevas generaciones te miran y es posible que hasta te vean, pero en el mejor de los casos te expresan un reconocimiento lleno de conmiseraci¨®n. Est¨¢ bien, pero lo que dices es el pasado.
Uno aprende a convivir con todo eso. La generaci¨®n de los que tenemos ahora por encima de los 70 a?os tenemos suficientes ¡°seguridades¡± de lo que hemos sido y lo que hemos hecho. Se reconozca o no ahora, eso nos da un cierto margen de maniobra.
Pero la covid-19 lo ha cambiado todo de manera radical. En unos meses hemos pasado de ser una ¡°poblaci¨®n de riesgo¡± a ser una poblaci¨®n a la que se trata como si fu¨¦ramos menores de edad, sin capacidad de decidir y de cuidarse por s¨ª mismos. Los mayores de 70 tenemos que cuidarnos, como deben cuidarse todos los ciudadanos del mundo, tengan la edad que tengan y las condiciones de salud que tengan. Pero pese a los riesgos para nuestra salud que ha tra¨ªdo consigo esta pandemia no hemos perdido la capacidad de razonar, de cuidarnos a nosotros mismos y de cuidar a los dem¨¢s. Y no hemos perdido en absoluto la capacidad para entender la dificultad del momento actual. O, dicho de otra manera, tenemos la misma dificultad que nuestros pol¨ªticos, nuestros cient¨ªficos, nuestros epidemi¨®logos o nuestros m¨¦dicos.
Vivimos en la incertidumbre como ellos, como toda la humanidad, pero creemos que podemos cumplir un papel social, econ¨®mico y pol¨ªtico importante. Leo una entrevista de un joven que trabaja en una residencia de ancianos que dec¨ªa: ¡°Los mayores nos contagian su fuerza¡±. Y esto a pesar del drama que se ha vivido en muchas de esas residencias.
Nos hemos convertido en invisibles para todo menos para la enfermedad y la muerte. Nuestra capacidad de respuesta a la dificultad se ve limitada. Nuestra palabra no vale. Da igual cu¨¢l sea tu dedicaci¨®n personal o profesional. Juan Jos¨¦ Millas dec¨ªa hace unos d¨ªas en este mismo peri¨®dico: ¡°Escribo estas l¨ªneas con una salud a prueba de bomba y con multitud de proyectos en la cabeza. Pero veo que me mir¨¢is como si no estuviera¡±.
Cuidarnos y protegernos s¨ª, si eso es lo que exige el coronavirus, pero desperdiciar tanto talento no. Talento en la b¨²squeda de soluciones cient¨ªficas y t¨¦cnicas; talento en la respuesta pol¨ªtica a una situaci¨®n tan compleja; talento a la hora de afrontar la vida cotidiana personal, familiar o de amistad. Talento al buscar una respuesta a la crisis sanitaria, a la econ¨®mica y a la pol¨ªtica.
Los responsables pol¨ªticos gubernamentales insisten en que nadie se va a quedar atr¨¢s, pero esa insistencia tiene tambi¨¦n que extenderse a que nadie se quede fuera del proceso de toma de decisiones si puede aportar su experiencia y conocimiento.
No sabemos c¨®mo ser¨¢ el mundo despu¨¦s de esta pandemia. Es mejor no hacer especulaciones con tanta incertidumbre, pero s¨ª hay una certeza que se puede tener y es que la sociedad no puede permitirse el lujo de aparcar a toda una generaci¨®n porque este maldito virus nos prefiera a nosotros.
Rosa Conde es soci¨®loga. Fue portavoz del Gobierno de Felipe Gonz¨¢lez.