Descansa, camarada
Julio Anguita se ha marchado, pero nos deja tantas ense?anzas que ya es eterno
Con mucha tristeza y pesar acabamos de recibir la noticia del fallecimiento de nuestro camarada Julio Anguita, sin duda el s¨ªmbolo m¨¢s reconocido de la izquierda en Espa?a y respetado tambi¨¦n m¨¢s all¨¢ de nuestras fronteras. Un referente por su inmensa coherencia pol¨ªtica y personal, su honradez y sobriedad, y su claridad de ideas. Julio es el padre pol¨ªtico de varias generaciones de dem¨®cratas y gentes de izquierda, patrimonio de todas ellas y, en especial, de todas las personas que se sienten comunistas en nuestro pa¨ªs.
La hoja de servicios de Julio con su pueblo es inagotable: alcalde...
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Con mucha tristeza y pesar acabamos de recibir la noticia del fallecimiento de nuestro camarada Julio Anguita, sin duda el s¨ªmbolo m¨¢s reconocido de la izquierda en Espa?a y respetado tambi¨¦n m¨¢s all¨¢ de nuestras fronteras. Un referente por su inmensa coherencia pol¨ªtica y personal, su honradez y sobriedad, y su claridad de ideas. Julio es el padre pol¨ªtico de varias generaciones de dem¨®cratas y gentes de izquierda, patrimonio de todas ellas y, en especial, de todas las personas que se sienten comunistas en nuestro pa¨ªs.
La hoja de servicios de Julio con su pueblo es inagotable: alcalde de C¨®rdoba, secretario general del Partido Comunista de Espa?a, coordinador general de Izquierda Unida, fundador del Frente C¨ªvico¡ y profesor. Maestro de ni?os, ni?as y j¨®venes con los que ejerci¨® el magisterio por profesi¨®n y vocaci¨®n. Y maestro por dedicaci¨®n, por compromiso pol¨ªtico, de millones de personas que hemos aprendido con sus propuestas y tesis a la vez que hemos disfrutado con sus vibrantes y l¨²cidos discursos. Sin duda alguna, Julio Anguita ha sido el mejor secretario general que nunca haya tenido ni podr¨¢ tener el Partido Comunista de Espa?a.
Julio ha sido una persona coherente, fiel a sus principios y opiniones, capaz de defenderlos con vehemencia y a la vez debatirlos pedag¨®gicamente, sin histrionismos ni clich¨¦s, con s¨®lidos argumentos hist¨®ricos, econ¨®micos. Nunca fue un hombre ortodoxo. Fue radical, porque buscaba las ra¨ªces de los problemas para aportar soluciones viables. La coherencia tambi¨¦n lo acompa?¨® a lo largo de su vida, acreditando cada d¨ªa con sus actos que la felicidad no depende de lujos ni de bienes materiales, sino de la forma como cada quien se relaciona con sus semejantes, que el bienestar depende de poder disfrutar de derechos y no de la ostentaci¨®n o el derroche.
Su defensa del programa pol¨ªtico como eje de cualquier construcci¨®n de unidad popular es hoy un principio incuestionable para la izquierda espa?ola. Su amor por la paz y su desprecio por quienes la destruyen ¡ª¡°malditas sean las guerras y quienes las hacen¡±¡ª es otro de sus legados, tan profunda se?a de identidad que ni se permiti¨® suspender la conferencia que comenzaba a impartir cuando conoci¨® la ¨²nica noticia que nunca debiera recibir un padre: la muerte de su hijo Julio, corresponsal de guerra, durante la invasi¨®n de Iraq por Estados Unidos. Y hoy se percibe claramente lo acertado de su insistente reivindicaci¨®n del debido cumplimiento y respeto a todos los contenidos de la Constituci¨®n espa?ola que reconocen los derechos sociales de los espa?oles y espa?olas y la necesaria soberan¨ªa econ¨®mica de nuestro pa¨ªs.
El l¨ªder de la izquierda que m¨¢s apoyos ha concitado desde la Transici¨®n espa?ola hasta el inicio de la ¨²ltima crisis econ¨®mica en el a?o 2008, se convirti¨® en el objetivo a batir por parte de la oligarqu¨ªa que siempre ha mandado en nuestro pa¨ªs, y que no puede soportar la perspectiva de perder sus inmensos privilegios. Julio fue a finales de la d¨¦cada de los 80 del pasado siglo el pol¨ªtico m¨¢s valorado por los espa?oles, por distintos factores, pero sobre todo por su valent¨ªa para denunciar lo evidente: que Maastricht traer¨ªa el quiebre del a¨²n incipiente Estado social que nuestra Constituci¨®n recog¨ªa. La desmesurada campa?a de desprestigio y ataques desatada contra su persona ¡ªpara acabar con la difusi¨®n de su coherente mensaje¡ª provoc¨® da?os irreparables en su coraz¨®n que terminaron por apartarlo de la vida pol¨ªtica activa. Desde entonces, Julio ha arrastrado una ¡°mala salud de hierro¡± que no le ha impedido seguir preocup¨¢ndose por su pueblo haciendo lo que m¨¢s le gustaba: analizar, escribir y proponer. Hace apenas unos d¨ªas nos dec¨ªa respecto a la crisis social y econ¨®mica desatada por la emergencia sanitaria: ¡°Es una cuesti¨®n de responsabilidad colectiva: optar entre un futuro para la inmensa mayor¨ªa o un desastre¡±. Hoy Julio se ha marchado, pero nos deja tantas ense?anzas que ya es eterno. Descansa, camarada, lo tienes bien merecido. Te acompa?a nuestro inmenso agradecimiento.
Enrique Santiago es secretario general del PCE.