Al centro
Lo dif¨ªcil no es situarse cuidadosamente entre la izquierda y la derecha, sino elegir lo ¨²til de la derecha y de la izquierda sin avergonzarse de ello
Parafraseando al contrario el inmortal dictamen de W. C. Fields (¡°Alguien que odia a los ni?os y a los perros no puede ser malo del todo¡±), me atrevo a decir que un partido que cuenta con la especial inquina de nacionalistas y podemitas merece benevolencia por muchos errores que cometa. Desagradar m¨¢s o menos a los adversarios pol¨ªticos es un logro al alcance de cualquiera, pero gozar del perpetuo odio teol¨®gico de los orcos parlamentarios no figura en todos los curr¨ªculos. Un respeto, pues, para Cs. Es m¨¢s f¨¢cil resistir el rechazo universal de unos contando con la entusiasta aprobaci¨®n de ot...
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Parafraseando al contrario el inmortal dictamen de W. C. Fields (¡°Alguien que odia a los ni?os y a los perros no puede ser malo del todo¡±), me atrevo a decir que un partido que cuenta con la especial inquina de nacionalistas y podemitas merece benevolencia por muchos errores que cometa. Desagradar m¨¢s o menos a los adversarios pol¨ªticos es un logro al alcance de cualquiera, pero gozar del perpetuo odio teol¨®gico de los orcos parlamentarios no figura en todos los curr¨ªculos. Un respeto, pues, para Cs. Es m¨¢s f¨¢cil resistir el rechazo universal de unos contando con la entusiasta aprobaci¨®n de otros que sobrevivir al parcial desagrado de todos. Por eso, el centro en Espa?a padece el s¨ªndrome de la trucha a la navarra: a unos les sobra el pescado, y a otros, el jam¨®n. Lo dif¨ªcil no es situarse cuidadosamente entre la izquierda y la derecha, sino elegir lo ¨²til de la derecha y de la izquierda sin avergonzarse de ello. Es la crucial tarea que se propuso la Constituci¨®n, y por eso Cs (como UPyD) es un partido constitucional por excelencia y proyecto: sus enemigos as¨ª lo entienden.
No estoy seguro de que Arrimadas acierte apoyando prolongar el estado de alarma, en vista de su desastrosa gesti¨®n, pero ella explic¨® muy bien que lo hac¨ªa no a favor de Pedro S¨¢nchez, sino de los ciudadanos. Ese es el papel del centro, no correrse hacia un extremo u otro, sino optar por lo que cree mejor para el pa¨ªs, aunque lo proponga el diablo. Se arriesga as¨ª al malentendido y a equivocarse, pero merece la pena como pedagog¨ªa c¨ªvica: lo peor del diablo en pol¨ªtica es que convierte lo conveniente en diablura rechazable. Lo digo pese a estar convencido de que la gran tarea a medio plazo es librarnos de lo que representan S¨¢nchez, Iglesias y sus c¨ªrculos viciosos. Les detesto m¨¢s que ustedes a D¨ªaz Ayuso, imag¨ªnense...